Pov Madeleine:
Abro los ojos y me encuentro con una intensa luz blanca que me lastima la vista. Parpadeo un par de veces para acostumbrarme a la luz, cuando un intenso dolor de cabeza hace que por inercia me lleve una mano a la cabeza, mientras reviso el lugar en el que me encuentro y por obvias razones parece un hospital. En la esquina cerca a la puerta diviso a Délfin y el que parece ser Alan, mi vista aún es un poco borrosa. Carraspeo un poco para llamar su atención y parece funcionar.
—Hasta que despiertas, casi me provocas un paro cardiaco —Dice Delfín una vez llega al lado de la cama.
—Por favor, no exageres, haces más drama que la señorita Colombia —Mi voz sale rasposa pero al menos sale.
—Me alegra que aún tengas ganas de bromear, hermanita. El doctor dijo que solo fue un desmayo nervioso, supongo que aún no superas lo que sucedió en esa casa.
—Délfin, dime que después de lo que pasó aún quieres que me quede con la casa —Digo rápidamente ignorando por completo lo que mi hermano acaba de decir.
—Emmmm, Lany, no creo que sea buena idea que regreses a ese lugar. La próxima vez puede ser peor y no soportaría que algo…
—Por favor, sabes que es muy importante para mí ese lugar —Dije con la voz tierna que pude hacer y haciendo ojitos de cachorro acompañados de un gran puchero. Un sonoro suspiro salió de su boca mientras se frotaba el puente de la nariz con su dedo índice y anular, algo característico de él cuando está pensando. Él y Alan se miraron unos segundos, luego él le dio un asentimiento.
—Está bien, tú ganas - Si pudiera saltar a sus brazos lo haría, pero la intravenosa que tengo no me lo deja fácil.
—¿Y de qué hablaban antes de que despertara? —Al mencionar esas palabras, Alan se tensa de una manera inexplicable y todos los colores abandonan su piel, quedando súper pálido. Jummmm, qué raro. Por otro lado, Délfin se ve tranquilo, hasta me animaría a decir que divertido por la situación.
—De nada importante, tu hermano simplemente me estaba regañando por llevarte a ese lugar —Dice mi amigo con total naturalidad.
—Sí, sí, solo eso, de eso hablaba -Se tropieza con las palabras, lo que me hace pensar que algo me oculta. Además, si lo regañaba por llevarme allí, ¿por qué está de acuerdo con que me quede la casa? Pero aun así decido ignorarlo.
—Alan, ¿dónde están mis padres? —Prefiero cambiar el tema antes de que a mi hermano le dé un paro cardiorrespiratorio, estoy segura de que ni respirar está haciendo en estos momentos.
—No has estado mucho tiempo aquí, solo fueron unas horas. Ellos siguen de viaje, no les avisé de que estás aquí.
—Mmmmm, mejor.
—Bueno, Alan, vamos a tramitar la salida de esta chica; Lany, ya venimos.
Decido levantarme de la cama mientras ellos no están. Pongo la bolsa de líquido en un palo móvil del lado y me dirijo al baño. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero a mi vejiga no le hizo mucha gracia. Pocos minutos después salgo del baño y una conversación al otro lado de la puerta de la habitación me hace acercarme más a paso rápido pero sigiloso.
—¿No te das cuenta de que está mal? ¿Hasta cuándo será así? —Esa voz es la de Délfin.
—No lo sé, en serio que no —Y esa otra es de Alan.
—¿Cuándo le vas a decir la verdad? Ella lo va a entender y lo sabes, pero si lo sigues ocultando todo será peor —¿Qué? ¿Están hablando de mí? No entiendo nada.
—Lo haré, pero no es fácil.
—Lo sé, pero sabes que no estás solo y yo te voy a apoyar —¿Qué rayos? ¿Desde cuándo esos dos son tan unidos? ¿De qué me perdí? Con miles de preguntas y ni una sola respuesta regreso a la camilla antes de que su conversación termine y me descubran chismeando