Encontrando...amor?

Capitulo 10

—¡Hey! ¿Cómo estás? —en sus manos traía unas bolsas de regalo, lo mire de pies a cabeza sin creérmelo. ¿Bobby en mi puerta?

—¿Quién e- —Gina se quedó corta cuando tambien vio a Bobby en mi puerta, intento disimular su pánico, pero la mire abriendo demasiado los ojos intentando transmitirle que se calmara un poco.

—¿pasa algo? ¿tú no deberías estar de pie? —volví a mirar a mi jefe y le sonreí dejándolo entrar.

—bueno, solo me levante a ir al baño —me excuse viéndolo dejar las cosas sobre la mesa, era básicamente peluches, flores y cosas en cajas que ni sé que son, lo cual no parecía nada anormal. Un regalo para alguien enfermo, quizás.

—no… lo esperábamos —confeso Gina confundida.

Gin dijo que ella se entero fue por él, la había llamado para decirle que estaba en el hospital.

—bueno, quería saber cómo seguía mi barista favorita. —él sonrió tomando uno de los peluches y entregándomelo, lo miré un momento y sonreí. —tus fans están muy preocupados por ti. —intente no reírme, al parecer son muy masoquistas.

—ow, muchas gracias —me reí y el tambien lo hizo.

—de nada, yo igual quería saber si estabas bien —deje el peluche sobre el sofá y me senté al lado ¿será que le digo? Solo mirarlo a los ojos parece que el tipo no sabe nada.

—Bobby…

—no te preocupes, no vine a apresurarte a que regreses a trabajar —la seguridad con que lo afirmaba solo preocupo a Gina quien ahora no quería irse a clases, no si Bobby estaba allí.

—oh, emmm… entonces tengo que darte las gracias, me dijeron que tú me llevaste al hospital —solo basto eso para ver su rostro, no tenía mucho mas de varios meses conociéndolo, pero se cuándo miente o me oculta algo, tiene esa mala costumbre de pasar su mano por su calva.

—sí, fue algo muy horrible, encontrarte así —Mire a Gina quien obviamente noto sus pausas y nerviosismo.

A pesar de verse como un hombre rudo, es obvio que es muy blandengue. Me cruce de brazos.

—¿Qué pasa Bobby? ¿no fue así como paso? —fue entonces que me miro y luego desviaba la mirada.

—sí, solo que… me asusté un poco cuando te encontré y recordarlo —entrecerré los ojos viendo todo el drama que estaba haciendo.

—¿no has visto sangre? —cuestione y sabía que mentiría, en el bar no es la primera vez que ve un poco de sangre.

—claro que no! Es solo… mira, te quiero como una hija —eso me dejo descolocada ¿su hija? Su es verdad que Sandy se encarga de sus chicas para los clientes VIP que es casi como otra zona dentro del mismo bar, es como dos locales juntos, una cosa extraña, pero Bobby ¿decir que me considera como una hija? No esperaba escucharlo nunca.

—Bobby…sabes que soy alguien que no se guarda nada —el hombre me miro sin entender. —y menos ocultarle cosas al sheriff.

—no te entiendo —solté un bufido.

—yo no estaba en ninguna carretera, estaba en el bosque, huyendo del mismo tipo de la noche pasada —Bobby me miro como si me hubiera salido verrugas en la cara, su rostro ya blanco se puso aún más pálido; miro rápidamente a Gina quien tenía el celular en la mano.

—¿Qué? oye no se… —cuando se levantó me camine rápido hacia Gina poniéndome en medio mientras ella corría hacia la puerta —¡espera, espera! Meg, no es lo que parece. —me descuide un momento cuando escuche la puerta abrirse y Gina correr, Bobby me agarro intentando aplicarme una llave.

—¡Gin! ¡Corre! —grite intentando que no fuera detrás de ella y un pañuelo se puso en mi nariz, intente quitármelo, mis manos están demasiado apretadas e incluso espere a que las chispas fluyeran, pero más rápido fue el somnífero del pañuelo que me hizo perder el conocimiento.

—lo siento Meg… no te preocupes Gina estará bien —fue lo único que escuche antes de sumergirme en un sueño involuntario.

Las imágenes desordenadas de esa noche me perseguían, yo corriendo hacia el bosque esperando que la noche me camuflajeara, ese estúpido lobo siguiendo, esos ojos amarillos. El transformándose y de nuevo, me desperté de golpe, dando manotazos a la nada.

Es de noche, estoy en una cama pequeña y mi alrededor solo es esta cama, una cama de motel. El motel de la carretera. ¿Cómo lo sé? Trabaje aquí un par de semanas antes de golpear a uno de los turistas por intentar sobrepasarse conmigo.

Me levanto rápido sintiendo el frio piso a mis pies, estoy con el mismo pijama de la mañana, un pantalón largo con estampado de pizzas y una blusa de tirantes con otra pizza estampada. Mire de nuevo alrededor de la habitación tomando un abrigo que estaba en una silla, revise los bolsillos, pero no había nada. Las puertas tenían cierto truco para abrirse por lo que fue fácil. Mire un par de veces antes de salir y comenzar a correr descalza hasta la casilla donde debería estar Gary, el medio rarito del turno nocturno.

—Gary, Gary! —susurre apenas llegando, pero el idiota no estaba allí. Entre a la casilla hasta que afuera escuché pasos, me escondí debajo de la mesa de recepción a que pasara quien sea.

Luego de un momento, gateando me acerque a la puerta del almacén, siempre guardaban las cosas que los clientes dejaban por si a alguien se le ocurría regresar por ellas, encontré unas converse de mi talla en color verde gastado igual que la goma algo rota.




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