Encontrando...amor?

Capitulo 91

—miralos… son tan bonitos —escuche una voz familiar que me hizo abrir los ojos rápidamente. Apenas podía acostumbrarme a la luz natural de la habitación.

—¿Gina? —mi voz salió tan baja que me desconocí, intenté levantarme, pero las manos de Gin empujaron mis hombros de regreso a la cama. —¿Qué pasa?

—debes descansar, mamá. Quería estar presente pero la tormenta me retuvo —busque con la mirada a Walter y no había rastro, solo Gin.

—¿Qué me…

—bueno, me dijeron que el tercer bebé no se dejó ver en los ecos, por eso no lo notaron, es una pequeña muy bonita —no sé si me veía sonreír, pero ella sonrió feliz. —fue mucho para tu cuerpo, te desmayaste apenas esa pequeña salió, es raro que no te quisieran llevar al médico, los curanderos no lo saben todo Meg. —cerré los ojos apenas asintiendo a su regaño.

Desde que termino esta extraña guerra Gina podía venir a casa, siempre mirando a Walter de manera fea porque no la dejaba venir aquí y justo lo hizo cuando todo parecía en caos y ella solo quería sacarme de allí. Sé que en sus ojos esto es como una versión de crepúsculo desde la perspectiva del padre de Bella, una historia horrible de terror y nada más apartado de la realidad, solo que soy yo la que no quería que ella estuviera cerca de toda esta locura.

—¿están dormidos? ¿Por qué hace tanto silencio? —intente sentarme de nuevo y esta vez no me lo impidió, solo acomodo las almohadas en mi espalda.

—bueno, las niñas deben estar afuera, creo que ese bueno para nada de Walter hizo algo bien —intente no reírme negando varias veces con la cabeza.

—eres todo un caso —murmure hasta que ella me paso un vaso de agua, tome con tranquilidad, aunque me siento débil.

—¿los bebes? —mire hacia la cuna, los tres estaban juntos como tres bultitos envueltos desde mi campo visual, lo que me pareció extraño.

—los trillizos se acaban de dormir —vi la sonrisa que les dedico Gina y no pude evitar sonreír. —no sé cómo le hiciste para reproducirte tanto, hermana —trate de no reírme pues me duele hasta el último musculo de la cintura para abajo.

Es como si me hubiera pasado una moto justo allí, moví los dedos de los pies con dolor. todo me parece demasiado tranquilo.

—¿Cuánto…

—solo unas dieciséis horas, Isabel estuvo aquí durante mucho tiempo al igual que Cass y Walter, cada uno tenía un bebé y tu aquí —se rio señalándome con obviedad —aunque si los vi muy preocupados inspeccionando a los bebés.

Solté esta vez un suspiro más pesado. El recuerdo del aullido me hizo erizar la piel regresando la mirada hacia los bebés, podía sentir algo extraño, ni siquiera en el embarazo pude sentir esto. Es como si algo tirara de mí y a la vez me alejara.

—eso es mucho. —susurre mirando mis manos, pálidas y con las venas dándole ese toque verdiazul, creo que esta vez me tomara más tiempo recuperarme.

—ni que lo digas —ella me abrazo de repente y la escuche sollozar. —pensé que te iba a perder —la abracé de vuelta apenas pude. ¿Cómo le explico que no me voy a morir cuando claramente debo verme como si me voy a morir?

Un suave golpe en la puerta nos separó; allí esta Cass luciendo culpable.

vives —lo escuche en mi mente incluso en tono bajo.

sip, pero me sigo sintiendo débil —lo escuche suspirar y acercarse colocando su palma en mi frente.

—no tienes fiebre —dijo en tono alto y yo lo imite tocando mi cuello. —casi te nos vas, Evie —parece que quiere mantener una conversación paralela.

¿es una niña? —murmure en su mente recibiendo una afirmación de su parte, pero sus hombros se veían tensos.

hablemos de eso cuando Gina se vaya. —Gina lo miro extraña por el acercamiento tan repentino. —le diré a Walter que despertaste, ya no sabe cómo distraer a los niños. —sonreí, los niños, debieron estar preocupados al verme llegar “dormida” y dormir tanto tiempo mientras todos se preocupaban por los recién nacidos.

Tengo reglas, pero seguro Walter las rompió.

—debieron estar preocupados. —susurre y el hizo una mueca aun analizándome con la mirada.

—pobrecito de Dylan —dijo Gina con pesar y no pude evitar reír.

Dylan fue el primero que enamoro a Gina, con esos ojos igual que los míos ella los miraba con adoración; aún recuerdo cuando se enteró de todo esto, Dylan simplemente estornudo y todas las flores comenzaron a flotar a su alrededor, con tan solo dos años, ella se quedó en shock y a mi casi me da un infarto, jamás he tenido que manejar a un pequeño brujo en potencia, pero eso explicaba los biberones desaparecidos, Dylan tenia predilección a tomar las cosas que quería con desespero, sea frutas, su peluche o biberones. Las niñeras tenían que estar en constante vigilancia para evitar que Dylan no hiciera alguna travesura con su magia.

Explicarle a Gina no fue fácil, pero parece que ahora entendía mejor la situación de la familia, aunque no creía del todo sobre los hombres lobo, no hasta que vio llegar a Jared, estaba tan absorta a no entrar en pánico que se desmayó y el mismo tuvo que cuidarla, fue un momento para hacer su propio libro.

—sí, ya los llamare. —Cass se marchó rápido y a los pocos segundos escuche un par de pies corriendo a toda prisa.

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