Encontrando...amor?

Capitulo 99

—bueno, estos temas son… importantes —Ahmed leyó varias veces el libro, las reglas que la misma Deva había escrito.

—¿entonces está listo? —pregunto cuestionándose la decisión de Ahmed quien lucía concentrada mientras miraba las paginas como si nada.

—solo escribes el título y todo esto comenzara —contesto la mujer con seguridad haciendo que Devi por fin tomara la pluma de cristal y con cuidado comenzara a escribir sobre este.

—listo —miro con orgullo la portada y entre ambas caminaron hacia la zona de la biblioteca donde su libro permanecería resguardado.

—recuerda, todos los días debes venir a mirarlo —Ahmed la miro con severidad haciendo que la de cabellos plateados asintiera.

Ahmed se había marchado un tiempo después de aquel día, regresando directo a la biblioteca para hojear el proyecto de Devi, al no encontrar el libro decidió preguntar a los guardias.

—¿Cómo que se lo llevo? —el enojo en su rostro hizo que el guardia marcara distancia, a pesar de la estatura de la mujer sabía que no podía desafiarla de ninguna manera, era bien sabido el temperamento explosivo de Ahmed heredado de su familia. —ya me va a escuchar. —murmuro para sí yéndose caminando con pasos que resonaban fuerte por los pasillos solitarios.

Deva quien ya había obtenido el cargo superior de que tanto esfuerzo le había costado y clases de su prima, una de los más jóvenes generales, solo un par de siglos mayor que Deva.

Cuando la puerta principal de su castillo fue derriba, la tomó por sorpresa, cuando iba a atacar directamente sin preguntar noto lo rápido que fue inmovilizada por su…prima.

—¿Ahmed? —la mujer solo sonrió de medio lado y la soltó.

—al menos estas alerta en algo —sonrió con orgullo resguardando su espada. —explicame ¿Por qué no está el libro en su lugar? —se cruzó los brazos mirando como la de cabellos plateados desviaba la mirada.

—bueno, eso de ir a la biblioteca todos los días no me parecía tan practico. —Ahmed la miro con incredulidad elevando una ceja.

—¿comodidad? Deva, esto es serio, son las vidas y destinos de los humanos, al crear una vida como la de Evelyn Lovelace no puedes simplemente guardar el libro con tus libros tradicionales. —el regaño severo solo hizo que Deva inflara sus mejillas.

—no ha pasado nada, los humanos son tan… torpes, por eso lo traje —intento defenderse, pero mirar el rostro de su prima llenarse de ira mientras su aura a su alrededor se volvía oscura la hizo retroceder.

—regresame el libro —el tono autoritario en su voz estremeció a Deva.

—¿¡no?! ¡¿Por qué?! —retrocedió un paso de forma defensiva bloqueándole el camino hacia las escaleras.

—Deva, le prometí a mi tío que te supervisaría, estas desobedeciéndome. —Ahmed no espero rodeo a Deva comenzando a subir las escaleras.

Una vez arriba entro a la habitación de su prima y con rapidez encontró el libro en la estantería encontrando entre las páginas escritas marcas cristalinas, levando la mirada con horror hacia la mujer de cabellos plateados.

—¿Qué hiciste Deva? —pregunto con horror mientras Ahmed pasaba cada página modificada y hasta rasgada por la punta una pluma.

—solo quería corregir algunos errores. —dijo con tono de voz dulce e inocente, Ahmed quien ya conocía esa clase de tono de voz, sintió su ser calentarse en cólera, respiro hondo y tomo su tiempo.

—Deva, los humanos cometen errores, eso los hace humanos, ¿Qué no lo entiendes? —Ahmed podía mirar como el futuro de Deva se vendría abajo si su tío y los del consejo se enteraban de la situación.

—mataran a Evelyn, no lo permitiré. —ahora su tono arrogante disfrazado en preocupación hizo a Ahmed cerrar el libro de golpe.

—eso no te concierne, la historia salió mal, son errores que debes asumir en tu segundo intento —le recordó Ahmed, habían tenido ambas las mismas enseñanzas en la academia, ambas se especializaron en las leyes del todopoderoso sobre sus creaciones y las reglas que con ellas lo vinculaban; darle un cargo de una pequeña historia estaba entre los límites que Ahmed podía cruzar habiendo ella misma una vez estado en contacto con los humanos como una diosa, sabia la responsabilidad que conllevaba el trabajo y con todas las clases dadas a Deva pensó que su prima sería mejor que ella ya que su contacto con humanos sería más escaso que el que tuvo ella.

—no permitiré eso —sentencio apretando su agarre en el libro, podía ver en los ojos de Deva como estos se volvían de tono plateado, un tono peligroso para una diosa.

—eso no es tu decisión, así debe ser —le recordó, pero los ojos de Deva la miraron desafiantes.

—pues no quiero. —respondió de manera caprichosa cruzándose de brazos.

—da por terminado tu proyecto, esto se quedará en la biblioteca, hablare con mi tío. —levanto el libro para que lo mirara y Deva abrió los ojos en sorpresa.

—no, no puedes. —intento arrebatarle el libro y Ahmed solo movió su mano para que no lo tocara.




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