Capitulo 38

—bien ¿Qué tenemos para hoy? —todos en el comedor solo me observaron atentos mientras yo me recogía el cabello en una cola de caballo y tomaba una tostada con algo sobre ella, al saborearla me doy cuenta que es mermelada de fresas.

—emmm... bueno…la- mmm- la boda fue un impacto positivo para… —mire como Boby parecía no encontrar sus propias palabras hasta que nuestros ojos se encontraron y pestañeo varias veces —un impacto positivo entre los brujos y lobos, mi… señora.

Su voz bajo varios grados hasta que todo quedo sumergido en silencio.

No sé qué más hacer ahora que se supone que me declararon como Evie Lovelace, este apellido tiene demasiado peso como para que yo lo lleve.

¿Cómo la diosa se atrevió a pensar que yo podría con esto?

A veces pienso que mis vidas anteriores fueron solo una prueba para estar aquí.

Esa diosa…pali-ducha –arg! Ni un insulto bien estructurado me sale ahora.

—bueno ¿ahora qué? ¿esperar a mi cuñadito? —

—y estudiar. —hablo Lucien mirándome de forma extraña, parecía que se divertía de verme.

Oh sí, claro, la gran marca en mi cuello.

Intente antes de salir que no se viera, pero es obvio que ocultarlo traería más miradas. Tengo un vendaje y algunas costuras se ven por el cuello de la camiseta negra de Wally.

Solté un suspiro, tome algunas pastillas ayer y Wally se comportó extraño, no me dejo salir de la habitación, incluso se dedicado a llevarme la comida y cargarme hasta el baño.

Le dará algo cuando sepa que sali de la habitación sin que me viera.

Y como si mi solo pensamiento lo llamara sus pasos rapidos se escucharon en las escaleras y todos se colocaron del otro lado de la mesa intentando mirar los papeles que tenían en las manos.

—Evie! ¿Cómo es que- —se quedó quieto mirando a todos como si le sorprendiera verlos allí. —afuera. Ahora. —gruño tan fuerte que Bobby se levantó como un resorte y Lucien tomo rápidamente todos los libros viejos y se fueron sin cuestionar.

Me quedé sorprendida masticando la comida, apenas vi sus ojos, estaban entre asustados y sorprendidos, se acercó a mi oliendo directamente en mi cuello, justo en la marca, me retorcí e intenté no reírme.

—¿Qué haces? —dije entre una corta risa. —¿Por qué echaste a todos? —le tome el rostro alejándolo un poco de mí y de nuevo allí estaban esos ojos de cachorro afligido.

—no dejes alejarte así… —tu tono lastimero me encogió el corazón.

No sé qué impulso me llevo a darle un beso en la mejilla y luego en los labios.

—solo baje a comer, nada del otro mundo, sigo aquí —afirme acariciándole el cabello, el parecía disfrutarlo, pues cerro los ojos dejándome escuchar otro gruñito más bajo, más bien como un gemido.

En un hombre normal sonaría como un suspiro, pero en él… su lobo interno creo que está muy a gusto; olfateando mi mano dejo un beso en la palma haciéndome sentir una pequeña corriente eléctrica hasta mi pecho que me hizo reír de nuevo. Él abrió los ojos con una sonrisa mientras me miraba esta vez con esos grandes ojos marrones y pupilas grandes.

—¿por…por qué bajaste así? —insiste en preguntar y el volvió a besar la palma de mi mano dejando mi palma en su mejilla.

—lo siento… solo… me asusté —su confesión me entristeció un poco, así que hice un puchero.

—no me iré… tonto…—arrugue mi nariz e intente soltar mi mano, cuando lo logre le apreté la punta de la nariz y él se rio.

Es un gesto tonto, pero lo veo más feliz y calmado.

—¿solo comerás eso? —miro el plato que tome y noto que este desayuno no era mío, debió ser de Lucien.

Me reí y vi a Wally irse a la cocina, terminé de comer el pan con mermelada del plato y me fui por donde se había ido Wally. Mis piernas ya no fallan y estoy ligeramente mejor, incluso la mordida catastrófica en mi cuello solo es un leve dolor molesto y una comezón intensa.

Lo primero que veo es a Wally con el delantal y la ropa de pijama tomando frutas, un tazón y la harina, me quedo en la mesa de la isla de la cocina observando al hombre moverse con tanto encanto que esto es agradable.

Ni cinco, fue así conmigo, pero el café siempre fue bueno.

—Wally… —el levanto la cabeza mirándome atentamente.

—¿si?

—¿Cómo… puedes amarme? —sé que es algo cruel preguntarlo, no se engañen, le tengo algo de cariño, pero creo que es más por el vínculo y lo vi en sus ojos. —espera, no quería decirlo así, es que...¿cómo… cómo sin conocerme… te enfrentaste a tu padre esa noche? —su mirada cayo y dejo las cosas en la mesa.

Sé que no debí preguntar, pero no puedo entender como un chico tan joven pudo defender a alguien como Evie.

—Evie... _—Tardo un momento en poder hablar, tal vez encontrando la manera de explicarme, el sabe que fui muy niña y me crié con humanos, el mundo de las brujas, hechiceros, lobos y vampiros es algo que solo en los libros de fantasía existían para mí. —en algunos lobos, el vínculo es más fuerte, más sin son alfas —yo lo miré atenta y asenti dándole una mordida a una manzana que tome frente de él. —el nuestro es único, así como los vampiros pueden oler la sangre de las brujas, yo puedo olerte a ti.