Diente de león, la flor de los deseos, pocos saben que dentro de algunas habita un pequeño ser dispuesto a conceder un deseo, esa es su única misión en la vida y una vez que has pedido el tuyo y has soplado, este ser se esfuma, para renacer nuevamente en otra flor, esperando nuevamente este ciclo; estación tras estación.
Pero algo ha ocurrido, y estos seres se están agotando, los deseos ya no se cumplen y soplar esta flor es en vano, pues realmente de ellos hay muy pocos, de ahí que no todos los deseos se realizan; tienes que encontrar la flor indicada. Y ahora con su mermada población es casi imposible obtener algo.
¿Pero qué paso? ¿Por qué no renacen una vez más?
Repuesta simple: están atrapados, confinados en diminutas botellas de cristal, moda pasajera para algunos… y prisión eterna para los geniecillos de los deseos.