—¡Meg! Saca la basura —la voz de mi jefe me hizo soltar un fuerte suspiro dejando lo que estaba haciendo en la barra.
—lo que digas, Bobby —estamos abriendo a penas el bar, contestar con tranquilidad es mi pasión.
Tengo apenas diecinueve años y esto es lo mejor que encontré para pagar mis cuentas.
Tenía cinco años cuando llegue a este mundo a través del cuerpo que estoy ocupando, sin familia, sin pasado, luego del incidente de la última vez no volvió a pasar y ahora estoy aquí, nadie me adopto por mi “temperamento”, pensé que tendría que adoptar un temperamento más blando, pero cuando las cosas no mejoraron simplemente seguí enfrascándome en mi misma, hasta el año pasado. Los del centro para niños me dejaron buscar trabajo, pero por alguna extraña razón no duraba ni un mes o ni una semana, algo estaba mal en mí.
Medite.
Hice yoga.
Nada funciono.
Así que aquí estoy, tengo el record de seis meses en este empleo y Bobby no pensaba contratarme por ser “muy linda”, pero acostumbre a este cuerpo a luchar como lo hubiera hecho en mis otras vidas.
—oye linda… ¿quieres ayudarme? —mire de reojo luego de lanzar las bolsas, en la oscuridad la silueta de un hombre se alzaba intentando verse amenazante.
—no, yo paso. —dije con desdén regresado a la puerta descubriendo que esta no habría, se había atascado. —puta…abre…
Intente no entrar en pánico, pero era tarde. Una sombra el doble de mi tamaño estaba detrás de mí y el calor que emanaba de este era como estar cerca de un horno, para esta noche fría se sentía bien, pero ahora mismo no puedo sentirme bien.
Me tomo de la cintura girándome, dejándome ver sus ojos un tanto amarillos, algo en su brillo me hizo entrar en pánico pues la vibración dentro de mi comenzó a estremecer mi cerebro.
El hombre frente a mí solo sonreía pensando que mi cara de miedo era por él, pero nada más alejado de la realidad, coloque mis manos en su pecho descubriendo lo duro de este, igual que una pared.
—vamos linda, no tengas miedo —susurro con su aliento caliente cerca de mi oreja haciéndome tener un mal presentimiento.
—suelta, por tu bien —gruñí en un vago intento de que me soltara, pero parezco un gusano al cual le echas gasolina por diversión.
Él se rio y eso solo me enfado, deje que esa vibración se hiciera paso en mi viendo como la única luz de la parte trasera comenzaba a fallar y de la nada una brisa fuerte comenzó a batir mis pechones de cabello sueltos de mi moño. Con las manos aun en su pecho y el deseo ferviente de alejar a este oso de mi espacio personal una luz morada se hizo presente en su pecho y segundos después el idiota estaba del otro lado del callejón, había echo un agujero en la pared.
Mire asombrada mis manos y luego al hombre que aun con ese “golpe” si es que puedo decirle así a una onda de fuerza que lo mando lejos de mí.
—tu… eres una bruja —el desprecio en su voz me hizo girarme rápido intentado de nuevo abrir la puerta y esta vez la puerta si cedió. Entre corriendo pasándole el seguro a la puerta escuche el estruendo afuera, pero solo podía mirar mis manos.
—¿estas bien? —la mano de Bobby en mi hombro mi hizo gritar y casi le doy un puñetazo, pero el atrapo mi mano con la suya y alejo su rostro. Tenía buenos reflejos para ser un anciano (cofcoftreintoncofcof). —¡wow! Calma gatito —escucho el estruendo de la puerta y su ceño se frunció.
—un… emmm... un idiota…se quiso pasar de listo —Bobby entendió enseguida y tomo la escopeta que estaba donde debería estar un extintor.
Desde que llegue aquí Bobby tenía sus dudas sobre dejarme o no como asistente de barista, pero la cantidad de hombres que se quedaban en el local solo para verme hizo que cambiara su opinión, eso y que le rompí un brazo a un tipo que toco mi trasero, desde entonces él se encarga de los problemas más graves, incluso me hizo sentir especial que pusiera un cartel solo para mí y los nuevos clientes.
Pero cuando salió por esa puerta regreso bastante rápido.
—se ha ido…—fruncí el ceño con preocupación viendo a mi jefe cerrar la puerta como yo lo había hecho y colocar el arma en la repisa.
Bobby es una cabeza más alta que yo y para su edad ya se le están notando algunas canas en la barba pues no tiene ni un pelo de tonto (¿si entendieron?), se ve como esos tipos rudos que van con sus brazos tatuados imponiendo respeto pero que cuando no hay personas tienen la tendencia de ser un Golden retriever.
—¿seguro? Parecía que iba a tirar la puerta —Bobby solo me ignoro, volviendo a tomar unas cajas de vasos.
—mejor regresa al trabajo, si se presenta en la barra a hacer escandalo avisame —asentí y luego de lavarme las manos me las volví a mirar, mis manos están normales, pero ese zumbido en mi mente ahora parecía un cosquilleo.
Me solté mi cabello negro viendo mi reflejo en el espejo.
—necesito un corte —me dije mientras masajeaba mi cuero cabelludo intentado calmar ese hormigueo de alguna manera.
La luz del baño tintineo un par de veces y me quede quieta esperando alguna cosa, pero nada nunca llego.
¿debería estar acostumbrada? no, por más que lo intente en mis vidas anteriores no tenía ningún tipo de magia, solo mi gran cerebro y yo… oh si y mi habilidad para patear traseros molestos.
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Editado: 20.12.2024