Encantus. Alas negras (libro 1)

Capítulo 27: Ataque

Capítulo 27:
Ataque
 

Mafer

—Exactamente, ¿Dónde estamos? —pregunto, mientras escudriño el paisaje. No es nada bonito, más árboles esqueléticos solo que no están cubiertos de nieve como el bosque del invierno, estos son tenebrosos y espectrales, su corteza es un color casi negro con algunas hojas podridas en las ramas, no me explico cómo es que aún se mantiene en las ramas, pero este lugar es como una cajita de sorpresa, nunca sabes que puedes encontrar al girar la vista.

—En la frontera entre la corte de invierno, y mi reino —dice con su peculiar tono arrogante. Va delante de mí, y ha vuelto a ser el mismo Gerald de siempre, nada del chico mal herido de hace horas.

—Pues que horrible lugar —digo en voz alta.

—Más rápido —ordena. Sin prestar atención a mi comentario. Pongo los ojos en blanco, y lo sigo tan rápido como puedo.

Estoy agotada, en estos momentos solo deseo estar en mi casa, sobre mi suave cama… Pero ya nada de eso existe, el incendio quizás lo consumió todo, y aún no sé nada de la abuela.

Suspiro, el aire tiene un leve olor a putrefacción, supongo que es por las hojas y los arboles casi muertos. Ahora que lo pienso, ya ha pasado casi un mes desde que me fui de casa, ya paso el cumpleaños de los gemelos y ni siquiera lo recordé, y ya no hay tiempo para celebrarlo. Ni familia con quien compartir, ¿cómo voy a explicarle a mis hermanos, que su madre es una total desconocida?, no tengo idea. Odio los malditos secretos, y ahora estoy en medio de muchos, y en un mundo rodeado de seres de la naturaleza.

—¿Que harás ahora? —su pregunta me toma por sorpresa, y me saca de mis pensamientos.

—Pues volver a casa con los gemelos, tengo una abuela que tanto puede estar viva como puede estar muerta —explico.

—Lamento que tengas que pasar por todo esto —sus ojos gris plata irradian una sinceridad que me sorprende.

—¿De verdad? —pone los ojos en blanco irritado—porque sigo estando condenada a muerte, por tu reino príncipe Gerald.

—No iba a permitir que esa condena se llevará a cabo —sus ojos están fijos en los míos, una mirada penetrante y oscura. Sus labios dibujan una media sonrisa. No puedo apartar la vista de sus labios… Es tan tentador, quiero saborearlos. Me sorprendo del rumbo que han tomado mis pensamientos, pero es algo inevitable, su mirada tiene ese efecto en mí.

Me quedo paralizada a medida que se acerca a mí, solo siento como mi corazón palpita en cada zona de mi cuerpo, fuerte, acelerado… Con la respiración contenida, esperando algo que sin darme cuenta deseaba, suaves labios se deslizan por los míos con una sutil delicadeza, sus ojos se han tornado de un gris intenso, oscuro, embriagador… Me dejo llevar por la delicia de sus labios, feroces por devorar los míos.

Es una sensación de placeres inexplicables, sucumbo a esa magia que te hace ser irracional, que hace que te olvides del mundo, donde solo hay espacio para lo que sientes, ese sentimiento extraño que te hace reír, llorar, perdonar… Nos separamos unos cortos segundos, aspiro aire por la boca, agitada y deseosa de más. Pero fuertes pisadas nos acechaban. Ambos buscamos a nuestro alrededor, pero nada, aun así los pasos cada vez se sienten más cerca, la tierra da suaves temblores debajo de mis pies.

—Debemos irnos —anuncia Gerald, tomándome de la mano y haciéndome correr a las profundidades de tan espectral bosque. La tierra retumba como si una manada de elefantes corriera tras nosotros. Giro la vista, y tras nosotros viene un troll que no luce nada bien.

—¿Porque un troll nos persigue?—grito.

—Lo enviaron por nosotros, es obvio —dice.

No me ha soltado ni un solo segundo, vamos a la carrera esquivando árboles, y ramas, el troll nos sigue con agilidad y destreza cosa que me parece muy rara, ya que son bastante torpes y tontos. Mi mano se desliza por la de Gerald, una rama me golpe por el estómago llevando me devuelta atrás.

No se supone que los troll son tontos, este parece bastante espabilado.

Me muevo rápido y algo desorientada, me quedo paralizada al ver como los árboles se mueven a su voluntad, el príncipe se detiene bruscamente y mira atrás, grita que debo moverme de inmediato, pero sigo impresionada por la destreza que tienen los árboles, hasta que un sonido ronco está detrás de mí, alzo la vista atemorizada y veo sus enormes ojos pardos, y sus dientes amarillentos, me muevo segundos antes de que su enorme mano me aplaste, gateo de espalda mientras el lanza arañazos en el aire intentado alcanzarme. Deja en el aire un quejido de frustración, y arranca un árbol desde el tronco, no sé mucho de árboles pero me parece que es un fuerte roble, aun con la piel negra y las hojas putrefactas.

Con sus dos manos lo lleva hasta su espalda y luego hacia delante, estoy en medio de dos pequeños árboles que mueven sus ramas intentando atraparme, mientras que el roble va tocando a gran velocidad el suelo, me levanto a tropezones pero doy dos pasos y quedo atrapada entre las ramas del roble, siento como si cuerpo estuviera partido en dos, una pesada rama esta encima de mi cintura y no veo nada más allá de las hojas muertas, cuando pienso que ya no puedo respirar el troll levanta nuevamente el árbol, y lo agita nuevamente hacia mí. No tengo fuerzas para levantarme, así que solos me llevo los brazos al rostro mientras veo cada vez más cerca el árbol.




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