Encrucijada: La profecía y el tigre

Capítulo 11 Sigrid

Despertó aterrada, ¿que había sido ese sueño?, ¿que era aquella batalla?, ¿quiénes eran esas personas?, se sintió tan real que incluso pudo sentir la humedad de las olas en su rostro, ¿que era aquello?, ¿un simple sueño o una profecía?, lo que sí quedaba claro que sentía conocer los rostros de esas personas, pero estaba segura jamás mirado. 

 

Se levantó de la cama para asomarse a la ventana y despejarse un poco, pues aún temblaba, cuando entró su dama de compañía. 

 

-Mi señora- le dijo casi en un silbido temiendo que se había levantado dormida, había escuchado historias de personas que deambulan por ahí inconscientes, - ¿está usted bien? - 

 

-Hola Shelly- contestó la chica dándose la vuelta, - sí estoy bien, solo que tuve una pesadilla y desperté exaltada-

 

-Puedo ayudarla en algo?- consultó la dama de compañia

 

-Si, creo que una efusión me caería bien, porque no se me quita esta sensación de náusea que me provocó lo que vi en mi sueño- comentó la chica.

 

-Enseguida se lo traigo y sirve que me cuenta un poco, a ver si eso le aclara la mente- comentó la sirvienta mientras salía de la habitación .

 

No tardó en regresar, la chica ya se sentía más relajada.

 

-Ahora sí cuénteme, ¿qué soñó?- cuestionó la dama. 

 

-Sabes Selly, no es precisamente lo que soñé, si no lo que me hace sentir este sueño. Había una batalla, unas chicas y un chico, un ente del agua contra un demonio, eran hábiles con sus armas y portaban unas armaduras preciosas que jamás he visto y solo he escuchado en los relatos de los ancianos, por mas que hago memoria no encuentro posibilidad de haberlos visto antes, sin embargo, siento como si algo me llamara a buscar la forma de encontrarlos, sabes, como si estuviéramos conectados - busco la mirada de su dama para ver si la creía loca por lo que le contaba, sin embargo, encontró los ojos de una chiquilla emocionada escuchando un relato de fantasía, lo que le hizo esbozar una sonrisa a la chica -Selly, ¿entiendes lo que te digo?-

 

-No, señora, o no estoy segura, a mi me encantan las historias de los ancianos y la de usted es tan parecida, que me hubiera gustado que le durara mas el sueño, pero que se le va ha hacer, si es lo que hay- contestó la chica con tal defastigo que Sigrid, rió más fuerte.

 

-Asi dejalo mi querida Selly, gracias por la efusión, pero cuando vayas a escuchar las historias de los ancianos llévame, ahora estoy demasiado interesada en ello- le pidió la chica. 

 

Sigrid, era una chica de 16 años, esbelta de cabello castaño, que le llegaba debajo de la cintura, tez apiñonada, ojos grandes y café claro, labios medianos rosas, con una sonrisa encantadora, en Lejre su ciudad natal, era conocida por su sabiduría, tenía un don nato que discernía situaciones complejas, algunas veces, los mismos militares la habían consultado en secreto cuando tenían duda de alguna estrategia, ella era hija de un erudito hombre llamado Miquel Abot, por lo que ella había heredado gran parte de su inteligencia de él, aunque su forma de discernir, sin duda alguna era un don inaudito, la delicadeza y el porte lo había heredado de su madre Frahida Auffret, quien se dedicaba a su hogar con mensura y era bastante respetada por todas las damas de todas las clases sociales.

 

Después de terminar la efusión, Sigrid le dio la taza a Selly -Gracias, trataré de dormir nuevamente, esto me ayudó bastante.-

 

-De nada mi señora, desea que me quedé hasta que se quedé dormida?- preguntó la dama.

 

-No, es necesario, ve a descansar tu también- Le ordenó.

 

-Esta bien mi señora- Se levantó y se retiró.

 

Sigrid volvió a recostarse y al empezarse a arrullar, vino a su mente nuevamente la imagen de la chica con armadura esmeralda y antes de quedar profundamente dormida en susurro dijo -Lena…

 

Al día siguiente se levantó aún con la sensación de inquietud, se vistió de prisa y bajó al comedor para encontrarse con su padre, pero él ya se había retirado a su estudio, masculló algo de fruta y tomo un poco de leche, se aproximó a su mamá que aún estaba sentada terminando de desayunar y la saludo con una sonrisa y un beso en la frente.

 

-Pero es que tampoco te vas a sentar a desayunar?- preguntó su madre.

 

-Papá tampoco desayuno?- preguntó la chica un poco sorprendida, ya que su padre era casi imposible que se saltará una comida a no ser que hubiera un asunto realmente importante.

 

-No!, También tiene días sin dormir bien, se la ha pasado mirando el cielo con ese aparatejo que inventó- dijo enfadada su madre. 

 

Al oír esto, Selly sin pensarlo salió corriendo y escuchó que su madre seguía diciendo cosas con tono enojado, pero ya no le entendió, quería llegar a donde su padre y contarle lo que había soñado y le carcomía de curiosidad los sesos de saber que tanto veía su padre en el cielo.

 

-Papá!, Papá!- Al entrar al estudio, corrió a donde él y le hecho los brazos al cuello ya que él se encontraba sentado tras su escritorio. -Tengo algo que platicarte, tuve anoche un sueño rarísimo, y tan real que aún se me eriza la piel de recordarlo-




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.