Abrí los ojos tan rápido como pude sentándome de golpe en la cama con la respiración agitada, el sol apenas y entra por las cortinas blancas y transparentes. Examino la habitación a mi alrededor solo para darme cuenta que es la cabaña de Magnus.
—¿es…estoy… viva? —tal vez sea una pregunta estúpida, pero es válida. Respire hondo intentando calmar los latidos pesados de mi corazón, cada uno se sentía como una gran piedra pesada en mi pecho. ¿Qué demonios pasó?
Estoy sola en la habitación, afuera se escuchan algunos murmullos y luego lo que parecía una discusión. Veo que al menos me cambiaron de ropa, es un pijama de las gigantes de Walter: pantalones a cuadros y una camisa blanca enorme que me queda como vestido.
Con cuidad me levanto de la cama notando que toda mi energía sigue allí, pensé que me levantaría mareada. Solté un suspiro y decidí salir de la habitación con pasos tengo, esperando que nadie me escuche.
—no les permitiré la entrada. —esa voz gruñona era la de Cass, parece que ni por un momento puede dejar de ser un anciano cascarrabias con cara de veinteañero. ¿todos los cuervos son así? Creo que le daré vacaciones.
—no es tu decisión Cass, es decisión de Evie. —La voz firme de Walter, sonreí intentando contener una risita. ¿por quién estarán peleando? No creo que sea por mi salud.
—¿te pondrás de su lado? Los vampiros no han son permitidos en el valle, ni nunca lo harán —dijo con rotundidad, pero cuando termine de salir de mi escondite él fue el primero en mirarme, sus ojos negros están fijos en los míos —El-
—¡Evie! ¿estás bien? —Walter corrió a sostenerme de los hombros mirándome con preocupación.
—estoy bien ¿Por qué pelean? —coloque mi mano sobre la de Walter intentando transmitirle que estaba bien, aunque no sé cómo sentirme exactamente.
¿todo fue un sueño? ¿en realidad pasó?
—los dos vampiros que liberaste… están en la frontera, quieren entrar, pero Cass no los ha dejado cruzar. —explico Lucien mientras sostenía una copa, al parecer estaba entretenido en la discusión de Cass y Walter.
Solo están ellos tres. ¿el resto?
—y no lo hare —fruncí el ceño y quité las manos de Walter de mis hombros.
—vamos a hablar ¿sí? —camine hacia afuera sin importar mi ropa, pero la brisa fría me atravesó apenas toque el suelo, llevo pantuflas, pero no sé cómo el frio puede…
Mire mis pies dándome cuenta que estoy sin zapatillas, frunzo el ceño, mis pies se sienten como si llevara algo puesto, es como estar dormidos.
—¿estás bien? Deberías regresar a la cama —
—Cass… vi los recuerdos de esas personas, ese hombre no hizo eso por placer, los condicionaron así —Cass soltó un fuerte suspiro mirando tocándose el puente de la nariz. —acaso… si te condicionaran a comer poco y atacar a personas que amas ¿no lo harías? —cuando intento replicarme le hice una señal con la mano. —vengo de lugares donde el hambre y la sed te hacen cosas terribles por sobrevivir, si quieres al menos escuchémoslo, ponles algún tipo de regla, pero no podemos perderlos, saben demasiado. —el parecía pensárselo, se alejó un poco más llevando una mano a su nuca frotándosela.
—Elena ¿en serio lo crees? —lo escuche en mi mente a pesar de que no me estaba mirando, tenía que responderle de la misma manera.
—no pondré mi fe en ellos del todo, pero si queremos información, ellos son nuestra mejor fuente. —lo vi asentir y luego mirarme de pies a cabeza.
—mejor cambiate de ropa —me miré y me reí.
—bien, iré a cambiarme, no vayas sin mí! —lo amenace con un dedo en alto y regrese mis pasos dentro de la casa.
Walter y Lucien me quedaron mirando extrañamente.
—¿Qué? —ambos me miraron y luego se miraron entre sí. Walter dio un paso al frente y parecía tener miedo de preguntarme.
—¿te encuentras bien? —levanté una ceja mientras sus manos me tomaban de los hombros y bajaban a mis brazos.
—me siento mejor ¿Por qué preguntan? —ellos se miraron entre si al ver mi cara de incredulidad.
—¿Cass no te lo dijo? —Pregunto Lucien con demasiada lentitud y cuidado, mire a la entrada de la casa y allí estaba el pajarraco en su gabardina y pantalones de jeans negros, de espaldas hacia la casa, como si admirara los árboles.
—estuviste al borde de la muerte, los cuervos te trajeron casi del mas allá —al escuchar ese pequeño relato de Lucien gire rápidamente mi cabeza hacia ellos.
Ahora entiendo porque todos no parecían tan tranquilos, malinterprete muchas señales tal vez.
—bueno…me siento bien, descansare cuando tenga a esos dos vampiros dentro de nuestras fronteras. —ambos soltaron un suspiro y Walter dejo un beso en mi frente.
—está bien…—le sonreí y di un pequeño saltito dejando un beso en su barbilla para luego subir de nuevo las escaleras. Escuché sus fuertes pisadas detrás de mí lo que me hizo seguir subiendo más rápido hasta que cerré la puerta en sus narices.
Lo último que vi fue su gran sonrisa en los labios. Creo que su instinto de lobo le gustaba esta clase de cosas.
Me quité la ropa rápidamente dándome una ducha y posteriormente ponerme un pantalón de Jeans algo rasgados, mirando mis pechos que si no lo recuerdan tuve una pequeña marca en mi cuello la cual ahora se ve solo sobre mi piel como si llevara años allí y apenas han pasado varias semanas.
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Editado: 18.11.2024