—gracias a la diosa despertaste —Lucien fue el primero en entrar a la habitación, sido en la cama aturdida por lo que sucedió.
¿la diosa de la luna me hizo esto?
¿es verdad entonces lo de no pedirle favores o deseos sin darle algo a cambio?
¿Por qué yo?
Mientras me sigo haciendo miles de preguntas, los olores en la habitación se van volviendo más extraños para mi nariz.
Sé que hubo más cosas que discutí con ese ser, pero van viniendo poco a poco, apenas aceptando esta realidad.
Todos se quedan mirándome cuando notan que no les prestó atención.
—será mejor que la dejen descansar, es obvio que lo sucedido le afecto —el tono autoritario de Walter hizo que levantara la mirada enseguida, tenía una postura muy decidida, Bobby solo tomo del hombro a Lucien y lo saco del lugar.
—¿Dónde… —pero antes de que pudiera terminar de preguntar, él tomo asiento en la cama a mi lado poniendo su mano sobre mi frente.
—por fin bajo tu fiebre —su tono de voz profunda, me hizo sentir cosas de mujer.
Intente apartar la mano de mi cara mientras intento poner la mayor distancia posible, su cuerpo está irradiando calor y toda la habitación esta fría. Prefiero las sabanas.
Lo vi fruncir el ceño y dejar su mano sobre las sabanas.
—¿Qué paso? ¿Cuánto dormí? —el soltó un suspiro bajando su cabeza.
—¿no recuerdas nada? —volvió a preguntar con esa voz tan profunda y ruda que me removí un poco incomoda en la cama.
—bueno, una luz grande apareció del cielo, cuando regreso, estabas allí tú y ella. —el intento de nuevo tocarme de alguna manera y yo solo seguí moviéndome.
—¿ella? —dije intentando capturar su atención, vi por un momento sus ojos marrones y sus pupilas estaban algo dilatadas.
—si… la diosa —dijo distraído mirando algo en mí que intente cubrir con la sabana. ¿Qué le pasa? ¿me va a comer o qué?
—¿Cómo sabes que era ella? —tengo esa gran duda ¿si era esa mujer alvina la diosa? ¿Por qué es alvina? ¿No es que a la luna se refleja por la luz del sol? Esto de estar en un omegaverse hetero no es lo mío.
—todos los lobos lo sabemos, es como instinto —asentí intentando comprender y casi llegando al otro extremo de la cama. —¿y Levi? ¿Qué paso con el pueblo? ¿Dónde estamos? —lo vi sonreír tomando mi tobillo bajo la sabana tan desprevenidamente que cuando quise reaccionar de un tirón me acerco a él.
Tengo cada pierna rodeándolo y es incómodo con la sabana casi torciéndome el pie, para cuando se dio cuenta levanto la sabana y comenzó a masajear mis pies y besarlos.
—no te preocupes por mi hermano ahora… muchos lobos que estuvieron con él vieron a la diosa intervenir por ti, saben que no es un mito lo de su bendición.
—¿puedes dejar mis pies? ¿Qué tal si tengo mal olo- —no termine lo que iba a decir porque el estaba allí oliendo entre mis dedos como un pervertido fetichista de pies.
—nop, no tienes mal olor. —respondió tan casual como si habláramos del clima.
—¡mantente alejado! —grite girándome y gateando en la cama para alejarme de él, pero una vez más me acerco a él tomándome de la cintura.
—¿Por qué quieres alejarte? —su tono cambio al de un regaño, mientras lo decía detrás de mi oreja. Mi cuerpo entero comenzó a volverse una gelatina a pesar de no querer eso. ¿dime que esto no es el celo? Porque me mato.
—estas caliente, parece que tú tienes fiebre —el me miro contrariado y luego se rio, alejándose un poco.
—oh, entiendo… —no sé cómo, pero incluso vi algo de color en sus mejillas cuando ahora el evitaba mirarme.
—tienes que tener tu espacio. —asentí efusivamente esperando que así me dejara y lo hizo.
¿me decepciono?
Si
¿Por qué?
no me preguntes porque yo no sé.
Escuche una voz familiar venir de afuera cuando por fin logre levantarme de la cama y poner más de tres metros de distancia de él.
—Meg! —la puerta se abrió de repente y allí estaba Gina, su bonito rostro preocupado y a punto de llorar se vino hacia mí y me abrazo comenzando a llorar como magdalena. —estuve tan preocupada! ¿ellos te secuestraron? ¿estás bien? —me miro, luego miro a Walter y luego a mí de nuevo. —¿Qué está pasando?
—trajimos a tu hermana, causaría problemas si llamaba a la policía. —explico Wally mirándome de una manera que no sé cómo describirlo ¿cariñoso? Ay no sé. Pero sentí penita por él.
—literalmente me secuestraron —dije elevando una ceja.
—lo siento por eso… Meg —note como lo pensó al decir mi nombre y solo atine a sonreír.
—gracias…
—¿Por qué le das las gracias? —Gina se quejó abrazándome de la cintura.
—porque de alguna manera me salvaron de los malos, aunque no fue la manera. —Gina miro con desconfianza a Walter y es comprensible, el tipo parece un oso parado en dos patas, mucho más grande que nosotras y con un aire de malvado si no lo conocías. —regresare con hermana a casa.
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Editado: 20.12.2024