Cuando finalmente el ascensor abrió sus puertas en el piso 25, pude ver que todo era un caos, el clan de las chismosas corría de un lado a otro intentando cumplir con los pendientes, una chiquilla ubicada en mi escritorio recibía llamadas por montón de al parecer clientes muy enojados, apenas me acerque tembló de miedo y me pidió que esperara un momento, imaginé que aun el hijo del jefe no se aparecía por la oficina y por eso habían tantos casos represados. Empecé a buscar mi celular en mi bolso para llamar al señor Mallorca y comentarle la situación, cuando se abrió las puertas del ascensor dejando ver a un hombre muy bien formado, perfectamente peinado y vestido, podría jurar que el tiempo se detuvo cuando empezó a caminar a paso decidido hacia la oficina que antes pertenecía a su padre, ¡porque si ,ese era Maximiliano¡, hasta el clan de las chismosas dejo de hacer lo que hacía para recibir a ese espécimen mal hecho de zac efron, Retome mi búsqueda en mi bolso, marque al señor Mallorca y espere fervientemente a que contestara, le explique una a una las cosas que sucedían en la oficina, me pidió irme a presentar con él y luego organizar una pequeña junta para que todas las compañeras de piso o el clan de las chismosas como yo preferiría llamarlas también lo conocieran, la chiquilla que descubrí que se llamaba Laura y sería una especie de asistente para mí, termine la llamada no sin antes desearle unas excelentes vacaciones por las Bahamas y agradeciéndole una vez más por la confianza depositada en mí.
-Tenle paciencia a maxi, por favor, Amelia- escuche antes de quitarme el celular de la oreja.
A paso firme, volví a acercarme a mi escritorio, llamando la atención de la chiquilla
-Hola, ¿Laura? Soy Amelia Díaz, la asistente del señor Mallorca y por lo consiguiente ahora de Maximiliano Mallorca - dije mirándola directamente a los ojos.
-¿eso significa que quede sin trabajo? Se suponía que ya no volverías o al menos asumí con lo que me dijeron las de aquellos escritorios - dijo Laura al borde de las lágrimas señalando al clan de las chismosas.
Di media vuelta y camine furiosa resonando los tacones en el piso hasta el escritorio de la chismosa mayor, carolina, y justo cuando ya estaba a medio metro de tenerla agarrada por su melena roja, se abrió la puerta del despacho de Maximiliano y pude darme cuenta que preguntaba por mí, así que desvié mi camino hacia la cafetera, me prepare el café de la mañana y retome mi rumbo hacia mi escritorio,
-Laura no, no estas sin trabajo, serás mi asistente pero no me hagas considerarlo y ponerte de patitas en la calle- le dije firme al ver su carita de asustada- pásate por recursos humanos a ver si ya tienen tu espacio de trabajo listo y por favor retira tu cosas de mi escritorio.- termine de decirle dejando caer mi bolso sobre sus piernas.
Alise mi falda con las manos y toque suavemente la puerta de cristal esperando la confirmación para ingresar.
-Adelante-se escuchó desde adentro de la oficina una voz fuerte.
Abrí la puerta sin vacilar, entrando a paso firme, sin saber con que me encontraría adentro.
-Buenos días Señor Maxilimiano,soy Amelia Diaz,la asistente de su padre y por ende ahora su asistente , me encuentro a sus ordenes,su padre me sugirió que realizaramos una junta de bienvenida con todos los colaboradores del Buffet- le dije con un tono de voz serio y muy profesional.
-Como siempre mi padre está controlando hasta lo más mínimo. Ok,señorita Amelia,organice esa junta pero de ahora en adelante, yo estaré a cargo y las sugerencias de mi padre no son bienvenidas- dijo un poco frustrado, sobando su sien, en señal de cansancio.
Me retire de la oficina,no sin antes ofrecerle mi ayuda en algo más, a lo cual se negó.
Debía organizar esa junta, pero antes había dejado un asuntito pendiente que debía resolver; parte de esa nueva Amelia no estaba dispuesta a dejar pasar por alto nada, su corazón roto había creado en ella una coraza que la hacía una mujer fría e impulsiva.Así que con la misma furia que tenía hace un rato, se dirigió hacia el escritorio de la chismosa mayor.
-Hola querida, pensé que los insectos no volverían por aquí,después de que fumigaron todo esto- trate de decir en el tono más despectivo que había en mi.
Ella me miró de pies a cabeza y dijo: -Oh, pero que tenemos por aquí la novia plantada, que tal estuvo esa luna de miel? Oh cierto, que te quedaste llorando encerrada- decía Laura entre risas y miradas arrogantes.
-Solo vengo a decirte que yo sigo estando a cargo de toditas ustedes y no quiero seguir escuchando comentarios estúpidos sobre mi o lo que sea, porque si quieres nos sentamos aquí a hablar sobre los mil cuernos que te ha puesto tu novio y las mismas veces que tu le has rogado por su amor- dije con una sonrisa triunfante al saber que le había dado en un punto débil.
Lo que nadie sabía ahí, es que Carolina y yo habíamos sido grandes amigas en la universidad, y fue por ella que entre a trabajar en ese bufete, pero lastimosamente en ese entonces ella no pudo costear más sus estudios y la bajaron de cargo, mientras yo entre más estudiaba ,más era ascendida ,méritos que hice para tener el cargo que hoy desempeño. Y esperaba seguirlo haciendo.
Caminé hacia mi puesto de trabajo para analizar qué tantos pendientes habían y así pasarle un informe detallado a Maximiliano. Me dediqué a organizar todo lo pertinente y cuando estuve listo, avance con la organización de la junta, había quedado pactada para desarrollarse a las 4 de la tarde.
Así que cuando tuve toda la información lista, camine con paso firme contoneando mis caderas,hacia la oficina del apuesto joven,di tres golpes esperando respuesta alguna para ingresar,la cual no recibí. Volví a tocar y no pasaba nada. Ya me iba de regreso cuando escuche gritos y cristales rotos,provenientes de la oficina de Maximiliano,el piso entero se paralizó, sin tener que pensarlo dos veces abrí la puerta y la cerré con seguro tras mi paso. No esperaba encontrarme con un Maximiliano tirado en el piso con algunas cortadas en su mano izquierda y llorando.
Editado: 06.04.2021