Encuentros bajo la lluvia

Capitulo 31

—¡Eey Celina!—Petter estaba llamando, pero solo me limité a ignorarlo.—¡Celina!

 

—¿Qué quieres Petter?—cuestioné irritada, aunque por dentro, mi corazón palpitaba a toda marcha.

 

—Necesitamos hablar.

 

—No hay nada de que hablar. Necesito entrar a casa, tú sigue lavando tú auto.—respondí para dar por terminada la conversación, pero entonces me surge una pregunta..."¿Cómo carajos recuperó el auto?"

 

—Celina, necesito hablar contigo, necesito de ti.—susurró mientras me tomaba de la mano.

 

—¿Qué quieres?—contesté lo más fría que pude, di un paso atrás.

 

—El día del partido, sé que estabas allí.

 

—Cometí la estupidez de estar.—le interrumpí y el bajo la cabeza.

 

—También sé que viste a Rachel y quiero explicarte eso.

 

—¿Así que se llama Rachel?—mis celos eran obvios.

 

—Celina...—trató de seguir hablando, pero yo no quería escuchar más.

 

La sangre me hervía de tan solo recordar a esa tal Rachel besando a Petter.

 

Mi Petter.

 

—No necesito explicaciones, no somos nada, así que ni te molestes en dármelas.—dije soltándome de su agarre.

 

—Celina, escúchame.—ordenó Petter.

 

Di Otro paso atrás, pero me topé con la pared. ¡Genial, no tenía escapatoria!

 

—Habla y luego déjame en paz.

 

—Te ves hermosa.

 

—Petter, habla, no tengo tiempo.

 

—Celi, te vi desde que llegaste. Cada un de mis atajadas eran para ti. Cuando terminó el partido iba a buscarte, pero Rachel se acercó a felicitarme.

 

—Y que bien te felicitó.—interrumpí alzando una ceja.

 

—Rachel siempre ha querido algo conmigo, nunca le he dado motivo. Ese día me besó de repente, no lo vi venir.

 

—Eres un inocente niño que no pudo evitar que una chica lo besara.—contesté con ironía.

 

—Celina, luego de ese corto beso que viste la alejé. Le advertí que no volviera a hacerlo, pero tu no lo visite, te fuiste pensando lo peor de mí.

 

—Ahora tú eres el indignado.—susurré molesta.

 

—Deja de estar a la defensiva.—me tomó de la cintura.—Celina, yo te amo a ti, se lo dejé claro a Rachel. Dije que amaba a mí vecina, a esa chica que encuentro en las madrugadas en mi terraza, amo a la niña que eres cuando me abrazas, amo tus besos, tú cuerpo, tú cabello.

 

Petter me pegó contra él y nuestros labios chocaron juntando nuestras respiraciones. Empezó con un beso cálido, tierno, pero el beso se intensificó olvidando que estamos en la calle, olvidando a nuestras familias, olvidándolo todo.

 

Petter comenzó a bajar su mano por mi muslo, intenté detenerlo pero el me lo impidió dándome más besos. Su mano seguía  viajando por todo mi cuerpo, al ritmo de nuestros besos.

 

Todo era perfecto...

 

—Celina.—la voz de mamá me devolvió a la tierra.

 

Me separé bruscamente de Petter y vi hacia donde estaba mi madre.

 

¡Joder!

 

—Deja ya tus espectáculos y entra a casa.—ordenó con voz autoritaria.

 

—Perdón.—susurró Petter.

 

Yo solo seguí a mamá, sabiendo que me esperaban muchos problemas.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.