Su caza podía entrar a la hiperlane con la ayuda de un lanzador que siempre quedaba en órbita en los planetas que visitaba. Kuramín era un gigantesco planeta marrón repleto de pantanos y junglas. La humedad era alta y según los registros no había nada en ese planeta. Inteligencia sabía que eso no era cierto. Su mapa marcaba un gigantesco complejo que la República usaba de prisión para los traidores del Imperio. Su trabajo era simple, pero no podía llamar demasiado la atención de sus enemigos, ya que querían sumarle valor a la traidora. Su objetivo simplemente debía desaparecer. Ihsahan hizo una pasada con su nave sobre el complejo para notar el batallón que protegía el lugar. La meseta parecía albergar la prisión en su interior, pero la República no había construido dentro, sino debajo. Cuando iba a bajar de la nave, su comunicador anunció a Mirana.
“Maestro, tengo información que no entiendo para usted.” Dijo el holograma de Mirana.
La mujer estaba acomodando su ya perfecto traje.
“Parece que… tiene indeseados en la zona.” Agregó con seriedad. “Frogo está camino a usted. Uno de nuestros espías me ha anunciado su arribo en unos minutos.”
“¿Qué espía?” Preguntó con seriedad Ihsahan.
“Uno de sus hombres en la Ciudadela, milord.” Aclaró con prestancia Mirana.
“¿Mi maestro sabe algo?” Agregó el sith.
“No he hablado con él todavía, quería informarlo a usted primero.” Dijo con seriedad la guardia.
“Entendido.” Respondió con prestancia Ihsahan.
“Estamos atentas a usted, milord.” Dijo con formalidad Mirana mientras saltaba de su cabina.
La humedad no afectaba en lo más mínimo su traje. La computadora estaba dándole toda la información del ambiente mientras caminaba hacia el abismo. Un pitido llamó su atención, la nave de Frogo estaba dirigiéndose hacia él. La nave fue bienvenida por la magnífica vista que tenía en esos momentos. La nave de Frogo era más grande que su caza y aterrizó exactamente al revés de cómo había pensado que haría. La cúpula se abrió para dejar paso al gigantesco wookiee, este era prácticamente gris y sus ojos brillaban en un poderoso naranja. Su presencia siempre estaba llena de violencia y sed de sangre. Ihsahan tuvo que levantar la mirada cuando Frogo se detuvo frente a él.
“¿Qué haces aquí, sith?” Preguntó con severidad.
El wookiee respondió con un cándido rugido.
“Te han enviado a una misión imposible, Frogo. No estás capacitado para matarme.” Respondió con severidad.
Ihsahan podía oler el pútrido aliento del wookiee y estaba seguro de que estaba conteniendo toda su furia tan solo para anunciar los planes de su maestro.
“Tu maestro no conoce cuan profundo es el abismo que ocupa mi poder, Frogo.” Dijo con severidad Ihsahan. “No voy a permitir que perjudiques mi…”
El wookiee rugió con todas sus fuerzas para lanzarse al ataque. Su gigantesco sable se activó para rozar el peto de su armadura mientras recibía una patada por el lado opuesto. Ihsahan notó que era más rápido de lo que esperaba. Su manejo de la ira era perfecto, ya que no había perdido la cordura al desatar lo que tenía dentro. Sus rugidos aumentaban la fuerza de sus golpes y cada segundo que pasaba era más poderoso que el anterior. Su Juyo dejaba mucho que desear, pero podía captar la esencia de su estilo a base de su furia. Ihsahan bloqueó los ataques con facilidad, sabiendo que el wookiee estaba haciendo tiempo, ya que su computadora estaba anunciando otra nave en las cercanías. Ihsahan bloqueó un ataque para mantener su postura y usar a su adversario de pivote, terminando con un relámpago hacia la espalda de su enemigo. Este lo recibió como si no hubiera sido nada peligroso. Humeante, el wookiee saltó directo al ataque mientras se distanciaba con un salto hacia atrás. Sus voluntades chocaron en el centro de la meseta, levantando piedras para todos lados. El wookiee parecía un animal salvaje, pero Ihsahan sabía que estaba controlando todo lo que hacía. Sus colmillos se dirigieron hacia su cuello para ser repelidos por un poderoso puñetazo lleno de Fuerza. Seguido, Ihsahan barrió sus piernas para recibir una patada en el pecho. Se levantó luego de una vuelta para lanzar una estocada que fue bloqueada por su contrincante. Ambos estaban echando chispas que terminaron un violento choque de relámpagos. Ambos saltaron hacia atrás para seguir intercambiando golpes en la cima de la meseta. Rebotando por el suelo, chocando sus voluntades e intenciones. Ihsahan saltó hacia un lado para lanzar una roca a su enemigo y usarla de distracción para ocultar su ataque. Frogo la destruyó con sablazo para luego perder el brazo bajo el suyo. El wookiee rugió con todas sus fuerzas para que todo lo que esté a su alrededor empiece a volar hacia él. El golpe telequinético lo mandó fuera de la meseta, haciéndolo rodar por la cara de esta. Sus guanteletes se clavaron en la roca para balancearlo mientras se soltaba, esquivando el ataque de Frogo. Su sable cortó entre sus manos mientras empezaban a caer otra vez. Ihsahan intercambió golpes en el aire sin poder lastimarlo, terminando en una especie de balcón. Frogo aterrizó mientras notaba una nave de la República marcharse por el otro lado de la meseta. Su misión había fracasado. Saltó directamente hacia su contrincante para que sus sables choquen. Su puño se hundió en el denso pelaje de Frogo para mandarlo contra la pared. Su sable iba directo a rematarlo cuando un repentino relámpago lo detuvo. El flagelo que Uriah quería infligirle no era nada para él. Con un salto se enfrentó a su nueva enemiga. Sus sables eran rojos y sus intenciones eran claras.
