Encuentros bajo la lluvia

Capitulo 25

Eran aproximadamente las dos de la mañana y estábamos esperando a nuestros padres en la comisaría.

 

—Tuve mucho miedo.—susurré y Petter me estrechó más contra sí haciendo que recordara la primera vez que me abrazó.

 

—¡Celina!—dijeron mis padres entusiastas al verme.—¿Mi niña estás bien?—preguntó mi madre mirándome detenidamente.

 

—Estoy bien, no me pasó nada. Petter llegó en el preciso momento, gracias a él es que estoy aquí...

 

—¡Petter!—el señor Carrera entró enfurecido buscando a su hijo.—¡¿Qué has echo!?

 

—Hice lo que me correspondía: ir en busca de mi novia.

 

La señora Rosio intentaba calmar las cosas entre los dos, sin embargo mis padres me a abrazaron  e ignoraron la discusión a nuestro lado.

 

Aún estaba procesándolo todo.

 

¿Cuál era el plan de Petter y Susy? Si Petter no hubiera llegado ¿el otro chico habría abusado de mí? Nunca había visto a Petter tan molesto.—pensaba.

 

—¿Amor? Solamente te has encaprichado con esa niña.—los gruñidos del señor Carrera me sacaron de mis pensamientos.

 

—La amo, papá. Por ella volvería a robar tu auto, me partiría la cara con quién fuera por ella, si se trata de ella la buscaría días enteros por tal de verla. Por ella papá, renuncio a CARDA y a todo lo que tu le robaste a su familia.

 

Hubo un breve silencio y en segundos el señor Carrera estrelló su puño en el rostro de Petter.

 

¡Oh no!

 

Petter rojo del enojo le devolvió el golpe.

 

—¡Petter! ¡Esteban!—gritó la señora Rosio.—¡Suficiente!

 

Ellos la ignoraron y siguieron en lo suyo. Camilo llegó en ese momento y los separó.

 

Me sentía mal porque yo era la que había ocasionado esos problemas. Mi padre estaba apenado ante la situación, podía notarlo, sin embargo mi madre estaba disfrutando la escena, odiaba a los Carrera y ver cómo se peleaban era una diversión para ella mientras que a mí me dolía.

 

—Petter respeta a tu padre.—le recriminó Camilo.

 

—¡¿Respeto!? ¡¿Ustedes me van a hablar de respeto!?—se sobresaltó Petter.—Tú mataste al señor Aldana, tú y mi padre robaron una empresa. ¿De qué respeto me hablas?—todos se quedaron en silencio, el señor Carrera fulminaba a Petter con la mirada.—Aprovechemos que estamos aquí quédense, aquí es donde pertenecen, junto a los ladrones y asesinos como ustedes.

 

—¡Petter ya!—lo detuvo la señora Rosio.

 

El intentó seguir hablando pero yo lo evité.

 

—Ya has dicho suficiente, no sigas, tú madre está acá hazlo por ella.

 

—Ellos pertenecen aquí.—continuó reclamando Petter con desesperación.

 

—Con que tu y yo nos pertenezcamos el uno al otro me es suficiente. Ni siquiera me interesa que tu tío esté en la cárcel aunque sepamos que pertenece allí. Mientras tú sonrisa me pertenezca a mí no necesito nada más. Te necesito a ti, que estemos juntos aún cuando nada tenga sentido, cuando nada esté en su lugar, cuando el mundo esté de cabeza solo quiero que me pertenezcas a mí Petter Carrera, solo a mi, es lo que quiero.

 

—Te amo.—susurró.

 

Mi padre carraspeó haciéndonos volver a la realidad.

 

Nuestras familias estaban allí. Mi familia feliz de tenerme con ellos y la de Petter enojados con él. La familia de Carlos, Susy y Rafael habían llegado.

 

—¡Mi hijo no hizo nada!—dijo la mamá de Carlos entrando histérica haciendo que la policía la detuviera.

 

—Los chicos pueden irse.

 

Mi familia se exaltó al enterarse de que los habían dejado libres.

 

¡Pagaron finanzas los malditos!

 

Susy y Rafael se retiraron con sus padres al igual que la mamá de Carlos, excepto que lo hizo sin él.

 

Petter se acercó a Carlos.

 

—Celina es mía.—le susurró Carlos.

 

El sabía cómo hacer para que Petter perdiera la cordura como era de esperarse, este comenzó a golpearlo sin importarle que nuestras familias lo estuviesen viendo. Carlos no respondía a los golpes de Petter,lo hacia a propósito para meter a Petter en problemas.

 

—¡Detente Petter!—el señor Carrera se entrometió entre los fuertes golpes de Petter y lo apartó de Carlos.

 

—Si hay alguien que debería estar detrás de las rejas es él, es muy violento.—dijo Carlos haciéndose la víctima mientras salía de la delegación.

 

Todas las miradas cayeron sobre Petter como si lo estuvieran acusando.

 

—El no hizo nada, solo intentaba defenderme.—lo defendí pero un policía me interrumpió.

 

—Pueden retirarse, su caso ya está resuelto.

 

—Dejaron libres a los tipos que secuestraron a mi nieta, uno de ellos casi abusa de ella ¡Son unos ineptos resolviendo casos!—mi abuela sí que estaba enojada.

 

—Petter gracias por traer a Celina.—le agradeció mi padre algo que evidentemente a mi madre le molestó.

 

—Cuidaré de ella siempre señor.—respondió haciendo que mi padre sonriera.

 

—¡Vámonos!—ordenó mi madre.

 

Salimos todos en la misma dirección. Vivíamos al lado y aunque nuestras familias se odiasen eran vecinos y no podían evitarlo.

 

Iba en el auto mirando por la ventana. La madrugada era fría, una leve brisa comenzó a caer, las pequeñas gotas corrían por el vidrio. No pude evitar recordar las horas de agobio que había vivido.

 

Mi abuela notando mi angustia me abrazó.

 

—Tuve mucho miedo.

 

—Ya estás bien, él te salvó, se comportó como todo un héroe.—dijo mi abuela entusiasta sacándome una sonrisa.

 

Era verdad.

 

Petter me ha  salvado pero eso le traería muchos problemas, se había arriesgado demasiado por mí.

 

Lo amo...—pensaba mientras escuchaba el sonido de la carretera y caía en un profundo sueño.

 




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