Encuentros bajo la lluvia

Capitulo 24

 

Narra Petter

 

El sol alumbró por la ventana de la habitación haciendo que despertara.

 

¡Por fin!—pensé.

 

Me darían de alta y ya quería llegar a casa para arreglar las cosas con Celina.

 

Estaba apunto de salir de hospital, pero antes decidí llamar a Celi para contarle sobre mí salida, sin embargo la llamada se corta, supuse que estaba molesta y no quería saber nada de mí. La extrañaba muchísimo y quería aclarar las cosas lo antes posible, en realidad ambas familias tenían cosas por aclarar.

 

Llegué a casa y noté que la familia de Celina está afuera. La señora Marleny lloraba mientras que su esposo hablaba por teléfono angustiado. Dani también lloraba mientras su abuela y Ruth la consolaban.

 

—Mamá por favor, ve a ver qué pasa.—le supliqué a mi mamá y ella se acercó a Ruth para averiguar.

 

—Petter, Celina despareció.—dijo mi madre pero me negué a creerlo.

 

—¡¿Pero qué pasó!?—pregunté alterado.

 

—Celina salió de su casa con la intención de ir a verte, pero un autor pasó y se la llevó. La vecina del frente vio como un hombre la metía por la fuerza.

 

—Estoy volviéndome loco.—murmuré tirando de mi cabello.—Celina no puede desaparecer.¡¿Mamá que hago si le pasa algo!? ¡Si le hacen algo mato a los responsables!

 

—Petter, cálmate.—dijo mamá pero no podía. No podía calmarme sabiendo que Celina podía estar en peligro.—Ve a descansar, acabas de salir del hospital.—ordenó mamá pero yo me negué. Necesitaba ir a buscar a Celina, saber exactamente que había pasado.—¡Petter esa familia no querrá verte allí!—gritó mi madre, salí de casa ignorando sus comentarios.

 

La familia se Celina seguía afuera y yo me acerqué a Dani.

 

—¿Nena, como pasó?

 

—Celina dijo que tú estabas muy mal y que necesitaba verte.

 

Las palabras de Dani me dejaron pensando. Quién le pido haber dicho a Celina que yo estaba grave? Eso era sospechoso.

 

Mi celular vibró, aun número desconocido me llamaba.

 

—¿Sí?

 

—Petter Carrera.—se escuchó la voz del. Desgraciado de Carlos.

 

—¡Déjenme salir!—se escucharon los gritos desesperados de Celina en el fondo.

 

—¡¿Qué has echo Carlos!? ¡¿Donde la tienes!?—grité.

 

La familia de Celina voltearon a verme,yo de inmediato puse la llamada en manos libre para que todos escucharan.

 

—¡Celina es mía, olvídala!—fue lo último que dijo antes de cortar la llamada.

 

El policía que estaba allí le pregunta a la familia sobre Carlos ya que era el principal y ellos les dieron sus declaraciones. Se fue de allí diciendo que harían lo posible para encontrar a Celina.

 

¡Lo posible no me sirve de nada! ¡Yo haré lo posible para encontrarla!—pensé.

 

Mi auto seguía en el taller por el accidente, así que tomé el de mi padre sin que se diera cuenta.

 

No sabía a dónde me dirigía pero iba decidido a encontrar a Celina.

 

Llamé a Jorge para contarle y pedirle ayuda, no sabía a quien más recurrir.

 

—Pasa por mí, tal vez sepa dónde está.—respondió Jorge.

 

—Fuera de la cuidad los padres de Susy tienen una cabaña, se la presta siempre a Carlos para estar con las chicas. Puede que estén ahí.

 

—Susy era mi novia y nunca súper de esa cabaña...que idiota.—susurré para mí.

 

Iba a mitad del camino cuando el auto de mi padre se detuvo.

 

¡No!

 

—Petter, el auto está botando aceite.—me informó Jorge cuando bajó a revisarlo.

 

Mi papá me llamó furioso. No sabía cómo decirle que el auto se había descompuesto y necesitaba que viniera a buscarme, pero en ese momento no me importaba ni el auto ni lo que me dijera, solo quería encontrar a Celina.

 

Decidí llamar a uno de mis colegas de carreras, un gran amigo para que me prestara uno de sus autos. Terminó dándome su Camaro amarillo y gracias a eso pude seguir mi camino a toda velocidad.

 

Jorge me indicaba el camino y nos detuvimos justo antes de llegar al lugar.

 

Dejamos el auto en un lugar seguro y lejano para que nadie lo encontrara. Caminamos observando el panorama y efectivamente allí estaban Susy y Carlos, había otro sujeto que no me inspiraba confianza. Seguimos esperando el momento para actuar, nos acercamos.

 

—Separémonos para buscarla.—ordenó Jorge a lo que yo asentí.

 

Empecé a escuchar gritos que al momento reconocí...Celina. Mis muslos se tensaron y la desesperación llegó al saber que algo malo le. Estaba pasando.

 

Llegué a una habitación y allí estaba, ese mal nacido intentaba avisar de ella. Lo tomé del cuello y sin pensarlo dos veces estrellé mi puño contra su boca, sin compasión lo molía a golpes una y otra vez. Me llené de ira y coraje al saber que había intentado tocar a mí Celina.

 

—¡Petter suéltalo! ¡Lo vas a matar!—gritaba Celina pero yo estaba cegado por la ira hasta que lo vi sangrar.—¡Suficiente!

 

Su mano tocó la mía y eso fue suficiente para que me detuviera por completo. La abracé de inmediato, ella solo lloraba mientras yo le murmuraba que todo iba a estar bien.

 

—Tenía miedo.

 

—Ya estoy aquí vecina.—le susurré besando sus labios.

 

—Susy y Carlos se acercan.—me alertó Jorge entrando en la habitación.

 

—Llévate a Celina.—ella se negó.—Debes de irte, tengo asunto que arreglar con ellos. Todo estará bien.—dije haciendo que cediera y se fuera con Jorge.

 

—¿Jugando al súper héroe, Petter? Celina es mía, viniste a morir maldito.—dijo Carlos para después intentar golpearme.

 

Comenzamos a golpearnos sin compasión hasta que Carlos quedó en el suelo justo con el otro maldito. Tomé las sogas con las que tenían amarrada a Celina y los amarré a ellos.

 

—Eres un animal Petter, ve como los dejaste.—me reclamó Susy.—Casi los matas por la arrastrada de Celina.




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