“Rayos, Frogo, se suponía que podías con él.” Dijo con seriedad Uriah.
Uriah usaba una poderosa armadura negra. Ihsahan sabía que ocultaba la corrupción debajo de ella.
“Ihsahan, esta va a ser tu tumba. Indo sabe que eres demasiado peligroso para mantenerte vivo.” Agregó mientras Frogo se ponía de pie con un rugido. “Es una lástima perder a un hombre como tú, pero eso es lo que necesita mi maestro.”
El gigantesco sable de Frogo se encendió en su mano mientras una llovizna se apoderaba del campo de batalla.
“Tu maestro será el próximo en caer, Uriah.” Dijo con severidad Ihsahan. “Nadie va a perturbar el futuro del Imperio.”
“Eres un fanático como tu maestro, Ihsahan. Voy a tener que arruinar esa bonita cara tuya.” Respondió sonriente Uriah. “Frogo, eres un desastre para la Orden.”
El wookiee rugió en reprobación.
Ihsahan estaba quieto frente a sus enemigos esperando por su reacción, su misión ya había fallado y solo restaba destruir a los enemigos que tenía enfrente. Frogo fue el primero en saltar hacia él escondiendo de sus ojos a Uriah. Sus sables chocaron mientras la togruta aparecía por un lado para rematarlo. Repelió su golpe con su guantelete mientras bloqueaba los ataques de Frogo. Su túnica perdió un pedazo ante los sables de Uriah mientras esquivaba hacia atrás. Su puño se enterró en la cara de Frogo mientras pateaba en un hueco de la defensa de Uriah. Sus sables marcaron su armadura, pero terminó separado de ellos. La togruta levantó su mano para usar un relámpago mientras Frogo rugía con todas sus fuerzas. Ihsahan absorbió el relámpago con su mano mientras sentía el impacto del grito del wookiee. Su rugido sacudió todos los alrededores mientras lo daba contra la meseta. Ihsahan sintió sangre en su boca.
“Eh, al fin veo esa técnica, Frogo. Impresionante.” Dijo sorprendida Uriah.
