—dos días, Cass. DOS.PUTOS.DIAS! —grite girándome para verlo, he estado en esta habitación dos días esperando a que Walter regrese.
Ni siquiera he pegado un ojo por miedo a que la diosa quiera castigarme, intente ir por mi cuenta a ese lugar, pero no sucedió nada, no pude ni atravesar la puerta; incluso Cass intento ayudarme y no se pudo conectar.
—solo calmate, mis cuervos están buscándolo, pero no dan con él —su tono tan sereno estaba sacándome de mi nube de “calma” momentánea, por dentro estoy demasiado ansiosa, ahora sé cómo se sentía Cinco cada vez que estaba con sus hermanos. Verlo es una cosa, sentirlo es otra.
—¡¿cómo una parvada de cuervos no puede dar con un lobo de dos metros?! —se me salió los pocos estribos que tengo, pero el parece aun calmado en el marco de la puerta.
—sabes, deberías dormir— estaba por arrojalo lejos, cuando sentí la energía de Walter, como si tiraran de mi interior.
—¿Qué pa-sa? —lo empuje y baje las escaleras como una lunática, abriendo la puerta sin cuidado mientras estoy descalza corriendo por el camino hacia la villa, para mi suerte logro ver su cabello que venía a lo lejos.
Me detuve solo un momento a recuperar el aliento y allí estaba él, se quedó tambien parado al verme y solo corrí, corrí con una gran sonrisa en mis labios y a punto de casi caerme con algunas rocas del camino.
Cuando el vio que perdía el equilibrio un par de veces comenzó a correr en mi dirección hasta que me atrapo como un saco de papas (poco elegante si me preguntan), me reí y llore al mismo tiempo. Cuando logro soltarme, solo lo tomé del cuello y comencé a olfatearlo como loca.
Su olor es demasiado fuerte, el de las sabanas e incluso su ropa usada ya no desprendían el mismo olor, y olerlo me hace sentir como en una nube.
—temí que no regresaras —confesé con tanta calma que sus brazos a mi alrededor se sintieron más apretados.
—lo se… pero… lo siento, todo eso fue muy
—lo se… lo se… por eso no quería decírtelo —me aleje un poco solo para verlo. —pero me sorprendió que Cass lo supiera tan rápido y tan tranquilo. —hice un puchero jugueteando con el borde de su camisa. —ahora entiendes porque me trata tan mal. —el miro hacia la colina como si el culpable de todo estuviera mirándonos y cuando me gire para confirmarlo así era, Cass estaba allá junto a Lucien y Magnus.
—¿se los dirás? —pregunto aun mirando a los señores, quienes se mantenían firmes y tranquilos, creo que exagere al no dormir ni un solo día, pero…
—no, eso no cambia nada, vengare a esta familia —dije con firmeza en un susurro regresando mi mirada a él, dándole una palmada en el pecho.
—entonces… mantendré mi promesa Ev… —solté el aire que no sabía que estaba conteniendo.
—puedes seguir llamándome Evie, después de todo, lo soy —sonreí a medias con temor de que se fuera.
—Evie… —su sonrisa se veía igual de tranquila que la noche que hizo el juramento de matrimonio.
Todo comenzó a verse borroso y mire al cielo azul y despejado, me sorprende que no hay ni una nube cerca, pero es hermoso.
—Evie… Evie… ¿Qué pasa? —su voz se escuchaba como si yo estuviera bajo el agua.
Creo que durar tanto tiempo sin dormir si pasa factura después de todo.
El eco de la voz de Walter y Cass, solo me hizo saber que ahora sería él quien no dormiría. En cambio, cuando todo se volvió negro, no fue igual que en el sueño, esta negrura fue como estar de noche.
Mire al suelo como si hubiera caído y allí estaba, ese basto ridículo. Observo a mi alrededor buscando a la niña, pero no la encuentro, en cambio veo a lo lejos la biblioteca, decidida comencé a caminar allí y para mi sorpresa el camino se me hizo bastante corto o tal vez…
— - - - - llegaste!! —me quede sorprendida cuando de un costado venia la niña corriendo, me abrazo las piernas y tomo mi mano guiándome, cuando vio que la seguía soltó mi mano corriendo y comencé a correr detrás de ella.
Llegamos a una de las paredes del edificio y… háganse en cuenta que este lugar es como una especie de “vaticano” ¿sí? Tiene una gran cúpula transparente, pero esta brilla en tonos negros, como si tuviera purpurina encima. Las paredes son blancas y parece más piedra que mármol o cualquier otra cosa, muy diferente al interior, el interior es todo más opaco como la madera.
—¿de quién nos ocultamos? —susurre a la pequeña y antes que respondiera un gran fantasma igual a esas sábanas blancas en las películas, casi transparentes, no emiten sonido alguno más allá de una leve brisa.
—si nos ven… nos llevaran al lago —señalo hacia donde estaba la hierba alta y asentí. No quiero volver allí.
Al parecer ese “descanso eterno” se sentía como una asfixia sin fin.
Cuando entramos al lugar después que pasaron varios de esos “guardias”, la niña me guio hasta una gran puerta que entre ambas comenzamos a empujar; lo pesadas que estaban me sorprendió, pero aun así seguí empujando hasta que una brecha lo suficientemente grande hubo para las dos.
Atravesando esa puerta no me esperaba encontrás libros flotando y moviéndose de una estantería a otra.
—esto es…—susurre sin apartar la vista del lugar.
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Editado: 18.11.2024