Encontrando...amor?

Capitulo 43

Lo que si leí fue una gran cantidad de hechizos, algunos los anoté en una libreta, algunos nos servirían para la guerra, por lo menos a mí.

Uno de esos hechizos hablaba sobre el sol y la luna, ahora que estoy en frente a ese decadente ser, se para que sirve.

Evie, ¡cuidado! —era la voz del Walter en mi mente, no le hice caso y coloqué mi mano sobre el hombro de este vampiro.

No sé cómo entre en su mente, pero allí estaba. El hombre había tenido una vida llena de gloria y solo por salvarle la vida a su amada decidió venderse a la familia del pelirrojo quienes le pusieron ese collar que lo debilitaba en todos los sentidos y todo lo que vi después fue la masacre de la noche donde Evie murió, como el evitaba atacar a los niños y destrozaba a los adultos, tomando su cuello y sacando toda la sangre de su cuerpo.

Pude sentir su propio dolor y asco por todo lo que tenía que tuvo que hacer ¿es entonces un buen tipo?

—eres libre —susurre tomando el collar entre mis manos, el cual se volvió cenizas tan rápido que el hombre se asustó, abrió sus ojos y un destello de algo paso frente a ellos.

Evie ¿estás loca? —tome una pulsera que Gina me había hecho hace un tiempo, tenía unas caritas gruñonas, no solía usarla con frecuencia, pero estoy agradecida que mi fuego no la hubiera desintegrado.

Me la quite rápidamente y se la coloque al hombre en la muñeca recitando el hechizo que había mirado. Fue como una especie de pulsera solar muy al estilo de diarios del vampiro.

El tipo me miro incrédulo y luego la pulsera en su mano la cual estaba pegándole la luz del sol.

—te doy tu libertad… pero si me atacas o a alguno de los míos, yo misma te hare arder. —me levante bajo la mirada atenta de Walter. Tenía miedo de darle la espalda, pero aun así lo hice y seguí mi camino, encontrando al pelirrojo aun loco buscado por donde salir.

Walter observo eso durante unos largos segundos hasta que yo tomé un hacha y seguí caminando hasta donde sabía que estaba otro brujo.

Apenas di la vuelta en la esquina allí estaba un hombre con apenas algunas canas a la vista en su cabello sostenía del cuello a uno de los nuestros, el hombre joven a poner

Walter se alejó de mi apenas vio a un lobo acercarse a atacarme, se le fue directamente al cuello, el hombre de cabellos cafés me recorrió con la mirada de pies a cabeza y decidió soltar al jovencito que apenas se quedó en el suelo recuperando el aire.

—¿Evie? —fruncí el ceño al ver al hombre como si me reconociera, el hacha en mis manos se incendió enseguida pero no se volvió cenizas, en cambio me acerqué al hombre con pasos decididos mientras lo vi dar un paso atrás e invocar un escudo de protección.

Levante el hacha con ambas manos y esta se volvió demasiado ligera, por la diferencia de alturas, el filo del hacha quedo directo en su pecho a lo que él asustado intento no retroceder.

—dile a los tuyos que paren… o yo misma los quemare —murmure con dientes apretados por la cantidad de energía y fuego frente a mis narices.

Para ser alguien que está manejando fuego, este no me quema, es más, es como si fuera una brisa fresca a mi alrededor. Se supone que las brujas o hechiceros manejen la energía de la naturaleza, pero con años y años de fuego reprimido bajo mi piel, este parece una gasolina que no se quiere apagar, más bien quiere fluir tan rápido y tan fuerte que me cuesta mantenerme.

—¡tu! ¡Ven! ¡Atacala! —bramo manteniendo el escudo a duras penas en lo alto. Hasta que unas frías manos tomaron mis hombros y me tiraron lejos, había cerrado los ojos y para cuando los abrí había un saco de huesos y piel sobre mí, con su cabello rubio pálido y ojos rojos como si no hubiera podido dormir en meses, mostrando sus colmillos y dispuesto a morderme en el cuello mientras me sostenía de los hombros.

No entendí como algo tan delgado y en los huesos podía ser tan fuerte.

¡EVIE! —escuche el grito de Cass en mi mente, pero antes de que llegara a mi cuello algo lo arrojo lejos de mí.

Pensé que había sido Cass, pero alguien me levanto tan rápido como si yo fuera una hoja de papel. Aturdida levante la mirada viendo a la pobre alma que le había quitado el collar hace unos momentos.

—¡NO! —grito con fuerza, como si su vida dependiera de ello.

El vampiro que me quería atacar se quedó en estado de shock cuando lo vio y aún más el idiota de cabellos marrones.

—no, no puede ser… tu… ¿Cómo- —se quedó sin palabras mirándonos y Cass apareció delante del vampiro y con una ola de viento los arrojo unos metros lejos de nosotros, cuando se giró hacia nosotros estuvo a punto de atacar al vampiro.

—no, espera, no lo hagas —me adelante con las manos en alto y Cass me miro confundido.

—¿estas segura? —pregunto observando lo obvio, el vampiro se relamía los labios sin dejar de mirarme

—acaba de salvarme la vida —me gire para mirar al pálido hombre el cual parecía estar a punto de desmayarse. —¿si?

—yo… —señalo al hombre que había atacado con el hacha. —tienes que… lanzar un hechizo de… inmovilización —fruncí el ceño, pero cuando me tomo del hombro entonces vi y escuche un conjuro, al parecer la familia del pelirrojo usaban un conjuro para bloquear la magia de su oponente y así el vampiro lo atacaba y extraía toda su sangre hasta dejarlo seco.




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