Ihsahan aterrizó en su terraza para saltar de caza directo hacia su balcón, encontrando a su maestro en su oficina. Vitti lo saludó desde la cocina para asegurarlo de que todo estaba bien. Tharan estaba tomando un rojizo vino en la copa apropiada mientras veía su colección de sables.
“Ah, Ihsahan. Tengo noticias.” Dijo divertido el sith.
“He fallado mi misión.” Dijo con severidad Ihsahan.
“¿Esa traidora?” Preguntó divertido Tharan. “Has cumplido tu misión con creces. Esa espía era una de las de Indo. Queríamos recuperarla para ver la reacción de nuestro obeso amigo.” Agregó mientras se giraba para mirarlo. “Hizo el movimiento más estúpido posible, así que nos dio su silla en bandeja de plata.”
Ihsahan sabía que estaba obviando algo.
“Ahora tenemos al gordiflón listo para caer, sin sus preciados aprendices solo queda encargarse de su secta, pero eso es para otro día. Nuestra hermosa Emperatriz quiere verte en Inteligencia… Primero habla con tus herramientas, esa mandaloriana derrotó tres siths… es toda una fiera.” Dijo jocoso para terminarse la copa de un trago. “Es un buen momento para expandir tu red de espías, aprendiz.”
Tharan se marchó sin decir nada más. Vitti, Shia y Mirana estaban sentadas en la mesa de la cocina esperando por él.
“Maestro.” Dijo Mirana mientras se ponía de pie.
“¿Están bien?” Preguntó con seriedad Ihsahan.
“Solo unos magullones.” Dijo jocosa Shia.
“¿Dónde te atacaron?” Preguntó con prestancia el sith mientras Vitti servía té frente a él.
“Cerca del distrito comercial, estaba encargándome de mis recados cuando apareció una de esas… sombras.” Dijo pensante Shia. “Como estaba usando un campo de invisibilidad no era tan sigiloso como creía.”
“Necesito que alguna de ustedes acompañe a Vitti cuando se mueva por la ciudad.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras se quitaba la máscara.
“Yo me encargo, milord.” Dijo con prestancia Mirana mientras intercambiaba una mirada con Shia. “¿Qué?”
“Pregúntale…” Dijo ofuscada la mandaloriana.
“¿Cómo te fue con esos dos?” Preguntó sin cuidado la guardia.
“Eran un poco más poderosos que su reputación y Frogo tenía una técnica oculta en su pelaje, pero no eran nada que no pudiera manejar.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Ah, me gustaría haber visto esa pela…” Dijo al aire Shia.
“¿Tienen noticias de Artemios?” Preguntó con seriedad el sith.
“Nada, todavía tiene unos días.” Dijo pensante Mirana.
“¿Preparo el baño?” Preguntó con energía Vitti.
“Cuando vuelva, tengo que visitar Inteligencia.” Dijo para empezar a tomar su té.
“Preparo el speeder.” Dijo Mirana para correr por la puerta.
“La tienes completamente domada, alor.” Dijo divertida Shia mientras Vitti sonreía con malicia.
“A las tres nos tiene domadas.” Dijo la twi’lek para marcharse detrás de la guardia.
“¿En qué piensas?” Preguntó sin cuidado Shia.
Ihsahan clavó sus ojos en ella.
“Estoy seguro de que Tharan filtró la información para que esos dos aparezcan.” Dijo con seriedad. “Una posibilidad es que estén intentando matarme, otra es que simplemente esté usándome para eliminar a sus enemigos.”
“En este caso debe ser la segunda. No sé si tu maestro sería tan sutil con alguien como tú.” Opinó al aire Shia.
“Eso estaba pensando, pero no voy a morir hasta que el Imperio esté en el lugar que quiero.” Dijo severidad Ihsahan.
Shia sonrió encantada para saltar sobre la mesa y tirársele encima.
“No voy a permitir que nadie te desvíe de tu camino...” Dijo con lujuria la mandaloriana mientras los empujaba para caer en el suelo. “Me encanta cuando te dejas voltear y más me encanta cuando Vitti nos espía…”
Shia no sabía controlar su lujuria cuando estaba en llena de adrenalina.
La estéril oficina de la Ministra de Inteligencia tenía una sola decoración, el retrato, pintado a mano, de la Emperatriz sobre la pared donde estaba la puerta. Del otro lado había un ventanal que deba a Kaas. La silueta de la Emperatriz se dibujaba con la luz que estaba mientras la mujer lo miraba con curiosidad. Pasó a su lado para acercarse a Xania.
“Darth Ihsahan, siempre es un placer verte caminar.” Dijo con deseo la Emperatriz. “Estaba poniendo al día a nuestra amiga en común.”
La Ministra era una de las ratas que visitaba al viejo alcalde de Kaas. Información que la hacía una traidora al Imperio y, en especial, a las Sombras.
