Encontrarte

20: Lágrimas

El teléfono que le había prestado a Alex estaba sobre mi cama cuando volví a mi casa y subí a mi habitación, el cargador perfectamente doblado y una pequeña nota de papel estaba doblada debajo de él. 

Lo único que la nota decía era lo siento. 

Había conducido por la ciudad luego de que Alex se fuera, corrí hacia mi camioneta otra vez, me subí y no dejé de conducir y buscar sino hasta varias horas después, cuando se hizo evidente que no lo encontraría, que probablemente ya estaba en su casa, y que estaba buscando y perdiendo mi tiempo. Fui a la cafetería como último recurso, pero tampoco estaba allí, el lugar estaba cerrando. 

Creí que le vería al día siguiente en el colegio, no pude dormir bien la noche anterior, esperé afuera dentro de la camioneta hasta bien pasada el horario de entrada al colegio, pero Alex no apareció, y tampoco me esperaba dentro del salón cuando entré a él. 

Los días son largos, solitarios y monótonos sin él, todos los días lo busco con la mirada, pero nunca lo encuentro. Todavía me es difícil darle sentido a lo que sucedió la última vez que le vi. Ha pasado una semana, una semana larga y tortuosa, le he buscado en todos nuestros lugares usuales, esperando verle allí de repente, esperando poder hablarle, poder abrazarlo, poder hacerle miles de preguntas. 

Ni siquiera sé si he procesado bien lo que sucedió, si lo comprendo o si realmente sucedió. A veces en el medio de la noche, en silencio y a solas, me pregunto si no he perdido la cabeza, si no lo he imaginado todo, si lo que sucedió no fue más que un producto de mi imaginación, pero entonces recuerdo con vívida nitidez el color rojo intenso de sus ojos, y la rapidez con la que me había alcanzado y se había detenido a mi lado. 

Estaba allí en un segundo, mirándome desde el otro extremo del local, sólo para estar a mi lado al siguiente, sosteniendo en la mano el libro que había estado a punto de caer sobre mi cabeza. 

Lo lógico es pensar que lo he imaginado todo, que no es posible, que no fue real. 

Sé que sí lo fue. 

Lucho cada día contra mi misma, obligándome a no dejarme consumir por esos pensamientos, a no dudar de mi propia cordura y de mi misma. No me he vuelto loca, sé lo que vi, lo que presencié, lo que sucedió, pero entonces, ¿Eso qué significa? 

¿Qué significa eso para Alex? 

Debería estar aterrada, debería de recordar todas las veces en las cuales estuve a solas con él y sentir cómo mi cuerpo se paraliza por el miedo al pensar en lo que podría haber pasado. Alex no es normal, es diferente, y por lo que vi, podría incluso ser peligroso, mi lado racional grita constantemente, me insta a tener miedo, a olvidar todo lo que sucedió, a estar agradecida de que haya desaparecido de un día al otro. 

Pero el que Alex haya desaparecido significa que nunca podré volver a verle para preguntarle las mil y un preguntas que llenan mi cabeza cada día, cada hora y cada minuto. 

Alex no es humano, no puede serlo. Y si lo es, ¿Entonces cómo me explicaría todas las rarezas que he notado en él desde que nos conocimos?¿Qué excusas me daría?¿Sería capaz de decirme la verdad esta vez?

¿Cuántas veces me mintió en la cara sin que yo no me diera cuenta de nada? Debería de estar furiosa, debería de estar aterrada y confundida, paranoica al pensar en que él podría volver… Y en su lugar, no hay nada que quiera más. No puedo temerle, no puedo tenerle miedo, no luego de tantos meses juntos en los cuales me sentí a salvo con él, de tanto tiempo solos en los cuales lo único que hizo fue hacerme reír y pasar tiempo conmigo, pero eso crea una nueva pregunta. 

¿Por qué?

¿Por qué se acercó a mí?¿Qué podría ganar alguien, algo como él al hacer amistad con alguien como yo?¿Qué esperaba conseguir? 

¿Planeaba decirme la verdad en algún momento? No lo creo, si lo hubiera hecho, ¿Habría huido como lo hizo?

¿Qué es Alex exactamente? Todas las cosas extrañas que he notado en él con el tiempo se me vienen a la cabeza como una oleada de cosas sin sentido que juntas, comienzan a formar un rompecabezas que aún no puedo descifrar. Su piel fría, su distancia y renuencia hacia el contacto físico, el hecho de que siempre rechazara comer frente a mí… Y luego, cómo finalmente lo hizo pero lució incómodo mientras lo hacía. No puedo evitar unirlo todo y preguntarme si no forma todo eso parte de una misma cosa, de algo, ¿De qué? 

Mi corazón, mi pecho, duele desde que se fue. Es algo… Inexplicable, extraño. No es un dolor excruciante, simplemente me siento… Vacía, como si algo me faltara, como si hubiera perdido algo. 

¿Qué significa eso? 

He vuelto al claro varias veces, voy casi cada día, y siempre es en vano. Lo único que busco encontrar allí es lo único que nunca encuentro, lo único en lo que no puedo dejar de pensar. 

¿Por qué se fue?¿Porque descubrí algo que no debería de haber descubierto?¿Porque se asustó?¿Porque lo sorprendí?¿Por qué no ha vuelto? 

¿Es que simplemente no quiere hacerlo? 

El solo pensamiento, la sola idea de que eso fuera cierto hace que el dolor en mi pecho se haga notar por un breve segundo. Alcé la mano y la dejé descansar contra mi piel. A oscuras en mi habitación me es difícil pensar en algo diferente, no cuando recuerdo que él estuvo acá, conmigo, que se recostó en mi cama y me abrazó durante toda la noche, que dormí junto a él, que entró por la misma ventana que ahora mantengo cerrada pero que desearía poder abrir para él otra vez. Le había dicho que no volviera a hacer lo que hizo esa noche, pero ahora mismo lo único que quiero es que lo haga otra vez, que golpee suavemente mi ventana y que, al abrirla, encuentre su rostro. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.