Al principio de los tiempos Isis eligió crear la vida, tan efímera como valiosa para quien la poseyera; para el hombre que se corrompe fácilmente bajo el egoísmo y la sed de poder, era un don, el cual, podía arrebatar a conveniencia de sus deseos. Su propia vida la utilizaba para vivir en el desasosiego y la angustia, lo que lo llevaba a sentir un vacío en su corazón y buscar calmar su ansiedad arrebatando las posesiones de los demás, incluyendo la vida misma.
No solo creó al hombre, también especies que se mezclaban con la naturaleza, fauna y flora eran hermosas y bastas para que se alimentara y tomará los recursos suficientes para vivir, pero no bastaba para el hombre, siempre había “algo” más que deseara, y al sentirse superior, despreciaba a las demás razas y las lastimaba cuando no eran los suficientemente capaces de satisfacer sus demandas.
La sensación de poder sobre los demás, avivaban las voces de los demonios que se encontraban en su cabeza. El egoísmo y el odio oscurecía su alma escondiendo cualquier rayo de amor que pudiera existir, a tal grado que se destruía todo a su alrededor incluyendo asi mismo.
Madre Tierra Isis, decepcionada de su creación, decidió destruir la tierra y para hacerlo, mandaria un ser que viviese entre ellos, sintiera los sentimientos humanos y padeciera sus sufrimientos, este ser, conectado a ella, le daría luz en sus pensamientos de que fue lo que salió mal, qué es importante para el hombre, y el resultado final, sería el exterminio total…
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En una isla llamada Sigridur, a 2810 km del lugar más cercano habitado, sólo era una extensión territorial de 72 kilómetros de superficie; un pueblo autosuficiente con agua potable, pescado, cocos, bananas, cerdos, gallinas, calabazas y demás.
En antecedentes, un grupo de nómadas navieros encontró la isla 500 años antes, vio que la tierra era fértil, y tenía una magia extraña de tranquilidad y armonía que los incitó a quedarse y fundar ahí su pueblo.
Teniendo un lugar estable, comenzaron a estudiar el clima, los ciclos del sol, las estrellas, desarrollaron su propio sistema matemático, y también , las energías y el plano espiritual.
Era en los principios del siglo VIII, corría el mes de julio que se suscitó un evento especial en el cielo, el sistema se alineó con el sol y el mundo quedó en la oscuridad por medio día, pero la luna que orbita fuera de la línea, fungió como espejo y reflejo la luz, exactamente sobre la isla, una luz tenue, lisa, apacible, en el clímax de la oscuridad, una de las mujeres aldeanas llamada Kaira, quien se encontraba en labor de parto, dio a luz a una hermosa niña la cual llamaría Lena, Qué significa luminosa de fuego; después de que la niña lloró por primera vez, se fue disipando la oscuridad y cediendo la luz del sol, para nuevamente recobrar la luz natural del dia.
La niña de una particularidad totalmente diferente a los demás, su piel no era del color que el del resto, si no que era blanca, con ojos azul turquesa y labios rojos carmín, el cabello dorado como rayos del sol. Los ancianos interpretaron este nacimiento como un buen augurio para la paz ya que ellos en visiones se habían percatado que la vida de la aldea y del mundo entero estaba en peligro, se sentían honrados de que la presencia de esta niña se haya dado en su aldea, por lo que juraron protegerla, estaban convencidos que ella tendría un papel importante en el futuro.
Kaira y Niels, papás de Lena eran muy jóvenes, ella una mujer hermosa alta de tez morena con ojos verdes esmeralda, cuerpo fornido pero bien torneado y una cabellera negra como la noche, que le llegaba hasta la cintura, siempre la llevaba suelta, adoraba poner flores sobre su cabeza. Había 3 estaciones, dos con los días más largos y la otra con los días cortos, esta última era de intenso calor, por lo que se vestía con ropa ligera, cuidadosamente bordada, con tela e hilos que eran elaborados con la fibra de plantas propias de la isla, y sandalias con las correas hasta las pantorrillas, en las otras dos estaciones, se cubría con pieles de animales. Él, un hombre fornido, también de tez morena, alto, pelo ondulado con facciones gruesas pero a la vez definidas, sus vestimentas eran más austeras de color, casi lisas con detalles en negro y café en la orilla del cuello, igualmente en época de frio, vestia abrigos de piel que lo hacían ver aún más imponente de lo que ya era. No había títulos en la aldea, todos se trataban con igualdad y respeto, los ancianos guiaban, eran los que tenían la sabiduría ancestral, sabían la historia y cada rincón de la Isla, enseñaban a quienes tuvieran la inquietud y voluntad de aprender todo lo que ellos sabían, asegurando así, la transición de cultura, ciencia y tradición.
Dentro de la Isla había un lugar extraño, con energías raras, y estaba prohibido acercarse, antes de saber cazar todos los niños y niñas eran instruidos en esta situación, aunque no conocían el origen de porqué ese lugar era si, temían acercarse, pues en algún momento uno de los ancianos quiso ser audaz y entrar a esa parte de la isla para explorar y saber lo que escondía, lo miraron irse y regresar al día siguiente, les contó que era un lugar sagrado y que no podía estar cualquier persona, si no los elegidos, él había sido perdonado, ya que la fuerza que gobernaba el lugar, requería dar un mensaje que se refería a el Poder del hijo de la isla, un poder capaz de reestructurar la vida en la tierra, y que ellos sabrían bien reconocerle, fue entonces que los ancianos decidieron tratar aquel lugar con respeto, tanto que una de las leyes de La Isla prohibía acercarse a ese lugar, que más que una ley, era una advertencia, ya que no se sabía que podría pasarle a aquel que no fuera llamado.
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Editado: 10.02.2022