Encantus. Alas negras (libro 1)

Campeón

Capítulo 12: Campeón

 

Gerald

Perdimos el rastro de Yira en la frontera con la corte de  
invierno. ¿Por qué la niña iría allí? Su madre ha muerto,  
no tiene a donde ir. Debería estar en la corte oscura en  
cambio ha venido a refugiarse con la reina de hielo, ¿por  
qué?

—No creo que regrese —dice Lyon detrás de un helado  
arbusto. 

Nos hemos acercado demasiado. Los guardias pronto se  
darán cuenta de que estamos aquí. Ya hemos esperado  
demasiado. Nuestra relación con la corte de invierno esta  
tan buena como con las demás. Ellos nos detestan y nos  
culpan por cada uno de esos niños que han entrado a  
Encantus, de alguna manera somos responsables. La  
entrada de humanos ha sido prohibida por mi madre, la  
reina, sin embargo son los duendes oscuros quienes lo  
traen. 

Entonces, ¿quién está respaldando a los duendes oscuros  
para el secuestro de niños? 

—Regresemos —anuncio. 

Los otros dos elfos oscuros que nos han acompañado  
retoman el camino de regreso. Mi aliento se cristaliza al  
salir de mis labios, hace un frío infernal. 

—Conseguí una reunión con los duendes para mirar a  
los chicos que han secuestrado, joven príncipe. 

—¿Confían en nosotros? 

Los duendes están siendo muy cuidadosos con la  
información que manejan a nuestro alrededor. El rapto de niños humanos está prohibido por todas las cortes de  
Encantus, el contacto con el mundo humano es restringido  
hasta tal punto de que las puertas son vigiladas  
constantemente. Aun así, hay niños para la diversión de los  
duendes oscuros. 

Hace muchos años Encantus fue golpeada por la avaricia  
de la humanidad, y he aquí los resultados. Cinco cortes  
distantes, y la corte oscura rodeada de una tierra muerta,  
podrida con una magia prohibida. 

—No. Pero dependerá de lo que ocurra esta noche. Los  
duendes esperan que usted tome a un chico como su  
campeón —el elfo oscuro pone un pie en la tierra cubierta  
de maleza que da inicio a mi corte. 

Tengo recuerdos lejanos de cuando este lugar rebozaba  
de belleza, el colorido de las flores, las hojas verdes… Hace  
mucho tiempo que en los suelos de la corte oscura no crece  
más que maleza. Desconozco los eventos que llevaron a la  
fractura de las alianzas entre las cortes, lo que hizo que  
todo aquí muriera de un día para otro. Si pregunto sobre el  
pasado, nadie sabe dar una respuesta, casi todos han  
olvidado como se veía este lugar. 

—Entonces, elegiré a alguien. Tenemos que averiguar  
que ocurre con esos niños, eso tiene a mi madre un poco  
alterada. Además, ¿qué es eso de la hermandad? 

—Los antiguos no hablan mucho sobre eso, pero lo que  
he escuchado es que la hermandad fue la responsable de  
todo esto—. Señala nuestro alrededor—. No dicen más que  
eso. Muchos son recelosos con el tema. 

—Al igual que mi madre —tengo la sensación de que ella  
sabe justo lo que sucede y solo está buscando que yo  
confirme sus suposiciones—. ¿Tienes idea de lo que se  
celebra hoy? 

Desde muy temprano los sirvientes de mi madre han  
estado revoloteando por todo el castillo con preparativos  
para algo. 

—¿Lo has olvidado? —pregunta Lyon sonriente. 

—Supongo que sí, por algo te estoy preguntando.

—Creo que su madre menciono que le gustaría que usted  
se comprometiera. 

—Otra vez mi madre con eso —los elfos que van delante  
de nosotros se ríen de una nueva celebración de  
compromiso a la que no asistiré. Desde que mi padre murió,  
la reina oscura se le ha metido la no tan brillante idea de  
buscarme una compañera y su futura sucesora entre las  
hijas de sus amigas—. Lyon ni se te ocurra mencionar que  
esta noche nos reuniremos con los duendes. 

—Como desee su alteza. 

*** 

Me sorprende que el refugio de los duendes oscuros se  
encuentre prácticamente en territorio de la corte de  
invierno. Muy extraño. Si no estoy equivocado la estructura  
de roca y hielo que han tomado para mantener ocultos a los  
niños es de la reina, ¿estará ella implicada en todo esto? 

El frío penetra las paredes mientras me muestran a los  
pequeños que han sido separados, cada uno en una celda.  
No hay forma de que tengan contacto unos con otros. Ya he  
estado en alrededor de quince celdas, y en ninguna de ella  
he visto al niño gordito de ayer por la noche que perdió el  
combate. 

Solo me han dejado pasar con Lyon, siguen sin confiar.  
Él también busca al jovencito entre las caras de los chicos,  
pero la realidad es que ninguno de los niños que hemos  
visto perder en los combates está aquí, solo los que han  
ganado.  

—¿Aun no se decide, su alteza? —pregunta el duende  
que nos acompaña. Se detiene en medio del pasillo y se gira  
el torso en busca de una respuesta. Su extrema delgadez y  
el color de piel es extraña para los humanos, los niños están  
asustados, no solo por todas las rarezas que se han  
encontrado lejos de casa sino también por a lo que todos  
están obligados a hacer, y lo que sea que pase con los chicos  
que pierden en las peleas. Quizás esa realmente sea la razón de tanto temor en sus rostros. Tenerlos encerrados  
tampoco es que ayude. 

—Me gustaría terminar de ver el resto para tomar mi  
decisión, ¿faltan muchos niños? 

El duende retoma el andar. Este pasillo termina con una  
estrecha entrada a otra ala del recinto. Esta zona hace un  
poco más de frío, y hay muy poca luz. Apenas y unas pocas  
antorchas en la pared que no generan mucho calor. 




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