encuéntrame en tu futuro. libro 3

Capítulo 1. Coma.

“Estoy empezando a acostumbrarme a la velocidad rabiosa de esta tubería”, - me pasó por la cabeza, cuando otra vez volví a sentir la fuerza increíble, que me arrastraba por el vórtice del tiempo. Pero esta vez apareció la luz al final del túnel. Era tan brillante que me hacía daño. Yo cerré los ojos. De repente oí la voz de mi madre en alguna parte.

- ¡Gracias a Dios! ¡Se despierta, mi niña! ¡La pupila está reaccionando! Llamen a Sergio Vladimirovich rápido.

 Sonaba un zumbido molesto en mi cabeza, la garganta me dolía, y mi cuerpo no sentía nada, igual como después de tomar la poción rara de Valide. Apenas abrí los ojos y vi la cara de mi madre cansada y sonriente.

- Cariño, ¿Me oyes? Si me oyes, cierra los ojos, - me lo pidió.

Hice un esfuerzo y cerré los ojos.

- Sergio, mira, ella escucha, entonces vuelve trabajar su cerebro. Ella me entendió, - se emocionaba mi madre.

Vi una cara de hombre con gafas con la montura de pasta y una máscara quirúrgica, que se inclinaba sobre mí.

- Espera, para alegrarte, puede ser que es un simple reflejo, - escuché la voz masculina, bastante agradable. - Tengo que hacerle unas pruebas.

- ¡Sergio! Ella salió del coma, y eso es lo que importa. Cuatro meses no es una zona gris, no es el síndrome de enclaustramiento. Ella se recuperará, - la voz de mi madre contenía fuerza y esperanza.

- No discuto, pero necesito tiempo y una buena rehabilitación, - respondió hombre.

Así que estuve en coma durante meses. Algunas personas, después del coma, dicen que no les ha pasado nada mientras estaban inconscientes, y yo he estado en el pasado, en el pasado real. Lo sabía, allí conocí a mi hombre, mi querido marido y nos amamos. Ese amor era tan real que no tenía duda. Y ya que estoy aquí, entonces, he conseguido salvar a mi Príncipe.

“¿Y si eran simples sueños o no más que alucinaciones? Ninguno de los «afortunados» como yo podían recordar nada. ¿Por qué yo recuerdo todo?” - Yo recordaba a Iván. Dos pensamientos contradictorios en mi cabeza se peleaban uno con el otro. ¿He estado en el pasado o no? Una cosa que sabía con certeza, era que mi cerebro funcionaba y mi mente volvía.

Me llevaron por el pasillo y las lámparas rectangulares del techo, como farolas, me iluminaron el camino hacia mi nueva vida. Sabía que tardaría mucho tiempo en recuperarme del coma. Y lo haría porque tenía el objetivo de encontrar a mi Príncipe. ¡Yo le prometí! Incluso no me preocupaba, si él no existe en la realidad, en mi cabeza estaba seguro. Y yo le amaba tanto, que daría mi vida por mi “Príncipe” y eso es lo que importaba.

Dos semanas después, un joven muy guapo vino a verme. Se presentó como mi prometido, pero no sentí nada por él, ni me acordaba de él.  Era como que alguien, a quien no conoces, te molesta y pide atención, cuando tu misma no quieres tener con el nada de nada. Él no era mi “Príncipe”. Eso es lo que sentí, pero no podía decir nada. Mi lengua no me obedecía.

Un mes después, me mandaron a casa a recuperarme, cuando los músculos se fortalecieran y los cortes de la laringe se curarán, para empezar a hablar. Tenía una parálisis en las cuerdas vocales, estaba sufriendo falta de la respiración. El médico no conocía la causa, tal vez los efectos de la ventilación artificial de los pulmones, o el trauma cerebral. Pero yo sabía, que todo esto eran las consecuencias de mi grito en el barco, cuando pensé que mi favorito había muerto otra vez. Cuando me tranquilicé en casa, dije mi primera palabra, como cuando era niña: "mamá."

Luego me mandaron a neurorrehabilitación a un centro especializado para todos aquellos quienes sufrían un daño cerebral adquirido y otras lesiones neurológicas. Me gustó allí, no me sentía invalida, porque otros pacientes también estaban en estado grave. Y todo el mundo luchaba con fuerzas, superándose a sí mismos.

Entonces mi madre me dijo lo que me había pasado. Resulta, que corrí a ese maldito parque con mi perro Richie durante el huracán. Cuando estaba allí, uno de los árboles fue derrumbado por el viento directamente encima de mí y otro pobre hombre que, lamentablemente, murió en el lugar y me mandaron a hospital, donde entré en coma debido a un trauma craneoencefálico. Y Richie estaba desaparecido desde aquel día.

Había que trabajar en mi recuperación casi las veinticuatro horas. Desde primera hora de la mañana, empezaba con ejercicios y no paraba hasta la noche. Mi madre me regañaba por mi esfuerzo no controlado, pero yo quería aprender a caminar cuanto antes. Volver a mi vida.

Dos meses después, pude restaurar mi laringe y mi memoria, pero aún no podía andar y tenía poca fuerza en las manos. Tenía que ir en silla de ruedas a todos lados. Me esforzaba a pesar del dolor y las lágrimas, y mi cuerpo empezó a reaccionar: primero intentaba levantarme de mi cama, dar un paso, ir a la cocina y al baño, luego salía por las escaleras, y si tenía un minuto libre, hacía malabares con pelotas de tenis. Leí en algún lugar que, cuando lo haces, las células cerebrales crecen mejor. Así que las pelotas de tenis me acompañaron por todas partes.

 Recuperé mis clases en la universidad de Medicina y no falté a ninguna. Aunque tenía que ir allí, al principio, en la silla de ruedas y después con muletas. He tenido algunas facilidades, que hacían mi vida más llevadera, de parte de los profesores por mi incapacidad, pero no en mis estudios. Simplemente me liberaron de las fiestas y las reuniones que no tenían nada que ver con el plan de estudios. A este ritmo perdí todos mis amigos, y el guapo, que dijo que era mi prometido desapareció rápidamente del horizonte. Me quedé casi sola, excepto mi madre y una enfermera en el centro de rehabilitación que se convirtió en mi única amiga.




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