“Estoy a disposición.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Quiero que seas mi Ministro de Inteligencia, Ihsahan. Tu maestro dice que tus espías son excelentes y me gusta tu estilo sutil e indetectable de espionaje. Esta mujer va a ser tu… escudo en caso de que lo necesites. Ya está arrepentida de sus acciones.” Dijo divertida Xania. “Tengo que admitir que me gustaría verte con uno de esos trajes…”
“Será un placer servir al Imperio, milady.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Este es tu nuevo superior, Okita. El Guardián del Imperio está a cargo de ser mis ojos en la República.” Dijo Xania mientras pasaban a su lado. “Ya es mis ojos en esta ciudad y el resto del Imperio.”
La mujer estaba tan nerviosa que solo pudo asentir con la cabeza.
“Déjanos la oficina.” Agregó mientras se sentaba en el escritorio.
La mujer se marchó a toda velocidad mientras Xania miraba al sith.
“Hueles a batalla y sexo, Ihsahan… El más delicioso de los aromas.” Agregó mientras se cruzaba de piernas. “Este trabajo es más difícil de lo que parece, tendrás que interiorizarte en todo lo que pasa aquí dentro mientras todos resisten tu presencia.”
“No será un problema.” Dijo con seriedad Ihsahan. “La ciudad ya es nuestra hace un par de semanas.”
“Me gusta la nueva alcaldesa.” Dijo sonriente Xania. “¿Qué tal ese Frogo?”
“Sabía una técnica especial, me rugió a través de la Fuerza.” Dijo con seguridad Ihsahan.
“Ah, un gran talento.” Dijo divertida Xania. “Necesitas invocar tu frustración para usarla, pero cuando tienes talento puedes hacerlo a voluntad.”
“Uriah no era nada especial…” Agregó con prestancia el sith.
“Su fama era su talento, Ihsahan…” Dijo con sensualidad Xania. “Quítate esa hermosa máscara… Ya no pueden verte así en público, pero me gusta ver tu hermosa cara de imperial. He escuchado algunos rumores extraños sobre ti, dicen que hay doce siths con la misma máscara y armadura…” Agregó mientras apretaba su cara. “Estás convirtiéndote en una leyenda.”
“Es necesario para el futro del Imperio.” Dijo con seriedad Ihsahan.
El sith estaba sintiendo más que deseo de la Emperatriz, estaba seguro de que era envidia.
“Me encantan tus fríos y afilados ojos, sith…” Dijo con lujuria Xania. “Tengo que admitir que esa armadura parece formidable.” Agregó mientras acariciaba su vientre. “El beskar le sienta mejor a un sith.”
“Ningún mandaloriano estaría contento con esta armadura, pero se adapta perfectamente a mi estilo.” Respondió con prestancia Ihsahan.
“Está bien tener intereses… Quiero un escuadrón mandaloriano a nuestro servicio.” Dijo de la nada la Emperatriz. “Con tu presencia y esa máscara tal vez podamos anexarlos al Imperio legalmente…”
“Lo intentaré, milady.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Habla.” Dijo divertida Xania.
Su mano estaba recorriendo su pecho mientras la otra acariciaba el suyo.
“Creo que es más fácil conquistarlos. Sus costumbres no permitirían que alguien sea Mandalore sin ganar esta máscara con honor en batalla.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Ah, todavía no ha nacido el mandaloriano que pueda derrotarte.” Dijo jocosa Xania. “No es una obligación, pero tal vez pueda usar a la Roja para eso…” Agregó mientras lo revisaba con la mirada. “¿Qué te parecen nuestros planes?”
“Tengo la sensación de que ya quieren deshacerse de mí.” Dijo con seriedad Ihsahan.
Xania sonrió divertida mientras cruzaba sus piernas para el otro lado.
“Ah, Ihsahan, eres mi sith favorito…” Dijo sin cuidado.
“Así funciona la Orden, lo sé.” Dijo con seriedad el sith.
“No es tan cierto en nuestro caso, tu maestro está forjándote y te está dando problemas a tu altura, tengo que admitir que no me parecía apropiado a usarte de esa manera, pero… No has tenido problemas con esos dos. ¿Qué te dicen tus sentidos sobre mí?” Aclaró mientras se inclinaba hacia atrás.
“Que eres la más poderosa del Imperio.” Dijo con seriedad el sith.
“Eso quería escuchar, precioso.” Dijo mientras se inclinaba hacia adelante.
Cada movimiento que hacía estaba lleno de deseo y sensualidad.
“Vas a terminar entre mis garras…” Agregó mientras miraba detrás de él. “Supongo que tienes misiones que hacer, Okita va a ponerte al día con tus deberes de Ministro.”
“Mi maestro tenía algo para darme, milady.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Te quiero en Maleris cuando termines con tus deberes, serás mío por un tiempo. Necesitas aprender algunos secretos de la Orden y quiero ver con mis propios ojos si eres tan poderoso como parece.”
“Prometo no hacerla esperar, milady.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Envíame a nuestra amiga, voy a ponerla a trabajar para nosotros.” Dijo sonriente Xania mientras se giraba para verlo marchar. “Creo que voy a obligarte a usar un uniforme, precioso…”
Ihsahan abrió la puerta para enviar a la mujer sin saber que cómo iba a terminar su camino.