Alara fue sorprendida por la presencia de Mirabella en el complejo, la espía estaba vestida de tal y apretó su mano al saludarla. En silencio, los hizo recorrer la entrada mientras una llovizna empezaba a caer. Las gigantescas compuertas se abrieron frente a ellos para develar un gigantesco hangar perfectamente iluminado. Tori estaba mirando las luces cuando Mirabella sacó su holo para leer algo.
“No te esperaba aquí, Mirabella.” Dijo Alara para interrumpir el silencio mientras notaba las miradas de los soldados sobres sus amigos mandalorianos.
“Mi jefe quería hablar con esta prisionera…” Dijo pensante la espía. “Parece que sabe algunos detalles peculiares del Imperio que quiere escuchar de primera mano.”
“Ya veo… Este lugar está fortificado.” Dijo pensante la jedi mientras los dejaban pasar por una puerta de seguridad.
“Es un complejo relativamente nuevo, maestra. No nos gusta mezclar a los traidores del Imperio con nuestros criminales.” Aclaró con prestancia Mirabella. “Tengo una nave entrando al planeta.” Agregó mirando a Erdos. “Espero que estén preparados.”
“Nada de que preocuparse, amiga de la República.” Dijo divertido Erdos. “Estamos listos para combatir a sus enemigos.”
Alara notó que Tori había sentido algo.
“¿Qué pasa, Tori?” Preguntó con curiosidad.
“Algo está por pasar…” Dijo pensante la padawan. “Siento que la… Fuerza está trayéndonos algo desde las estrellas.”
Juna la miró con curiosidad.
“Yo no he sentido nada…” Dijo al aire.
“Yo tampoco, tengamos cuidado.” Agregó Alara mirando a Erdos.
“¿Cuál es la misión?” Preguntó Erdos mientras se detenían frente a un ascensor.
“La prisionera está en camino, nuestro transporte nos espera del otro lado de la meseta, a través del pantano. Tenemos salidas de escape directo al lugar, pero nunca las usamos para transportar prisioneros.” Dijo con seriedad Mirabella.
“Es una buena idea, Mirabella.” Dijo pensante Lura. “Así los supuestos traidores no aprenden sus secretos.”
“Su misión es escoltarnos hasta la nave, yo me encargaré del resto.” Dijo pensante Mirabella.
El ascensor se detuvo frente a ellos para que cuatro soldados dejen a una mujer frente a ellos. Llevaba un mameluco naranja con un número escrito en su pecho.
“Ah, al fin estoy sintiendo la supuesta seguridad de la República.” Dijo divertida la mujer. “Cuando Ihsahan entre a este lugar nadie va a poder salvarme… El Imperio no deja cabos sueltos.”
“Ihsahan es demasiado importante para fijarse en ti, prisionera.” Dijo divertida Lura.
“Ellos vienen conmigo.” Dijo con seriedad Mirabella para empezar a caminar.
Tori parecía distraída con algo, pero no sabía con qué. Mirabella los guio por un pasillo para terminar en una salida muy parecida a la que habían usado antes. Las compuertas se abrieron para ellos mientras Erdos volvía a separar el grupo en equipos. El pantano era igual de denso que antes, pero Mirabella conocía sus secretos. Alara notó las minas que estaban esquivando y tuvo el placer de conocer una de las serpientes con plumas que había nombrado Cresso.
“Otra nave…” Dijo al aire Mirabella mientras apuraba el paso. “Debemos apresurarnos…”
Alara estaba preocupada por el terreno cuando notó el puerto estelar. Una nave estaba lista para partir.
“Esto fue fácil…” Dijo sorprendido Erdos.
Mirabella saludó al piloto mientras los soldados escoltaban a la prisionera, que estaba quejándose del pantano como había en todo el camino.
“Maestra…” Dijo pensante Tori. “Tenemos que volver.” Agregó mirando hacia la meseta.
Alara y Juna sintieron una perturbación en la Fuerza.
“Gente, volvamos a la base. Todos conmigo.” Gritó con decisión la maestra.
Erdos hizo un gesto de su mano para que Gundar apareciera para seguir de cerca a Alara. La maestra ahora sabía que algo iba a pasar.
