Estamos en lo que era una casa de granjeros, apenas me asome por la ventana, allí estaba, un lugar casi en ruinas.
—¿este es el castillo? —pregunte sin mirar a los chicos que sé que están detrás de mí.
—sip, bienvenida a casa, My Lady —solté un fuerte suspiro por las palabras de Lucien y gire sobre mis talones para verlos, allí estaban, dos rostros preocupados y uno un poco molesto (creo que no hace falta decir quién es el molesto ¿no?)
Salimos de allí en dirección a las ruinas de la casa que permanece en silencio, uno que otra ave negra pasa sobre nosotros, pero no emiten sonido.
—¿Por qué esta…
—fue una gran pelea, no solo era tu familia la que estaba dentro —nos volteamos a mirar esa quinta voz y allí estaba un hombre de canas, creo que el dueño del granero. Tenía extraños tatuajes en los brazos que subían hasta su cuello.
—¿Quién es…
—es mi… mentor, el señor Magnus —asentí lentamente a lo que el hombre hizo una reverencia.
—para mí es un honor vivir lo suficiente para verla crecer y… regresar a casa, Lady Evie —ante la mención de ese nombre solo pude fruncir los labios.
Por lo que Lucien me había contado de este lugar es que era custodiado por los más leales sirvientes de la familia Lovelace, y al parecer una de las razones por las que el castillo parece tener aun los muebles cubiertos de enredaderas.
—¿Por qué el lugar quedo asi?
—la guerra mi Lady —el hombre se acercó y una de esas aves negras se posó en su hombro exigiendo algo de este, el hombre le entrego algo y este se marchó volando de nuevo —uso todo lo que quedo de mi magia para proteger este castillo. —cuando vio mi ceño fruncido sonrió. —me disculpo su… alteza, por las condiciones del lugar.
—no… creo que… mantener una escena del crimen intacta es… lo mejor que nos pudo pasar —sonreí a medias y el hombre asintió.
—la casa tiene no solo cosas de valor monetario, tambien objetos peligrosos que cualquiera pudiera querer obtener —así mi duda se aclaró y asentí cuando el hombre paso por nuestro lado y Lucien, Bobby y Walter comenzaron a ir detrás de él.
Realmente no recuerdo de las memorias de Evie alguna de estas cosas.
—señor Magnus… ¿estuvo esa noche? —el hombre se detuvo un momento cuando llegamos a lo que parecía el salón principal, es una zona inmensa, el suelo parecía de piedra y musgo verde, nadie lo había pisado antes al parecer.
—realmente no estuve allí mi señora, discúlpeme —dijo tan triste y arrepentido.
La cantidad de magia para conservar este lugar es asombrosa, pero sigo con mi duda ¿Qué demonios puede tener este lugar?
—¿Cómo entonces…
—las aves… ellas me despertaron —el miro hacia arriba y había casi un enjambre de ellas en los puntos altos, tan calladas que daba algo de miedo. —ellas son incluso más viejas que su abuela, son aves mágicas, ellas comenzaron a encargarse de los intrusos e incluso de que nadie se acerque desde miles de kilómetros. —volví a asentir, así que no son pajarracos comunes. —yo solo les ayudo de vez en cuando, casi nunca estoy aquí.
—¿son… ellos pueden…
—la palabra que buscas es “transformarnos humanos” —casi grito cuando una de esas aves bajo y estuvo casi a mi lado ¡¿hablando?! Todos me miraron como si estuviera loca. —tranquila mi señorita, no era mi intención asustarla.
—¿Qué pasa? —pregunto Walter y lo mire rápido y luego al ave.
—no se preocupe, solo los Lovelace pueden escucharnos —la calma de esta ave me sorprende y Walter se acerca lo suficiente hasta que otra de las aves se posa en una de las enredaderas graznándole haciendo que se detuviera.
—el… el ave… ¡habla! —grite asombrada a lo que solo Lucien y Magnus sonrieron.
—soy el capitán Cass, mi señorita —lo vi bajar el pico como una reverencia.
—ese debe ser el líder de las aves… si mal no recuerdo su nombre es Cass —mire a Magnus y luego al ave.
—estamos aquí para proteger lo que quedo de nuestros amos. —su voz sonaba calmada y amable, incluso muy ¿sexy?
—entonces… ¿estuvieron aquí esa noche? —mire a mi alrededor al resto de las aves y esta vez mire como algunos inclinaban sus cabezas y otros se sacudían el plumaje.
—su madre defendió lo mejor que pudo a la familia y muchos de mis hermanos cayeron esa noche protegiendo lo que quedaba de los Lovelace —su voz ahora sonaba triste y es que… esto es deprimente, cuidar por lealtad unas ruinas de un castillo al cual no sabes si alguien va a regresar.
—lamento oír eso, y… gracias por… cuidar-
—la escena del crimen —intente no reírme, pero la verdad si me da vergüenza.
—sí, bueno, es que…
—usted no recuerda nada, lo se…
—¿Qué? —lo mire incrédula y ahora noto que ellos me han dejado sola con el ave, incluso Walter que estaba acercándose.
—la seguí, cuando su madre cayo, la seguí y vi lo que sucedió, estuve allí cuando despertó y huyo a la ciudad —¿Cómo no lo vi antes? Ni siquiera lo recuerdo.
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Editado: 20.12.2024