Encantus. Alas de hielo (libro 5)

Capítulo 45: Espectros de sombras

Capítulo 45:

Espectros de sombras

Gerald

El velo no es nada parecido a lo que mostró la bruja en su tejido de sueños. Por el contrario, está más afectado por la helada de lo que creí. Las ráfagas de viento me enchinan la piel, a pesar de la tela.

No es una pequeña nevada, es una tormenta originada en las ruinas y esparcida por toda la isla. El suelo cubierto por capaz y capaz de nieve.

Humo blanquecino se forma con cada una de mis exhalaciones.

Por primera vez desde que puedo recordar, puedo sentir los latigazos de ira de un joven rey que ha convertido Encantus en un invierno perpetuo. El velo siempre fue un lugar silencioso, imperturbable, inhóspito, cubierto de blanco, es más sombrío que la propia corte oscura.

La falta de atención sobre nuestra llegada es inquietante. A pesar de que algunos murieron al estar atrapados en el sueño la bruja, no es como si eso hubiera derrumbado las fuerzas de la hermandad. Solo unos pocos, un arañazo a su fortaleza.

¿Dónde estarán los demás?

—¿No te parece hermoso?

Levanta la tela del vestido y pisa con cuidado. Se hunde por encima de las pantorrillas. Hace un esfuerzo sobremanera para avanzar entre tanta nieve.

La puerta nos ha dejado en algún lugar del velo, a la intemperie.

—¿Seguro miras la realidad o sigues en tu maraña de sueños? —No se puede ver nada más que una fuerte ventisca helada que comienza a morder la piel expuesta. He vivido toda mi vida con cada corte bordeando las fronteras de la corte oscura, nunca se experimentó un invierno como este. Apenas puedo percibir la sombra de los árboles a nuestro alrededor—. O, te quedas ciega.

Kevin se ensañó con el velo y con justa razón.

Me temo que, de no encontrar la entrada a las ruinas en los próximos minutos, fácil podríamos morir de hipotermia. Aunque, Maritza parece no tener ninguna dificultad con el extremo clima.

¿No hay nada que quiebre a la maldita bruja?

—Por el contrario, la corte de invierno siempre fue una de mis preferidas. Me gustaba mucho admirar ese extenso lago congelado con tantos cadáveres dentro. Asumo que lo has visto.

Como olvidarlo. La antigua reina hizo de un lugar majestuoso el sepulcro de cada cortesano de su corte, y de sí misma. No lo describiría como algo hermoso. Ella continúa:

—Una vez que la helada se retire…

Mi risa rompe la solemnidad.

—¿Por qué Kevin haría tal estupidez?

—Es un chico sensato. Va a recapacitar. ¿Tienes alguna idea de cuánto anhela recuperar su vida?

—Sí. Ten en consideración que sus prioridades pudieron haber cambiado —de hecho, el rey de invierno está demasiado lejos de abandonar Encantus para recuperar una vida que ya no existe. Sus hermanos pertenecen aquí, él mismo anclado a una corte y ahora, unido a una heredera.

—Se rendirá, al igual que tú —una estocada directo al corazón. ¡Maldita bruja! No puedo negar que hay cierta verdad en sus palabras, aunque rendirse no sería la adecuada. Sí. Estoy atrapado en una unión que le permitirá afianzar su reinado, porque no tuve el valor de mancharme las manos de sangre. Pero, ¿rendirme?

Eso jamás. Sé que no soy un guerrero como alguno de mis amigos, intentarlo ahora sería una pérdida de tiempo y recursos. Poseo otras habilidades y un objetivo claro.

Maritza puede pensar lo que quiera de mí, de hecho, sigue su parloteo:

—Un buen incentivo y caerá. Es un chico destrozado, todavía no sabe cómo encajar sus partes. Seguramente no sabe si odiar o amar a su madre, o… perdonarla —mira sobre el hombro, sus ojos parecen hundirse en cada cavidad, la malicia brilla con vitalidad.

Ella nunca ha sido un ser bueno, un corazón oscuro y vacío, es lo que alguna vez poseyó, ¿cuándo cambio? ¿Siempre fue así?

Me estremezco ante el peso de su mirada, como inclinar la balanza hacia la segunda. Un ser capaz de lastimar a otros siendo una niña es… aterrador. La sangre seca sigue decorando su piel pálida.

—Un nuevo orden regirá estas tierras. Los débiles morirán y solo los más fuertes se adaptarán.

Detuve el avance del veneno en su cuerpo, más no puedo asegurar haberla sanado como en otras ocasiones he hecho con otros.

Al hacer contacto con ella me encontré con una barrera que no pude traspasar, por lo que solo he ganado un poco de tiempo. El veneno no está fuera de su cuerpo, solo suspendido, en un sueño latente.

La bruja es algo muy distinto y peculiar. Su cuerpo se deteriora muy lentamente, como desconectado de su impulsor de vitalidad. Agadria es su creadora, de la masa corporal que posee, y la helada es una muralla entre las dos.

—Te va a gustar cómo será el nuevo Encantus —continúa—, igual a la corte oscura. En cada rincón florecen capullos negros, agonía cubrirán suelos, árboles, rocas… Le diremos adiós a esa magia elemental y sus cortes.

Un mundo deprimente.

Diviso las ruinas.

—Pareces muy segura de que me he rendido.




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