La pequeña comenzó a toser con frenesí abriendo los ojos poco a poco, dándose cuenta de la capa de humo que cubría gran parte del techo de su recamara, alarmada tomo asiento en la cama observando su habitación, seguía intacta, pero por la gran puerta se veía una luz amarilla.
—¡Evie! —un grito femenino junto a la puerta la cual parecía no ceder a fuerza de golpes, asusto a la pequeña, quien confundida se mantuvo abrazando un peluche de cuervo. —¡Evie! Cariño, es mamá, mantente lejos del fuego y lejos de la puerta ¿vale? —al escuchar la voz afuera de su madre, la pequeña intento responder, pero el humo comenzó a toser con fuerza.
Los golpes siguieron, pero la puerta apenas y se movía.
La pequeña niña intento usar magia, pero antes de que pudiera invocar alguna cosa una fuerte ráfaga de viento entro por la ventana alejando el humo que comenzaba a rodear la cama de la niña. Esta al ver al pájaro repartir algo de viento frente a ella, este al instante se convirtió en humano.
—Mi pequeña señorita, ¡venga! —la voz gentil pero desesperada del hombre solo hizo que la pequeña sintiera aún más ansiedad y terror.
Se dejó cargar gentilmente por aquel hombre quien corrió rápidamente hacia la ventana.
—no abra los ojos mi señorita ¿de acuerdo? —la pequeña asintió rodeando sus cortos brazos en el cuello del hombre y sus piernas en el delgado torso del mismo.
Cass comenzó a bajar por las enredaderas del balcón, haciendo que la pequeña con curiosidad abriera los ojos mirando entre los cabellos negros del cuervo, viendo el caos del bosque quemándose, alas negras sobrevolando el cielo, con espadas brillantes, mientras descendían a la tierra y por primera vez, la pequeña miro a un lobo, uno grande y blanco, devorando sin piedad a las aves que llovían del cielo como gotas de lluvia.
Cass lo sintió, la pequeña soltó un quejido mientras ocultaba su rostro en el cuello del hombre.
—te mantendré a salvo, lo juro —murmuro en consuelo. Haciendo que la niña se relajara por un momento mientras volvía a sentir las manos de Cass rodeándola y abrazándola con fuerza mientras corría. —mi señora… mi señora Lace! —Cass no sabía cómo era posible.
Había pasado tan solo unos instantes desde que dejo a la mujer sola defendiendo en frente del castillo. Ahora yacía tirada en el suelo sosteniéndose el costado.
—ven, traela aquí. —Cass se arrodillo tan rápido dejando con cuidado en el suelo a una pequeña Evie que con ojos preocupados miraba a la anciana de la familia.
—nana… —la mujer sonrió con tristeza.
—mi pequeña… mi dulce Evie… —la niña se le inundaron los ojos en lágrimas acariciando con sus pequeñas manos el rostro arrugado de su abuela. Quien cerró los ojos lentamente al sentir el tacto tibio de la pequeña.
Unos lobos se acercaron y Cass los vio con rapidez, teniendo que alejarse creando un campo de fuerza mientras invocaba la espada y cortaba con rapidez la cabeza de aquel lobo. La pequeña observo atónita como con tal rapidez el hombre quien cuidaba de ella gentilmente ahora cortaba y mataba sin piedad a un par de lobos, viendo que venían más la anciana tomo las pequeñas manos de la niña con rapidez.
—Evie, Evie mirame —la pequeña quería obedecer, pero sus ojos solo podían mirar el caos, no entendía como algunos podían usar magia y otro no. —Evelyn! —estremeció a la niña y está parpadeo varias veces mirando ahora si los ojos verdes pálidos de su abuela. —escuchame bien, tienes que prestarme mucha atención ¿sí? —las palabras intentaba pronunciarlas con lentitud, pero severidad. La pequeña no tuvo opción más que asentir. —tienes que correr, correr lejos, ahora mismo —la niña dejo salir varias lágrimas, ella no quería irse.
—mi… mi ami —dijo entre lágrimas intentando volver a mirar a su alrededor, había escuchado la voz de su madre llamándola afuera de la puerta, ella en ese momento quería buscar a su madre, pero entonces la anciana la tomo de las mejillas con una mano haciendo que la mirara, cosa que solo empeoro su vista por las lágrimas en sus ojos.
—tu mami no puede acompañarte, yo tampoco puedo, no me queda mucho tiempo —le soltó las mejillas logrando sentarse a medias mientras Cass seguía ocupado destrozando algunos lobos el doble de su tamaño. —ahora, repite después de mi —la pequeña asintió y comenzó a repetir un encantamiento.
Mientras lo repetían el cuerpo de la anciana se volvía cada vez más y más pálido hasta tornarse en un color gris y su piel se pegaba a sus huesos, la niña grito al ver esto, haciendo que Cass solo viera como la niña ahora se encontraba corriendo lejos.
La niña no entendía que sucedía menos cuando vio a su padre y a su madre juntos, quiso ir hacia ellos, pero se detuvo cayendo de rodillas oculta detrás de un arbusto.
—eres un infeliz… hijo de-- —el sonido de una espada atravesando el torso de su madre la hizo gritar haciendo que su padre sacara la hoja negra de la espada ahora cubierta de sangre, su madre, quien ahora lucía una mirada llena de sorpresa, cayo de rodillas en el suelo.
—¡AMI! —la mujer con lo último que le quedo de fuerzas creo una pequeña barrera entre su esposo y la niña.
—Evie… corre —apenas susurro en el leve más de silencio que hubo.
—termina de morir, querida —dijo con desdén el hombre, atravesando nuevamente el arma en la espalda Clarence.
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Editado: 18.11.2024