Encontrando...amor?

Capitulo 93

—¿y dónde está mi pequeña —estoy más dormida que despierta y de alguna manera por costumbre camino a la cuna de Lana como lo hacía con las gemelas, lista con el biberón en mano cuando la silueta blanca en la cuna junto a la risa de Lana me detiene en seco.

Allí estaba una mujer, específicamente la espalda de una mujer, un fantasma. Hablaba con Lana mientras tarareaba una melodia y la intentaba tocar al igual que la pequeña intentaba tocar sus dedos. ¿Por qué no entro en pánico? No es la diosa, tampoco es “mi madre” ¿Quién es esta mujer?

Me acerco con cuidado de no espantarla y creo que ella sabe que estoy aquí, apenas me da una mirada sobre sus cabellos cubriendo su rostro. Tiene un cabello de media melena en color castaño o tal vez es negro.

—es muy hermosa —su voz sutil y suave me mantiene con el corazón acelerado.

—¿Por qué vino? —susurro acercándome hasta quedar al otro extremo de la cuna, ella ni me responde, solo sigue mirando a la bebé de un año quien se mantiene acostada mirándola con curiosidad mientras abraza su pequeño peluche de lobo que Walter le regalo hace unos meses. Había dicho que era suyo, de cuando era bebé. Su madre se lo había hecho ella misma.

Cuando incautaron las cosas de la manada de los Rothlow, muchos aprovecharon para robarse cosas dejando la mansión de los Rothlow completamente vaciá; Walter no le importo reportar nada de lo que se llevaron, pero se sorprendió al encontrar muchas de las cosas de su madre en el sótano y no pudo más que traerse todo y mantenerlo con él. No me queje, después de todo yo crecí sin padres, tener algo de alguien que aprecies y que te haya amado tanto es como tener un pequeño pedazo de esa persona contigo.

—Lana… pequeña Lana… —que supiera su nombre me sorprendió, mi hija al notar mi presencia me llamo, se levantó y fue directo a tomar su biberón, se lo entregue apenas ayudándola a que no lo derramara sobre las sabanas de su cuna.

—¿eres… la madre de Walter? —pregunte luego de analizar bien su rostro; ella me miro y sus ojos me escanearon.

—eres una buena mujer, siempre lo supe —la mire a los ojos cuando vi a Lana sujetar con firmeza su biberón completamente absorta a tomárselo como si no hubiera cenado lo suficiente.

—cuidare bien de él —dije casi por instinto, no sabía que ella había muerto, verla aquí me confirma eso, tambien me hacía sentir un poco tonta, en todos estos años hemos evitado de hablar del doloroso pasado que hemos tenido y solo mirar al futuro, pero el pasado fue quien nos hizo como somos ahora, nos preparó para soportar todo esto.

—lo sé. —ella sonrió con una sonrisa y dio unos pasos hacia la puerta de la habitación, vi cómo se convirtió en un gran lobo blanco y por el camino que tomo, supe que iría a mi habitación.

Me quede allí con Lana mirándola tomarse su leche sin ayuda, se sentía como si ella luchara por ser completamente independiente a veces, luego cuando sabía que no podía sola me llamaba.

A la mayoría de los niños se les enseña mal el cómo deben hacer las cosas, ellos aprenden imitándonos a nosotros y más los niños con magia. Todos los días intento no perder el control frente a ellos para que no tomen eso como un mal ejemplo y tengo que explicar con palabras simples porque no es bueno dejarse llevar por la rabia.

Los pasos apresurados me sobresaltaron y casi creo un campo de fuerza, pero veo a Walter asomarse por la puerta con una mirada aturdida mientras escaneaba la habitación.

—¿Qué pasa cariño? —no lo quise despertar pues no era su turno, él se veía muy lindo completamente dormido y agotado de ser padre de seis.

—no… yo…—poco a poco regreso a la calma caminando hacia mi sin dejar de mirar las otras cunas.

Se sentía raro que los niños no se despertaran como lo hacía Lana, pero tambien lo agradecía, tener tres biberones que preparar y ayudar a cada uno a tomárselo es muy difícil, más cuando todos tienen mi paciencia.

—creo que… soñé con mi mamá —sonreí y el vio que en mi sonrisa estaba la afirmación que el necesitaba.

Me abrazo con fuerza y sentí su corazón latiendo rápido. Le regrese el abrazo con fuerza, es demasiado alto, aun así, se siente bien abrazarlo. Todo su cuerpo sigue siendo caliente para mi temperatura fría.

Creo que los niños buscan algo de ese frio que tengo.

Cuando regresamos a nuestra habitación el seguía mirando a todos lados ¿Por qué yo si la vi y él no? Tengo miedo de decirle que yo si la vi.

—¿Qué soñaste? —le acaricie el cabello mientras él estaba en mi pecho, ha crecido mucha más y al igual mi cuerpo, se ve mucho más maduro para mi edad.

Hemos tenido tantas responsabilidades desde que ellos me encontraron, hemos perdido y ganado, extrañado y anhelado, vengado y libres. Cerré mis ojos con calma solo para escuchar el ronroneo de Wally en mi pecho.

—ella… estaba… cantando una canción de cuna —olfatee el cabello de Wally acariciando su cabello sin darme cuenta ya estaba tarareando una melodía.

El levanto la cabeza con sus ojos húmedos.

—ella estaba con Lana, se veía feliz —dejo salir las lágrimas apenas me escucho y asintió ocultando su rostro en mi pecho.

Seguí tarareando la canción que había escuchado mientras esa mujer estaba con Lana.




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