Encantus. Alas negras (libro 1)

Capítulo 28: Partida

Capítulo 28:
Partida 


Mafer

Doy algunas vueltas, y abro los ojos. Le sonrió como una tonta y él me devuelve la sonrisa, así permanecemos un par de minutos.

Se ha cambiado de ropa, lleva el cabello húmedo y alborotado, sus ojos gris plata están muy claros y radiantes. Su espalda arqueada con los brazos sobre sus piernas, ¿Cuánto tiempo llevara allí?, observándome.

—¿Cómo te siente? —pregunta con voz preocupada.

Me muevo despacio, pero descubro que estoy perfectamente, así que me siento en la cama con las piernas cruzadas, observo la ropa que llevo puesta y es ligera. No es la misma ropa que tenía, es una linda pijama color rosa pálido.

Seguro que es de su hermana. Nunca pensé que la princesa que viste de negro de la cabeza a los pies, pudiera lucir un color tan… Femenino.

—Muy bien —. Esbozo una radiante sonrisa— no habrás sido tú el que se tomó la molestia de cambiarme, o ¿sí?

—No, por desgracia —dice con pesar y algo que no llego a detectar en sus ojos— nuestros hermanos llegaron bien.

—¡Qué alivio!, ¿dónde está Kevin? —me levanto y me calzo unas sandalias de lo más extrañas, pero no les presto mucha atención, mi mente solo gira en torno a ver a Kevin. A pesar de que no tengo noticias de Cris, mi sexto sentido indica que está bien, o por lo menos eso es lo que quiero creer.

Pudieron haber pasado muchas cosas después que nos separamos.

Hemos pasado por tanto estas últimas semanas, demasiadas aventuras que tendré que repetir cuando llegue a casa, Tony y Shema deben estar muy preocupados porque aún no he vuelto, aparte de mi abuela y los gemelos, ellos dos son la única familia que tengo. ¿Que pasará de ahora en adelante?, tengo que volver a casa, la abuela me necesita y tengo que poner a salvo a los gemelos, y aquí no lo estamos, no con toda esa locura de la magia roja, cosa que aún no entiendo. Pero aquí esta Gerald, aunque no sé exactamente que siento por él, han ocurrido demasiadas cosas a nuestro alrededor, y yo tengo que partir a mi mundo, y él se quedara aquí en el suyo. A pesar de que mi sangre pertenece a este lugar, no me hayo viviendo aquí, creo que jamás me acostumbraría.

—Debe estar desayunando, vamos —me abre la puerta de la habitación. Me detengo unos segundos antes de salir, es una habitación más amplia que la que tengo en casa, más bien la que tenía, a diferencia del exterior de este reino la habitación goza de una naturaleza viva en sus paredes, una planta con diminutas flores violetas decora gran parte de la habitación, en el centro está la cómoda cama en la que desperté, además de algunos muebles tallados en madera.

—¿Qué? —pregunta Gerald a la defensiva, porque no me he movido fuera de la habitación.

—Nada, solo que pensé que todo el castillo seria negro y escalofriante, al igual que el exterior —digo, y salgo al pasillo y muy elegante. Todo está completamente iluminado.

—El exterior del castillo… —lo interrumpo:

—El reino completo, querrás decir.

—Como digas —me mira de soslayo—, el reino antes no era así. La magia roja lo ha dejado así, muerto.

—No estoy entendiendo del todo —lo ínsito a que me cuente más.

—Era pequeño cuando ocurrió pero recuerdo muy bien lo hermosa que fue la corte oscura. Aunque mi hermana te puede dar más detalles, es la mayor. La magia roja lo destruyo todo.

—¡Oh!, pensé que ella era la menor, él continúa:

—La magia roja se expandió por todo el reino algunos años después de la muerte de mi padre y la abuela… Pensamos que ella también había muerto, el punto es que mi madre intento contenerla por algún tiempo, pero algo ocurrió y la magia se liberó por completo, lo único que mi madre pudo hacer fue encerrarla en el reino, para que no tomará los demás.

Estoy muy sorprendida por tanta información, él tampoco sabe lo que está ocurriendo con esa extraña magia, ni mucho menos lo que ocurrió hace algunos años. Lo que más me sorprende es que la fría reina oscura haya hecho el bien, a pesar de la maldad que respira.

—Entonces esa magia es muy peligrosa —opino.

—Sí y no —me detengo en el medio del pasillo sin comprender, como es eso que sí y no. Él se detiene y me observa, sonríe y mueve la cabeza con diversión, y responde la pregunta que mis labios no llegaron a formular— es peligrosa si no se sabe utilizar, las hadas de este reino manejan la magia roja hasta cierto nivel, solo que ninguno ha intentado ir más allá de lo que puede hacer. ¿Me entiendes?

—Ah… Eso creo. Haber, quieres decir que codiciar más poder del que puedes soportar la hace peligrosa.

—Exactamente —me toma de la mano, entrelazando sus dedos con los míos— ¿algo más que quieras saber?

—Muchas otras cosas, tu aun eres un misterio, pero justo ahora estoy hambrienta —suelto su mano. Estoy por volver a casa, un lío amoroso no es exactamente lo que necesito en este momento.

***

Hay una mesa enorme llena de comida suficiente como para alimentar a un ejército.

Susej y mi hermano están inmersos en una conversación, mientras desayunan. La sala es una réplica de la habitación, solo que esta es mucho más amplia en el cual comería todo un pueblo, y tiene un gran ventanal por donde se filtran los rayos del sol, recorro tan majestuoso lugar, hasta llegar a donde está mis hermanos.




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