El tiempo se había vuelto loco.
Corría y luego se detenía. Se deslizaba con fluidez y luego se solidificaba sin esfuerzo. Era evidente que se estaba mofando de la pobre chica sentada en una fría silla. Su cuerpo parecía haber sido depositado ahí. Su madre no estaba muerta, ella lo estaba.
Las lágrimas se deslizaban por su rostro palidecido, con unos ojos negros sin ninguna clase de brillo, mirando hacia la nada. El oficial a su lado seguía hablándole, tratando de llamar su atención para poder tomar su declaración. Se notaba que ella no podía escucharlo.
Nova seguía pensando en la declaración de los paramédicos. "Deceso en la escena".
Lo habían dicho.
Lo había escuchado.
Su madre ya no estaba con ella. Pero no podía ser así, no podía serlo. Apenas estaban ambas, tomadas del brazo, caminando con la compañía de la luna hacia el departamento. ¿Qué pasó después? ¿Cómo llego aquí? ¿Por qué este policía le hacía tantas preguntas?
Se tomó un momento para observar alrededor. Era una sala de interrogatorio donde se encontraba. Paredes de un color grisáceo, un gran ventanal donde sabía que había personas detrás observándola, el sujeto frente a ella que parecía irritado y no paraba de emitir palabras.
Dio un golpe sobre la mesa.
—¿Podría callarse? —El oficial quedó perplejo ante el estruendo que provocó el puño de la chica sobre la mesa de madera. —Quiero ver a mi mamá.
El policía la observó ponerse de pie y dirigirse hacia la puerta. Antes de que pudiera alcanzar la manija intervino.
—Nova ¿Podrías sentarte? Necesito tomar tu declaración para poder encontrar al…
—¿Asesino de mi madre? —intervino Nova, devolviéndose hacia él con una expresión de confusión y tristeza.
La luz fría del techo iluminaba la sala con una intensidad asfixiante.
—Nova, te entiendo, sé que no estás bien en este momento, pero necesito que hables conmigo —dijo invitándola a sentarse—; prometo llevarte a ver a tu madre luego.
Nova se sentó de nuevo en la silla, quedando frente al joven con uniforme. Los ojos enrojecidos de la muchacha quedaron clavados en él.
—Necesito que me cuentes lo que pasó —su tono era calmado, aun que la urgencia de su voz lo traicionaba.
Hablaron por un gran lapso de tiempo. El oficial sacaba las palabras de su boca, con mucho esfuerzo, y anotaba todo en un bloc de notas.
La mirada del policía se volvió firme, pero cansada. Ella lo miró con ojos ardientes. Su respiración era acelerada y sus manos cada vez más impacientes.
—Ya te dije todo —respondió entre dientes—. Quiero verla.
El oficial suspiró, bajando la vista a su libreta por un segundo antes de volver a mirarla.
—Tu madre… —hizo una pausa, intentando elegir las palabras correctas— está siendo atendida en este momento. Ahora necesito que colabores conmigo para poder encontrar a…
—¡No! —interrumpió alterada— No lo entiendes, ella no puede estar sola, ella me necesita. —Los ojos de Nova se llenaron de lágrimas, pero las contuvo con terquedad— ¿Por qué me retiene aquí si ya le dije todo? Ese cobarde se dio a la fuga. Ese asesino se perdió en la oscuridad antes de que ustedes llegasen.
El oficial respiró hondo tratando de mantener la calma. La chica que tenía al frente había presenciado como un sujeto desconocido perforaba el cuerpo de su madre; era evidente que estaba al borde, pero necesitaba obtener información; ese era su trabajo para atraparlo.
—Escucha, entiendo lo difícil que es, pero necesito que me ayudes para poder ayudarla a ella.
—Mentira —dijo observándolo detenidamente—. Ya nadie puede ayudarla.
Editado: 02.11.2024