Capitulo 1

Era una tarde de verano y Amelia se encontraba en el balcón de su departamento leyendo su novela de amor favorita, estaba sola hace tres horas desde que sus amigas habían salido a tener una tarde de té en su cafetería favorita, Amelia no se encontraba muy animada con la idea y prefirió inventar una tonta excusa antes de tener que pasar toda su tarde condenada a sus enamoradas amigas, no es que las odiara pero es que desde que Fabián, su novio de toda la vida, la dejó plantada en el altar por fugarse con una mujerzuela simplemente no podía estar cerca de su morena y rubia favorita, deseaba de todo corazón ayudarlas en la planificación de sus bodas que serían al terminar el verano pero cada vez que las escuchaba hablar de vestidos y fiestas, su corazón se le arrugaba un poquito más y su mente vuelve a ese fatídico día. Solo han pasado 3 semanas 18 horas 20 minutos y 15 segundos desde que recibió la última llamada de Fabián donde le explicaba que no iría a la iglesia porque no pensaba seguir con esa farsa de relación, que no intentará buscarlo porque no lo hallaría, que había encontrado a su verdadero amor en las calles más desoladas de argentina cuando estuvieron de vacaciones en primavera y que iría con ella a cualquier parte del mundo. Amelia salió con su corazón destrozado frente a todos los invitados que esperaban inquietamente por la pareja, intento explicar lo que había pasado pero simplemente no pudo contenerse y cayó de rodillas frente a todos, Vanessa y Andrea estuvieron abrazándola hasta que los invitados uno a uno empezaron a irse, quedando las dos chicas, los padres de Amelia y Amelia; estaba avergonzada con ellos pues habían viajado desde Colombia solo para asistir a la declaración de amor de su hija y el supuesto amor de su vida, su mamá sobaba  su espalda mientras le ofrecía regresar a Colombia, ya que para ellos ,ya no tenía Nada que la atara a Madrid, para Amelia regresar a su país natal no era una opción, se había prometido no regresar hasta tener conformado un hermoso hogar con su madrileño pero a esas alturas  ya sabía que todos esos sueños se habían ido a la borda. Estuvo llorando por unas cuantas horas, lamentando no haberse dado cuenta antes de lo que pasaba por la mente de Fabián. Decidió salir del cuarto del hotel donde se estaban hospedando sus padres, pues sabía que en algún momento tendría que enfrentar a todos, aún no sabía dónde viviría pues Fabián se había encargado de vender el apartamento donde vivían juntos para costear su huida con la argentina ¡sí que lo tenía todo planeado!; pero de lo que sí estaba segura es que no regresaría a Colombia, al menos no por ahora. 

Estaban Amelia, sus amigas y sus padres sentados en el restaurante del hotel, cuando ella comunicó su decisión de no irse a Colombia, sus amigas la invitaron a vivir al apartamento que compartían la morena y la rubia, Amelia aceptó gustosa, un apartamento sería demasiado para ella sola y su corazón hecho pedazos, y al fin ellas pronto se mudarían con sus respectivos esposos y ella podría tomar el alquiler de ese apartamento. Sus padres regresaron a Colombia, un poco más tranquilos al saber que su pequeña hija no estaría sola, fueron tres semanas difíciles para ella pero ha encontrado un refugio en sus novelas favoritas.

-Creo que ha sido suficiente lectura de esto por hoy- suspiro hablando a la nada mientras cerraba su libro.

Tomó con cuidado sus cosas y las dejó en la pequeña mesa de la sala. Fue hasta el fregadero y lavo la taza donde había estado disfrutando un delicioso café. Miro el reloj y se dio cuenta que sus amigas llevaban mucho tiempo por fuera, seguro se habían quedado cenando o se habían juntado con sus prometidos. Decidió por primera vez en todo este tiempo salir y hacer algo para ella misma, si se apresuraba podría alcanzar a tomar el último turno de la peluquería.