Encuentros bajo la lluvia

Capitulo 28

—Mis hijas están bien aquí Marleny, no nos mudaremos a ninguna parte.

 

—No voy a permitir que Celina siga con ese niño, no quiero que mi hija tenga algo que ver con esa familia.

 

Los gritos de mis padres hicieron que despertase, me había quedado dormida al entrar a casa.

 

Mamá insistía en mudarnos pero papá no estaba de acuerdo. Mis padres eran tan diferentes que no entendía el porqué estaban juntos.

 

—Ya basta Marleny. Petter no es como el resto de los Carrera, salvó a tu hija y lo único que quieres es alejarlo.—mamá no entraba en razón, estaba cegada por el rencor.

 

—Mamá, papá es suficiente.—me acerqué a ellos.

 

—Diles que ya no griten.—pidió Dani abrazándome.

 

—Ellos son malos Celina.—susurró madre.

 

—Mamá ya es hora de que sabes esas heridas y que comprendas que Petter y yo no tenemos la culpa de lo sucedido. Si me hubieras contado eso hace años tal vez yo nunca hubiera interactuado con Petter, pero no lo hiciste. Me enamoré y cuando me contaste la verdad ya era muy tarde.

 

Mi madre no respondió.

 

—Vamos a dormir.—ordenó mi padre.

 

Todos subieron a su habitación excepto yo, preferí subir a la terraza para poder despejar mis pensamientos al compás de la suave brisa que soplaba.

 

—¡Ahora el autor Petter! ¡Eres un idiota!—los gritos del señor Carrera se escuchaban por todo el condominio.

 

—Voy a recuperarlo, papá.

 

—¿Esa apuesta también fue por esa niña?

 

—Ella no tiene nada que ver con esto.—respondió Petter pero fue imposible ya que el señor Carrera seguía pensando que había sido yo la que le había ocasionado problemas a Petter y hasta cierto punto tenía razón.

 

Petter y yo juntos éramos un problema para nuestras familias. Mi madre nunca aceptaría que yo estuviera con él. Su padre no aceptaría que él estuviera en su contra.

 

Tal vez todo fuera mejor si él siguiera siendo solo un amor platónico, el vecino que me encanta pero que nunca se fijará en mi.—pensé.

 

—¡No voy a dejar a Celina!—los gritos de Petter me sacaron de mis pensamientos.

 

—Voy a desheredarte si continúas con esa relación absurda.—amenazó a Petter, percibí su respuesta.

 

—¡¿Pensabas heredarme la empresa que robaste junto al asesino de tu hermano!?—cuestionó Petter con ironía.

 

Un silencio inundó la terraza para luego escucharse pasos, a lo que supuse que se habían ido.

 

—Vecina.—susurró Petter en la orilla de su terraza, sonreí y la brisa chocó contra mi rostro. Trató de abrazarme pero me alejé.—¿Qué pasa Celi?

 

—Petter...debemos terminar.—susurré mientras veía la carretera desierta.

 

—Celi, voy a recuperar el auto. Sé que lo que pasó te molesto pero no podemos terminar.—la angustia era obvia en los ojos de Petter.

 

—Vecino, no fue por la carrera. Sí, me dolieron tus palabras, pero no estoy terminando por eso

 

—¿Entonces que pasa?—preguntó con desesperación.

 

—Petter, nuestras familias se odian.

 

—Celina, eso hasta ahora no nos ha impedido estar juntos.

 

—No me interrumpas.—le pedí.—Todo era mejor cuando eras simplemente mi vecino.—Petter dejó escapar un largo suspiro.—No quiero causarte más problemas, Petter. Lo nuestro debe de terminar.

 

—Celina, te amo.—tomó mi mano.

 

—Yo también te amo y por eso quiero dejar de ser un problema.

 

Lo dejé allí, en mi terraza, corrí a mí habitación huyendo de mis sentimientos.

 

No quiero dejarlo, no quiero perderlo...pero lo amo demasiado y no quiero causarle  más problemas.—pensaba.

 

Petter no me siguió, y se lo agradecí.

 

El estaría bien, lo sabía.

 

Tal vez yo fuera la que estuviera mal, pero eso no me importaba.

 

—Aquí solo importas tú Petter Carrera.—susurré para mí misma, mientras apreciaba la oscura noche desde mi ventana.

 




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