Capítulo # 2
En la mansión Grimaldi Anderson.
Aiden se encontraba sin poder moverse, maldecía el día que les enseño defensa personal a ambas, si no hubiera sido tan protector y consentidor. Hubieran sido esas típicas mujeres que esperaban que alguien las salvara.
Bella inmoviliza a su hermano. Era una suerte que su amado hermano mayor les enseño defensa personal desde muy pequeñas, al principio su papá se negaba porque no había motivos, siempre había guardaespaldas a su alrededor, su hermano insistió, ahora se lo agradecía porque había podido quitarse a muchos hombres de encima.
Gaia se dirigió a la habitación de su hermano y cuando abrió la puerta, se quedó sorprendida al encontrar a una mujer durmiendo y herida, por lo que podía apreciar, tenía una pierna fracturada, caminó y con cuidado comenzó a revisarla sin despertarla, pudo evaluar que tuvo recientemente un accidente. Debió de ser fuerte por la magnitud de como aún llevaba un yeso en su pierna y una cicatriz en la cabeza.
Aiden logró soltarse de su hermana Bella, no quería ser brusco con ella. No quería que Gaia viera a Imiza, su hermana era muy celosa y siempre les hacía la vida imposible a sus conquistas, al punto que terminaban dejándolo porque prefería a su familia que a ellas.
Bella lo siguió, le dolía el brazo, su hermano fue muy brusco con ella, sabía que no solía hacerlo. Lo que estaba ocultando debía de ser muy importante para el para que se pusiera de esa forma, no parecía él y era extraño porque su hermano no era misterioso.
Cuando Aiden llego a la habitación, su corazón estaba más que acelerado y su aliento era lento, por lo que corrió para evitar algo que era inevitable, observó como su hermana estaba revisándola y detallándola.
—Aléjate de mi esposa —le dijo seriamente y acercándose a ella, no quería anunciar sobre su matrimonio falso, conocimiento a las gemelas harían lo que fuera y prefería evitar—. Gaia te hablé.
Su hermana se quedó sorprendida, por lo que acababa de soltar su hermano. ¿Cuándo se casó y no aviso a nadie?, ¿debía de ser una broma de mal gusto?
Bella se reunió con ellos y miró de lejos a la mujer, caminó, logrando pasar a su hermano. Pero, percibía que su hermana Gaia iba a explotar en cualquier momento, la conocía bien. Todos creían que era muy serena y era la más atrevida, peleonera y altanera de los tres.
—¿Cómo que es tu esposa?
Bella se alteró y preguntó:
—¿Tú qué?
Aiden agarró de los brazos a sus hermanas y las sacó de la habitación, lo que menos deseaba que Imiza se despertara y comenzar una pelea, sabía que sus hermanas no se quedarían calladas, a la vez hubiera deseado que hubieran sido niños. Para que no fueran tan celosas y posesivas. Lo controlaban cuando vivía con sus padres y fue una tortura esconder lo de ser espías por la intensidad de ellas. Esta vez no dejaría que ellas se salieran con la suya, no permitiría que Imiza descubriera que no eran nada y menos sin saber quién era ella realmente.
Gaia estaba realmente furiosa, como su hermano se casó sin su permiso, acaso ella era un cero a la izquierda para semejante locura, si ella lo hubiera sabido, no hubiera dejado que se casara con esa mujer.
—Escúcheme muy bien, comencé una relación con Imiza hace unos meses —mintió, contaría la misma historia que le dijo a su esposa falsa—. Nos enamoramos y nos casamos en secreto por qué. Yo sabía lo celosas que son ustedes y prefería evitar. Mi mujer sufrió un accidente, perdió algunos recuerdos y se rompió la pierna. Necesita de mis cuidados y por eso no he pedido visitarlos.
Bella, observando la seriedad de su hermano y se fue a contar, se sintió mareada. ¿Por qué ocultarlo? Tan molesta las veía que evito estar solo en una fecha tan importante, se comenzó a sentir mal y empezó a llorar.
Gaia furiosa y grito:
—¡Mira lo que acabas de hacer!
—Dejen el drama si, no pienso permitir que despierten a Imiza, no puede levantarse y pensara que ustedes son mis ex amantes.
Bella se calmó y pensó lo peor, su hermano no le había hablado de ellos, entonces debía de ser una relación muy seria para ocultárselo a ellas. Conocía a su hermano, cuando algo realmente era muy importante o valioso para él lo ocultaba como un tesoro. En esa parte Aiden era muy cerrado.
—Te desconozco Aiden —soltó enojada Gaia.
—Imiza está confundida y nerviosa, casi ni habla y ustedes son unas celosas, posesivas y tóxicas conmigo —les recordó con seriedad y observó como ambas hacían puchero.
Bella dijo en defensa:
—¡Por qué eres tan guapo y porque eres nuestro hermano!
Aiden medio sonrió, sus hermanas eran adorables, pero se pasaban de tóxicas, pobre de esos hombres que se fijarían en ellas. En especial en Gaia, que era demasiado posesiva, en cierto punto era ver a su padre en versión femenina. Bella era más dócil y tranquila, demasiado territorial como su madre. Ambas juntas eran dinamita pura.
—No quiero que sean odiosas con Imiza.
—No te prometo nada —dijo Gaia haciendo puchero y enojada.
—Gai —dijo su hermana seria—. Recuerda que está mal de su memoria.
—No le ha hablado de ustedes y menos de mis padres. Quiero que se recupere —expresó seriamente y sentándose para relajarse—. Pueden quedarse aquí y tu Gaia. Ayudarme con ella.
Gaia lo miró con ojos asesinos y cruzando los brazos.
—Está bien, lo haré porque te amo.
—Yo las amo mucho más —aseguró él contentó.
Bella y Gaia abrazaron con mucho amor a su hermano, podrían a prueba a Imiza, si veían algo que no les gustaba le harían la vida imposible.
Las horas pasaron rápidamente, en el transcurso de la tarde Imiza despertó un poco desorientada.
—Hola, ya despertaste —habló Bella detallándola y veía como Imiza se le quedó mirando—. Soy tu cuñada. Me llamo Bella.
—Es un gusto —dijo tímidamente y vio entrar a Aiden con una mujer pelinegra parecida a Bella, y entendió que eran gemelas, pero no idénticas. —Son gemelas.