Encantus. Alas negras (libro 1)

Capítulo 21: Tierra helada

Capítulo 21:
Tierra helada


Mafer

—Ves, no fue tan difícil —dice con ese tono de voz prepotente que tanto lo caracteriza, mientras inspecciona el lugar a donde nos ha llevado mi extraña pero muy útil habilidad.

No tengo que salir del pequeño callejón para darme cuenta donde estamos— no es que conozco la tierra de las hadas como la palma de mi mano—, pero la helada brisa que llega a mis huesos, indica una sola cosa, estamos en la corte de invierno. ¿Porque?, esperaba que la habilidad me llevara a algún rincón de la corte oscura no a un reino totalmente diferente. El arrogante príncipe Gerald dijo que solo tenía que pensar en la persona a la que quería encontrar, y no recuerdo haber pensado en alguien diferente que Susej, al menos que mis sentimientos hayan interferido, es la única explicación que encuentro.

Mi hermano Cris y Suri están aquí así que quizás sin darme cuenta, he venido al lugar equivocado. Y solo cuento con unas horas antes del amanecer para mi ejecución, él vuelve hasta donde me encuentro, pero no lo dejo hablar.

—¿No me digas estamos en el reino de invierno? —asiente con los labios fruncidos y una mirada despiadada, creo que ya ato cabos y llego a la conclusión de que estamos en el lugar incorrecto.

—¿Que hacemos en la corte de invierno? —exige saber.

—Hice lo que me dijiste y terminamos aquí —me defiendo, acariciando mis brazos para darles calor. ¿Cuándo será el día es que dominare del todo mis habilidades? Soy un hada de fuego y me estoy congelando.

—Dudo mucho que mi hermana este aquí, la reina de esta corte siempre ha estado fuera de conflictos con los demás reinos, es más ha intentado la unión de todas las cortes en muchas ocasiones, nadie de su reino se atrevería a secuestrar a una princesa, mucho menos la de la corte oscura.

Que la reina de hielo sea partidaria de la paz me sorprende demasiado.

—Pues a mí esa reina no me da buena espina —mi voz entrecortada por el frío.

—¿La conoces? —inquiere con su profunda mirada.

—Sí, se ha apoderado de mi otro hermano… —mi voz se apaga a medida que caigo en cuenta de lo que digo.

—Lo sabía, no buscabas a mi hermana sino a tu hermano —dice alterado, sus ojos grises se vuelven oscuros, tormentosos y hermosos.

Maldición, hasta enojado es atractivo, muy atractivo.

—Solo es una coincidencia, hice todo lo que me pediste, además no tienes certeza de que tu hermana no esté aquí

—sin darme cuenta mi piel está caliente y el frío se ha esfumado, estoy comenzando a pensar que mis habilidades aparecen dependiendo mi estado de ánimo— supongo que aparte de arrogante y prepotente debes tener alguna habilidad interesante que nos ayude a ubicar a tu querida hermana.

No responde, gira sobre sus pies y se pone en marcha, camino tras él.

Al salir por completo del callejón me quedo perpleja, es más de media noche y este lugar parece que fuera un mercado en primeras horas del día, el cielo es un manto negro con diminutas lucecitas brillantes, pero no hay luna, hay criaturas que jamás en mi ida había visto, y son aterrorizantes.

—Hay algo que no entiendo, si soy un espécimen raro entre las rarezas como es que sabes tanto sobre mi particular talento —le susurro. Pero no responde lo que quiero escuchar, en cambio, dice: — no te alejes de mí, estamos en el mercado negro que conecta a la corte de invierno con la corte de otoño, y como me imagino estarás bien informada las hadas oscuras no son bien recibida en las demás cortes —asiento sin poder dejar de mirar el caos que hay a mi alrededor— intenta que no se fijen mucho en ti.

Él se mezcla entre las criaturas que lanzan alaridos mostrando la mercancía, parece mezclarse entre las pocas sombras que se reflejan en el helado suelo, yo por el contrario, entre empujones intento mantenerme cerca del príncipe pero él se mueve rápido entre la gente y cada vez me estoy quedando más atrás, mantengo la vista neutral en un solo sitio, la espalda del príncipe, pero de reojo pude ver a una mujer con la piel oscura, casi ennegrecida, frente a una mesa de hielo solido con unas especies de amuleto hechos de huesos, un escalofrío me recorre el cuerpo y agilizo el paso. Lo último que quiero saber es que tanto pueden vender en un mercado de hadas.

El piso es resbaladizo a causa de la nieve, resbalo pero logro mantenerme en pie, algo me golpea por el costado giro y veo a una diminuta criatura con la piel arrugada como una pasa, y ojos brillantes además de unos fuertes dientes afilados, me asusto y sigo mi camino, voy lo más despacio posible pero Gerald camina a grandes zancadas y me está dejando a atrás, ¿es que acaso no recuerda que anda conmigo?, por estar pendiente de seguirle no me fijo en mi alrededor y tropiezo con algo, gimo por el golpe que recibí en la rodilla, la misma rodilla que ya tenía lastimada, así como también una voz masculina se queja y maldice en voz muy alta.

Me levanto despacio, con cuidado probando la estabilidad de mi pierna, solo algunas punzadas que se  centúan un poco con el peso de mi cuerpo. No presto atención a la sarta de palabras que dice el hombre, no me he puesto del todo en pie cuanto alguien me sujeta por la cintura y me hace avanzar a grandes zancadas, giro la vista y capto la imagen de un hombre de mediana estatura con parte de la piel escamosa como una serpiente al igual que sus grandes ojos, y esta de muy mal humor.




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