Encontrando...amor?

Capitulo 81

—no, no quiero dormir. Necesito respuestas —dije al borde de la locura cuando Walter me dejo en la cama.

Me acosté en mi rincón sin querer soltar este estúpido libro.

¿Qué mierda significa esto?

¿Por qué no logro recordar cosas?

Es como si algo en mi mente se sintiera mal, algo en mis recuerdos faltara.

¿Por qué antes no lo sentí?

—amor, amor. Al menos… suelta ese libro —Walter intento quitarme el libro, pero me hice bolita y casi lo muerdo. El me miro sorprendido y se alejó de manera prudente. —o mejor no. —yo intente controlarme, pero la ansiedad puede más que yo.

—no, no lo entiendes. —mi voz sonaba apresurada, me siento como esos personajes que cuando descubren algo actúan como locos.

Así estoy yo.

—está bien, está bien, explícamelo —Wally mantenía la calma sentado en la orilla de la cama. Miré a ambos lados de la habitación y en las ventanas, solo así solté el libro dejándolo sobre la cama, solo hasta ese momento sentí el dolor en mis dedos, muñecas y codos, había estado sujetándolo con demasiada fuerza.

—si recuerdas que… no soy de aquí —dije con calma y lentitud, Wally asintió y se acercó apenas un poco.

—antes de todo ese caos… recuerdo haber llegado a una biblioteca —el me miro en silencio y luego al libro, al parecer unió las piezas rápidamente.

—entonces —señaló el libro y yo asentí. —¿Cómo? —negué varias veces.

—Evie chiquita quiso enseñarme la biblioteca por segunda vez… me mostro un libro en específico. —trague grueso, mi propia saliva pesa. —ese libro se seguía escribiendo. —susurré inclinándome un poco más al frente, lo vi fruncir el ceño.

—¿Cómo? —cuestiono él en tono bajo a lo que yo me levanté de la cama y comencé a caminar.

—imaginalo así… el destino ya está escrito, pero ¿por quién? —el me miro confundido. —¿Quién escribiría algo así? —él iba a hablar y me arrodille frente a él. —alguien escribe el inicio y final… ¿pero el intermedio? Esa marea de emociones, esos giros inesperados. —acomode mi cabello ahora blanco detrás de mis orejas. —¿Qué tal si no la escribe nadie, que tal si se escribe sola, como personajes en una obra de teatro libre, donde ustedes tiene que llegar al final que el autor que los puso aquí quiere? —vi la mirada en sus ojos, creía que estaba loca.

—Evie…—me aleje de él y tome el libro abriéndolo casi a la mitad, el miro el libro sin entender.

—solo mira esto —el frunció el ceño.

—Evie… no puedo leer lo que dice allí —dijo como si fuera algo obvio para él, todo aquí escrito está en su idioma ¿Cómo no lo--- oh…

—oh… —todo comenzó a darme vueltas, tantas vueltas que cerré el libro de golpe. —nadie… nadie puede quedarse con este… este libro —me sentía mareada, algo en el fondo de mi mente susurraba unas palabras, una voz.

—Evie ¿Qué pasa? —la voz de Walter se escuchaba como si estuviera bajo el agua.

Intenté hablar, ya era tarde, todo se había vuelto negro bastante rápido, caí de cara a la cama sobre el libro, pero casi a los segundos después sentí unos dedos delgados levantarme.

—suéltame! —grite pataleando y levantándome bastante rápido, completamente alerta.

—calmate, solo aterrizaste bastante mal —la voz de Cass me hizo girar para mirarlo y luego a mi alrededor.

—estamos…—no quería decirlo, pero este pasto verde casi brillante me lo confirmaba.

—alguien nos llamó —fruncí el ceño en confusión ¿Quién nos llamaría?

—¡ustedes! ¡Vengan! ¡Rápido! —ambos nos giramos para mirar a una pequeña Evie agitando el brazo para luego salir corriendo.

—bueno, ya sabemos quién nos llamó —él aun miraba atónito a Evie, la verdadera Evie, sus cabellos negros y ojos verdes brillantes como esmeraldas.

Comenzamos a seguirla rápido y cuando comencé a correr el tambien lo hizo, Evie estaba muy lejos. Intente mirar atrás dándome cuenta de que estamos yendo en sentido contrario a la biblioteca.

—E-Evie…solo… ¡espera! —grite apenas pudiendo contener el aliento ¿Por qué me siento cansada? Mire a Cass y parece que está en las mismas circunstancias que yo. La vimos detenerse en la cima de una colina y mirarnos.

—solo apresúrense! —grito y esta vez se quedó allí mirando algo que lo alcanzábamos a ver.

—¿Por qué no nos invocaste más cerca? —me queje apenas recuperando el aliento mientras comenzábamos a subir.

—tal vez porque es la única manera de traernos sin que alguien sospeche —lo mire sin entender ¿de quién nos está escondiendo? ¿la diosa de la luna?

Apenas llegamos a la cima, mis piernas dolían.

—¿Qué es lo que… —no podía con mi incredulidad cuando a la distancia estaba un palacio precioso en color blanco, un blanco más brillante que la misma biblioteca.

Mire a Cass, pero en su rostro no había sorpresa, sus ojos negros estaban llenos de miedo, estaba allí parado como una piedra. Cuando volví mi mirada al lugar sentí un mareo, la misma voz susurrando en mi mente, pero ahora es más cercana.




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