Encontrando...amor?

Capitulo 36

—¿has visto a Walter? —al fin, entre el mar de personas encontré a Bobby.

—lo vi por allá —señalo en dirección como al castillo lo que me pareció raro, seguí el sendero y de alguna manera el sentimiento junto con ese olor a menta dulce estaba allí.

¿Por qué no puedo volar? Como en Harry potter.

No, aquí me leen, subiendo una colina solitaria, pero no taaaan solitaria. Algunos cuervos hacen ruido cuando siento que voy sola, me detengo un momento ante la idea loca en mi cabeza.

—¿Walter esta por aquí? —dentro de mí la respuesta es sí, igual que cuando el incendio, fue como un instinto.

si mi señora, siga el sendero —la voz suave de una mujer capto mi atención.

—Gracias… —seguí mi camino y de vez en cuando veía a las aves en el cielo nocturno.

Estos no son cuervos comunes, son cuervos con magia.

Al parecer pueden volverse humanos solo si un Lovelace conjura un hechizo para ello y este hechizo ya saben dónde está. El problema no es ese, el problema es lo largo que es este camino.

¿Por qué mierdas subió?

¿tiene permitido hacerlo ahora?

Escuche un aullido a lo lejos y en mi pecho algo se calentó, pero no un calor bonito, fue como si mi corazón se entristeciera, no lo había sentido desde que llegue aquí, el día que Evie murió.

—ese idiota… me tendrá que bajar cargando —apreté mis puños en la tela del vestido mientras levantaba la falda un poco sobre las rodillas para poder caminar sobre algunas rocas inclinadas de las escaleras.

Podría decirse que algunas columnas son similares a los templos en Kyoto, pero estos tienen algunos sellos y runas en su estructura.

Cuando por fin llego a las ruinas de lo que quedo del castillo, allí esta Magnus, tiene una sonrisa triste en los labios mientras sus manos están en su espalda.

—mi señora.

—¿está aquí? —Magnus se sorprende, pero asiente. —voy a golpearlo, pensé que algo malo le había pasado. —el hombre mayor intento no reírse y sonrió señalando en la dirección donde se había ido Walter.

Cuando miro su espalda a lo lejos cerca del salón que aún sigue en pie mi enojo no baja ¿Cómo prendió la chimenea?

—Stilinski… ¿Cómo se te ocurre preocuparme así? Pensé que algún lobo te había llevado. —y ese es mi pánico inicial, el segundo es verlo dejar una botella en la repisa de la chimenea. He visto esas botellas en el bar, son bastante caras y está casi vaciá ¿esta ebrio?

—¿en serio estas preocupada? —su reflejo de perfil contra el fuego me deja paralizada, lo he visto así de serio solo con Bobby o Lucien, incluso con Cass, conmigo… esta es la primera vez.

Me mantengo firme respirando hondo. —Claro que sí! ¿Por qué lo dudas? —casi hago un puchero, tengo que mantener tantas promesas, tantas cosas, esto no es mi vida, es mi trabajo, mi deber o la diosa se encargara de manipularme otra vida más.

—Evie… Megara… ¿sabes acaso… lo difícil que tambien fue todo para mí? —frunzo el ceño sin entender porque saca todo eso, su voz esta confusa por el alcohol; en sus ojos no solo veo enojo, tambien veo dolor. ¿Qué le está pasando?

—Wally… —me acerco hasta la chimenea cuando él se gira por completo con las cejas fruncidas.

—me llamo Walter —gruño acercándose a mi rápido metiendo la mano en su saco. ¿Qué va a sacar? ¿Por qué los cuervos no están aquí cuando se necesitan? ¿en serio va a lastimarme?

Todos los conjuros que practique se me olvidaron dejándome completamente en blanco viendo sus ojos cafés. Creo que la diosa se equivocó con él.

—Wal-

—¿crees que te desharás de mí? —intente mirarlo con incredulidad, tenía esa aura peligrosa y una mirada de locura, temí un momento por lo que haría hasta tomo el papel que habíamos firmado unas horas antes. —suerte regresándome sin el recibo —lo lanzo al fuego de la chimenea, solté un suspiro.

Este hombre no tenía remedio.

Toque su espalda haciendo que me mirara, tenía esos ojos de cachorro apaleado ¿Por qué piensa que lo dejare?

—¿Por qué crees que yo-

—escuché a Cass y a ti hablando —puse los ojos en blanco, este perro tonto.

—Walter… no voy a dejarte, aunque quisiera no puedo —sus ojos me miraron en pánico.

Creo que aquí la damita es él. Tengo que arreglar esto.

—es… es confuso para mí todo esto —no es que nos enamoráramos en mi trabajo y esta es una versión rara de crepúsculo, no.

—yo… esa noche en el bar solo… quería que fuera diferente. —asentí lentamente.

Si no fueran hombres lobo y todo eso, creo que hubiera sido un bonito gesto el cual hubiera iniciado diferente.

Pero yo no soy Evie.

—yo… desde que hicimos el hechizo, comencé a sentirme rara, no puedo apartarme de ti, aunque quiera mi espacio personal —intento reírme mientras le tomo del brazo, apegándolo a mi cuerpo con necesidad.

¿Por qué necesito su toque? Creo que no tuve que besarlo para empezar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.