Encerrada

Prólogo

El miedo es una sombra silenciosa, invisible y densa que, cuando menos te lo esperas, te envuelve. No tiene forma ni rostro, pero su presencia es inconfundible: te acecha desde los rincones más oscuros de tu mente, de aquel desorden que se vuelve más grande, cada vez más grande, susurrándote dudas, multiplicando el peligro, amplificando sonidos comunes hasta convertirlos en amenazas invisibles que atacan sin parar.

Para algunos, es un visitante pasajero, un escalofrió que roza su cuerpo, estremeciéndolos con brevedad para luego sacudirse de aquello y dejándolos en paz. Para otros, sin embargo, se convierten en huéspedes permanentes, un huésped no deseado que con el tiempo provoca malestar, dictando sus pasos, limitando sus movimientos, deformando lo conocido, sofocando y convirtiéndose en un tirano silencioso que controla cada acción.

A veces el miedo nos priva de todo, encerrándonos a nosotros mismos sin compasión. Encadenándonos a la desdicha. Hundiéndonos en el "qué pasaría si…". Es esa criatura, que no tiene la decencia de anunciarse, ni la cortesía de tocar la puerta; es aquella que te invade sin permiso alguno, llenando cada grieta que se encuentre, apoderándose de su víctima, atrapándola como una serpiente hasta asfixiarla.

Nova, nunca pensó que sería una de aquellas personas, nunca pensó que algo así la controlaría, nunca pensó que aquello pasaría, nunca lo pensó.

Durante años había sido fuerte, decidida, capaz de ir por aquello que se cruzara por su mente. Aquello que muchos creían imposible para ella, lo transformaba en su día a día. Pues el error que aquellas personas tenían, según ella, era el de subestimar a sus semejantes. Algo que con ella no iba.

Hasta que llegó el momento de su desdicha.

Un suceso traumante, que causaría aquellas grietas de las que el miedo se apoderaría. Que con el tiempo cicatrizarían, pero, aun así, latirían con tanta fuerza, semejando un dolor físico, dejando allí, debajo de la superficie de su piel aquel recuerdo, dejándonos saber que no ha sido olvidado, gritando su presencia. Los traumas transforman a las personas. La transformaron a ella.

Hay aquellos que logran entenderlos y se reconcilian con esos recuerdos. Pero también hay aquellos que construyeron barreras o salieron corriendo, volviéndolo algo interminable.

Para Nova, fue un evento que marcó su mente, su cuerpo, su alma. Fue una batalla que no quería enfrentar. Colgó sus armas, y espero pacientemente que no fuera real, que aquello no pasara. Creía que la vida no podía ser tan mala, que la vida no podía hacerle eso. No podía.

Levantó rápidamente un muro tan fuerte como le fue posible; hizo de aquellas paredes un refugio, un espacio seguro que ella misma había moldeado, que albergaban viejos recuerdos que ahora pesaban y nuevos recuerdos que la atormentaban.

Un sitio construido con sus propios temores. Esta historia nos lleva a conocer a una chica, que, consumida por el miedo, se encerró en su propio mundo. Explorando la profundidad de aquello que acosa su mente, esclaviza su cuerpo y estremece su alma. Aquel miedo que llevamos dentro, aquel del que no hablamos, aquel que nos aísla. Sí, ese que nos encierra dentro de cuatro paredes. Ese que nos encierra dentro de nuestra propia mente.



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Editado: 02.11.2024

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