—la barrera resistirá, pero no sé por cuánto tiempo más —Grito Cass mientras yo trato de no entrar en pánico.
Si Glen me mata, estoy jodida.
Los recuerdos de aquel lugar profundo y oscuro me atormentaron. Estoy paralizada.
—My Lady, debe resguardarse, nosotros nos encargaremos. —cuando las manos de Magnus me tomaron de los brazos para llevarme lejos, mis pies no cedieron, la tormenta apenas permitía una cantidad de brisa horrible entrar y las hojas de los arboles casi se quedan desnudos.
—no, no me iré. —camine hacia la tormenta, si de algo me sirvió mirar tantas series de televisión y comic es que estas cosas hay que afrontarlas y no tengo que sacrificar a nadie más de esta manada.
Active el escudo que Lucien me enseño y como pude comencé a avanzar entre el fuerte viento, escuche a mi esposo llamarme, pero no me detuve en cambio casi me caigo. El viento me quiere llevar como si yo fuera otra hoja más.
—no te dejare ir sola —escuche en mi mente mientras en mi espalda estaba el suave pelaje de Walter, me sostuve de su cuello y ambos avanzamos hasta llegar a la frontera del castillo, para mi sorpresa había algunas cruces, unas alineadas entre otras como una especie de cementerio improvisado.
Los rayos siguieron cayendo en un punto en específico de la barrera, hasta que llegamos allí. La figura de un hombre en traje de tres piezas y cabello despeinado y canozo estaba del otro lado, mientras sostenía un bastón.
—ese es…
—me temo que si —susurro en mi mente y la brisa se detuvo de súbito.
Todo se quedó en silencio mientras nos mantuvimos entre las cruces de este lugar, lo observe mejor y algunas de esas “tumbas” llamaron mi atención, todas tenían una especie de relicario abierto.
Tome uno de ellos solo para encontrar la foto de una mujer joven, su rostro me resulto familiar, la imagen estaba en blanco y negro, pero algo me dijo que había visto ese rostro antes.
—querida! —mis ojos fuero directo a la voz del hombre del otro lado de la barrera, se mantenía sostenido de un bastón luciendo indefenso. —vaya… pero si eres… idéntica a tu madre —Walter gruño poniéndose delante de mí.
A pesar de que bloquea un poco mi visión, aun así, veo su rostro, viejo, lleno de arrugas.
—no puedo decir lo mismo de ti… padre —hablé lo suficientemente algo, pero aun así pude ver una mueca de disgusto.
—veo que sabes quién soy, pero, aun así —golpe con su bastón la tierra. —no dejas entrar a tu padre. —intento no reírme dando unos pasos quedando al lado de Walter.
—¿realmente piensas que fui yo? ¿si sabes a donde estas parado? Debes conocer mejor los terrenos que yo, anciano. —lo vi doblar las comisuras de sus labios en disgusto y algunas nubes en el cielo se oscurecieron y gruñeron.
—insolente, ¡estas faltándome el respeto! —grito exasperado y quise sentir algo de miedo, pero solo sentí el odio resurgiendo de mi pecho. Este hombre, con todo y sus canas es mi padre, pero no puedo ver su parecido conmigo en ningún lado, el recuerdo que Cass me hizo mirar y lo que dijo Johnny solo confirman que mi enojo es justificado.
—creo que eso tú mismo lo has hecho, padre —lo vi enojarse de nuevo y esta vez algunas ramas detrás de él se levantaron dispuestas a atacarme, pero las mismas apenas y llegaron a un metro de distancia.
—vaya…sabes cómo usarlo. —una sonrisa siniestra se asomó en la comisura de sus labios mientras sus ojos me miraron con malicia. Algo va mal.
—y no es gracias a ti. —sonreí con inocencia fingida intentando calmar a Walter quien tenía todos los pelos de su lomo erizados.
—te di por muerta —gruño con dientes apretados.
—ya lo sé, ¡gracias! —la alegría se notó demasiado entusiasta de mi parte, sé que provocarlo no hará una diferencia, pero tengo que parar esto de algún modo.
—no debiste cumplir la profecía absurda, es contra la naturaleza —puse los ojos en blanco.
¿Esto es el cuento sin fin sobre el racismo o qué?
—así como tener a tu propio hijo vampiro cazando a otros por su sangre —vi la sorpresa cruzar por sus ojos durante unos momentos hasta que se dedicó a caminar lentamente sujetando su bastón.
—Dylan no es mi hijo —intento no reírme mientras niego varias veces.
—igual que como yo no soy tu hija ¿no? —él me miro confundido. —querrías que estuviera muerta. —me acerque dejando a Walter allí mirándome confundido. —desde esa noche me pregunto, quien tuvo los suficientes huevos de vender a su familia. —hice lo mismo que él, caminar deliberadamente de un lado a otro y sus ojos intentaron mirar a todos lados.
—no sé de qué hablas —lo mire a los ojos y es obvio que está mintiendo.
—la abuela tenía razón —me senté en una gran roca y él entonces entendió mirando la barrera.
—puedes seguir negándolo, pero la abuela sabía bien lo que crio, la clase de monstro que tenía viviendo bajo su techo. —sus ojos se volvieron rojos tan rápido que quise retroceder, pero no tenía a donde esconderme.
—tu… —gruño— Evelyn! —grito levanto su bastón y me quiso golpear, pero la barrera se lo impidió, aun así, cerré los ojos esperando el golpe que nunca llego. La fragancia de madera y lavanda me sorprendió, así no olía Walter en cambio cuando abrí mis ojos, allí estaba la figura delgada del vampiro que había ayudado.
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Editado: 18.11.2024