Llegaron al a meseta para escuchar un temblor. La presencia maligna ya era evidente y las tres sabían que estaba en la cima. Escalaron un poco de la meseta para subirse a un sendero que recorría una de sus caras mientras ella decidía que iba a ocultarlos a todos. El grupo de compactó cuando sintieron otro temblor. Algo como un rugido cayó desde las alturas mientras Alara los escondía detrás de unas rocas. Sus ojos encontraron lo único que no quería cruzarse en la galaxia, Ihsahan. Este estaba peleando con un gigantesco wookiee, que era lo que venían sintiendo desde el pantano, a este la faltaba un brazo y llevaba una túnica negra como el sith. Alara no iba a olvidar esa máscara pronto. Detrás de ellos, Mirabella se marchaba en la nave de la República. Ihsahan no tenía presencia, exactamente como su Shin. El sith era mucho más poderoso de lo que esperaba y mandó a volar contra la cara de la meseta a su enemigo, su bakuuni era impresionante. Ihsahan estaba listo para rematarlo, pero un sorpresivo relámpago lo detuvo. El enmascarado parecía inmune a la electricidad que estaba circulando por su cuerpo y se movió del camino para esquivarlo. Notó que Tori estaba muy cerca de ella y Juna parecía sorprendida con lo que estaba viendo.
“Maestra, se están matando entre ellos.” Dijo en voz baja Juna.
“¿Ese es Ihsahan?” Preguntó con cuidado Tori. “No puedo sentirlo a través de la Fuerza.”
“Alara, esta es una gran oportunidad.” Dijo en voz baja Erdos. “Podemos posicionarlos para rematarlos con la ventaja de la sorpresa.”
“Nada de eso, Erdos…” Dijo con seriedad Alara sin quitar la mirada del sith. “Esto es más complejo de lo crees, Ihsahan es…”
“Deberíamos atacarlo cuando todo termine.” Dijo pensante Lura.
“Tal vez…” Dijo ofuscado Erdos.
La pelea volvió a comenzar mientras Alara intentaba entender lo que estaba pasando, los siths eran de facciones opuestas y Ihsahan usaba un peculiar estilo. Su Soresu era magnífico y notó que podía repeler golpes con su armadura.
“Eso es beskar.” Dijo Erdos mientras se agachaba detrás de ella. “¿Cómo mierda construyó esa armadura? Es un secreto mandaloriano.”
“Maestra… Su Soresu es…” Dijo asombrada Juna.
“Increíble, es agresivo y peligroso, sin perder sus virtudes defensivas…” Dijo sorprendida Alara.
Ihsahan absorbió un relámpago con facilidad.
“Sabe tu técnica también.” Dijo ofuscada Juna.
El wookiee rugió para darlo contra la pared, sacudiendo toda la meseta con el sacudón. Alara apretó la mano de Tori para fortificar su técnica. Ihsahan levantó la mirada mientras un terror la invadía por completo. Alara nunca había sentido algo así, apretó a Tori contra ella mientras fortificaba su técnica con todo lo que tenía. Tori estaba catatónica entre sus brazos mientras Juna daba unos pasos así atrás.
“Ahora es cuando…” Dijo de repente Erdos.
Alara apretó su greba para mirarlo por un segundo. Su amigo había entendido el mensaje y se dedicó a mirar la asombrosa pelea que tenía frente a sus ojos. Ihsahan solo había estado jugando con sus oponentes. Su presencia era fría y distante como sus movimientos. Alara no sabía si alguien iba a poder derrotar un monstruo como ese. La pelea cambió de rumbo, ya que ahora Ihsahan había tomado la iniciativa. Su terrible técnica con el sable era inigualable y su telequinesis era mucho mejor de lo que esperaba, ya que los siths solían recurrir a sus relámpagos para pelear. Ihsahan acabó con sus enemigos con facilidad. Alara se desesperó al sentir su mirada sobre ellos, apretando su técnica hasta sus límites. El sith estaba hablando con alguien en su comunicador cuando levantó la mirada hacia la cima de la meseta. Luego de tocar un botón en su guantelete, un caza del Imperio apareció para recogerlo. Ihsahan se perdió entre el anillo del planeta mientras ella relajaba su técnica. Lura la atajó con sus manos para apoyarla contra la roca cuando sus rodillas se vencieron.
“Alara…” Dijo sorprendida Lura.
Juna se agachó a su lado con sorpresa en sus ojos.
“Nadie puede pelear con ese monstruo.” Dijo asustada la padawan.
“¿Tori? ¿Estás bien?” Preguntó mientras la pequeña apretaba su pecho.
“Sí…” Respondió apenda.
“¿Qué rayos fue eso?” Gritó ofuscado Cresso.
Gundar se acercó al cuerpo de la sith para revisarla con cuidado.
“Esta armadura no es de beskar.” Dijo con seguridad para luego acercarse al cadáver del wookiee.
“¿Por qué nos detuviste, Alara? No tendremos otra oportunidad como esta.” Dijo ofuscado Erdos.