Ihsahan había sentido la frustración en la técnica de su adversario y sabía que ahora empezaba el momento crucial. Sus enemigos dieron un par de pasos hacia el abismo cuando sintieron su presencia. Salió disparado a toda velocidad hacia sus enemigos para que su sable bloquee a Frogo mientras su talón aterrizaba en la cara de Uriah. Sangre voló para todos lados mientras giraba a rematarla con un poderoso revés. La togruta gritó para explotar sus alrededores con su telequinesis. Ihsahan saltó hacia atrás mientras Frogo rodaba hacia el borde, perdiendo su sable en la revolcada. Sus garras lo salvaron de la caída mientras levantaba la mirada para encontrarse con Ihsahan. Uriah lanzó todo lo que había en el lugar hacia él. El sith barrió su brazo hacia un lado para pulverizar todos los objetos que querían atacarlo mientras sentía una titánica presión sobre su cuerpo. Ihsahan usó el dolor para correr hacia la Uriah, que no pudo borrar la expresión de sorpresa en su cara cuando tuvo que soltar su concentración para bloquear su sable. Gritando, la sith empezó a ceder frente a la complejidad de su perfeccionada técnica de combate. Luego de un bloqueo, Ihsahan hizo un rápido golpe ascendente para destruir gran parte de su armadura mientras Frogo caía detrás de él. La sith saltó lejos para apretar unos botones en su guantelete mientras ellos intercambiaban unos golpes. Ihsahan bloqueó un ataque para luego enterrar su rodilla en el pecho del wookiee. Seguido, en el mismo instante que sus pies estuvieron en el suelo, empujó todo lo que tenía frente a él con su telequinesis. Los siths volaron por los aires para luego rodar por el suelo mientras la llovizna se convertía en lluvia. Ihsahan estaba listo para derrotarlos, pero fue interrumpido por un caza que apareció detrás de ellos. Ihsahan bloqueó la lluvia de plasma con su sable y su armadura mientras sus enemigos corrían hacia él. Esquivó el violento ataque de Frogo mientras pateaba en el pecho a Uriah sin dejar que los disparos lo alcancen. Uriah escupió sangre mientras se tambaleaba hacia atrás escuchando los gruñidos de Frogo. Ihsahan levantó su mano para compactar instantáneamente el caza, que terminó siendo una esfera de metal y vidrio rodando por la cara de la meseta. Ihsahan iba a terminar la pelea ahora mismo. Uriah empezó a perder la cordura mientras intentaba bloquear los ataques del sith, Frogo solo podía gritar como un animal ante el poder del Guardian del Imperio. Su puño se enterró en el abdomen de Uriah para ser seguido por una patada mientras levantaba con su telequinesis a Frogo. Este pataleaba en el aire mientras se clavaba en la rocosa meseta hundiéndose lentamente sin poder librarse de su agarre. Usó su mano izquierda para lanzar a Uriah hacia el abismo para luego rematar a Frogo con un violento relámpago mientras lo empujaba contra la meseta. Su humeante cadáver cayó al suelo para quedarse inmóvil mientras caminaba hacia la togruta. Uriah gritó para atacar al sith con todo lo que tenía. Sus sables fueron repelidos por la magnífica técnica del sith que tenía enfrente, cada golpe de Ihsahan marcaba su armadura y su cuerpo con facilidad. La sith notó que estaban jugando con ella cuando gritó con todas sus fuerzas para ganar unos metros de distancia.
“¿Por qué mierda eres tan poderoso?” Gritó ofuscada Uriah.
Sus anaranjados ojos irradiaban violencia y terror.
“Siempre has sido débil, Uriah. Escondida en tu armadura y tu aire de superioridad que nadie cree.” Dijo con severidad Ihsahan. “Nunca tendrás el poder para derrotarme, tus convicciones son ajenas y estás demasiado cómoda entre los brazos de Indo.”
Uriah dejó que toda la ira que tenía saliera a flote, brillando en una roja y corrupta aura que revoloteaba a su alrededor. Se lanzó al ataque con su magistral Ataru para que su patada fuera recibida por el pecho del sith como si estuviera recibiendo un abrazo de un amigo. Un golpazo telequinético la clavó contra el suelo, rompiendo sus piernas en el proceso.
“¡TE ODIO!” Gritó con todas sus fuerzas Uriah. “Eres todo lo que siempre quise…”
Ihsahan no tenía tiempo para ella, su sable atravesó su armadura con facilidad para rematarla en el suelo. La lluvia caía en silencio sobre él mientras pensaba en cuales eran sus siguientes pasos, la guerra que esperaban estaba adelantándose unos meses. Ihsahan se giró para mirar hacia arriba, notando que su nave estaba lejos. Su comunicador estuvo sonando toda la pelea y recién ahora iba a atenderlo.
“¡Maestro!” Gritó el holograma de Mirana. “Tengo noticias, Shia fue atacada en la ciudad…” Agregó mientras Shia aparecía en imagen.
“Alor, parece que estos inútiles eran parte de las fuerzas de Darth Indo.” Dijo con prestancia la mandaloriana. “Tu maestro se apoderó del asunto y no pude derrotar más de sus guerreros.”
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Parece que la guerra se disparó antes de lo esperado.”
“Eso estaba diciendo Darth Tharan, milord.” Dijo ofuscada Mirana mientras intercambiaba una mirada con Shia. “Apestas.”
“No digas esas cosas frente a él.” Respondió ofuscada Shia.
Ihsahan cortó la comunicación sintiendo que estaba olvidando algo. Miró una vez más hacia arriba para tocar un botón en su computadora para escuchar el motor de su caza zumbar. Saltó en el habitáculo para dirigirse directamente a su lanzador.