“Iba a matarnos a todos…” Dijo cansada Alara.
“Tenemos suerte que nuestra maestra puede ocultar nuestra presencia…” Dijo preocupada Juna.
“Creo que estoy de acuerdo con Alara, esposo.” Dijo pensante Lura. “¿Recuerdas los rumores sobre ese wookiee? Supuestamente había masacrado un escuadrón con sus propias manos.”
“Esa es Lady Uriah.” Dijo de cerca Sanza. “No sé como rayos se manejan, pero supuestamente es la mano derecha de uno de los miembros del consejo…”
Alara estaba tomando aire sabiendo que se habían salvado por poco.
“Maestra… ¿Cómo peleas con un monstruo?” Preguntó preocupada Tori.
“Con tus amigos, Tori…” Dijo con seriedad Alara. “Con el poder combinado de tus aliados.”
“Nunca había sentido una presencia así…” Dijo al aire Juna. “El sith que me crucé antes parecía una hoguera, este era… frío.”
Tori la miró mientras se ponía de pie.
“Creo que se sentía solo…” Dijo apenada la padawan mientras dejaba su cantimplora entre las manos de Alara. “Olvidado.”
Juna la miró con curiosidad mientras pensaba.
“Siempre tienes la palabra justa, Tori…” Dijo pensante Alara mientras activaba su holo. “Mirabella, encontramos a los habitantes de las naves, Ihsahan acaba de derrotar a dos siths… Debes enviar gente a revisar la cima.”
“¿¡Qué!?” Gritó la voz de la espía por el comunicador. “¡Volvamos!”
Alara cortó la comunicación mientras Lura la ayudaba a ponerse de pie.
“¿Cómo nos ocultaste de ellos siths?” Preguntó la mandaloriana.
“Mi maestra tiene un talento especial y puedo ocultar su presencia de lo demás con ayuda de la Fuerza.” Respondió con prestancia Juna. “También puede hacerlo con grupos de personas…”
“Solo tienes que entrenar, Juna. Gracias por ayudarme.” Dijo pensante Alara. “Tenemos que volver a casa, si Ihsahan puede estar en cualquier lugar sin ser detectado… Todos tenemos que estar preparados.”
“¿Alguien puede sentirlo?” Preguntó con curiosidad Tori.
“No lo creo, Tori. Parece que Ihsahan tiene el mismo talento que tenía Shin.” Dijo pensante Alara. “Su presencia solo se puede sentir cuando él lo permite.”
“Deberíamos revisar la cima.” Dijo con prestancia Erdos.
“Juna ve con ellos.” Dijo pensante Alara. “Tori, tú te quedas conmigo.”
“Entendido, maestra.” Dijo pensante Juna. “Los espero.” Agregó mirando a Lura.
Erdos miró hacia arriba para ver a la muchacha volar por los aires.
“Siempre termino impresionado…” Dijo divertido el mandaloriano para seguirla con su jet junto al resto de su equipo.
“¿Estás bien, Tori? Está bien estar asustada…” Dijo cuidado Alara.
“No quiero volver a cruzarme con él…” Dijo apenada la pequeña.
“Yo tampoco…” Dijo con honestidad la maestra.
“¿Esa es la corrupción del lado oscuro?” Preguntó con cuidado Tori. “¿Esa… oscuridad que emanaba?”
“Eso es parte de la corrupción…” Dijo mientras caminaba hacia la sith. “¿Notas el rojo en su piel? ¿Las venas negras en su rostro? Eso también es parte de la corrupción. La oscuridad deforma sus cuerpos con el uso continuo del lado oscuro.”
Tori apretó su mano cuando se acercaron al wookiee.
“No habría soñado con un wookiee entre los siths…” Dijo al aire la maestra.
“La mujer dijo que el de la máscara era un fanático…” Dijo al aire Tori mientras se alejaban para sentarse en el borde del abismo.
“No sé qué pueda significar, pero parece que hay más de una facción dentro del Imperio…” Dijo pensante Alara. “Estoy más cansada de lo que creía.”
Tori revisó su cinturón para darle una barra alimenticia.
“Siempre traigo una conmigo.” Dijo sonriente.
“Gracias, Tori…” Respondió sonriente Alara. “Buen trabajo hoy…”
“No hice nada…” Dijo apenada la pequeña.
“No perder la cordura fue más que una prueba para ti…” Dijo al aire Alara mientras la nave de Mirabella se acercaba en el horizonte.
“Creo que vamos a tener que escalar la meseta, maestra.” Dijo pensante Tori.
Alara solo quería volver a casa.