Endemoniadas mariposas

Batalla digna (4)

El par de amigas miraban asombradas y con temor el vil ritual, empezaron a imaginarse lo peor. Akira por su parte, aunque tratara de fingir frialdad lo sabía muy bien, otro demonio había recibido la orden de cazar y asesinar a Lili, esto le preocupaba y dificultaba su actuación.

Todo el conjunto de acero ya se había manifestado en el prado, tomó la anatomía de un caballero de tres metros, una niebla negra y espesa salía del mismo pentagrama, rodeaba el metal y le daba vida. Se acomodó en cada extremidad, en el torso y llegó hasta el yelmo donde se hicieron presentes dos diminutas luminiscencias amarillas. Hizo un movimiento rígido, lento y ruidoso de su brazo hasta estar a la altura de su hombro. Se dibujó otro círculo como el primero, mucho más pequeño, de este, una enorme lanza medieval purpura se mostraba y en el extremo del mango, sobresalía la hoja de una hoz tan larga que rodeaba al caballero.

—Muy bien, tú ganas, ¿cómo nos fusionamos? —preguntó Lili con un brusco movimiento de su cuerpo para estar de pie, imitada por su amiga y el chico.

—No tengo idea, créeme, me sorprendí tanto como tú cuando sucedió.

—¡¡¿De qué estás hablando?, esa cosa se ve horrible y peligrosa!! —replicó Lili, señalaba furiosa hacia el otro lado del riachuelo.

—¡Te... te lo dije, yo ya no soy un demonio! Ahora tú eres el demonio —La preocupación se evidenciaba en todo el cuerpo de Akira, ni siquiera sabía que era lo que estaba negando con sus manos—. Me encantaría ayudarte, pero no poseo el aura de un demonio o no sé cómo darte mi aura para alimentar tu alma.

—De... debes hacer algo, esa cosa ya empezó a caminar hacia acá. ¡¿Qué hiciste la última vez?! —La voz de Ika era apenas un aullido de terror audible y entendible.

La armadura poseída, desplazó una de sus piernas hacia adelante con gran rigidez y un chirrido agudo de metal oxidado se soltó. Lo siguió su otra pierna y con este movimiento en bucle poco a poco se acercaba a los tres jóvenes.

—¡¡No lo sé!! Solo ocurrió. —gritó Akira con gran fuerza y una voz quebrajándose, sus pasos retrocedían casi involuntarios y sus manos tomaban el brazo más cercano de Lili para alejarla de la armadura.

—¡Ja! No importa, se supone que ahora soy un demonio, podré luchar. —Lili sacudió su brazo con fuerza para soltarse del chico, no dejaba de temblar, aunque se le veía decidida.

Ella era demasiado valiente al hacer esto, o muy tonta. Akira creía que era un poco de ambas, siempre había visto así esa cualidad de Lili, una valentía tonta. Decidido e inspirado por Lili sus pasos frenaron, su mirada echó la preocupación y contrató el vigor. Ika seguía un poco atrás de ellos dos, se estaba empezando a petrificar, pero esta vez fue capaz de dar un par de pasos temblorosos hacia adelante para dar apoyo moral.

La horrible armadura negra interrumpió el flujo del arroyo al atravesarlo de una forma violenta, con grandes pasos, rudos y bastante ruidosos. Se posó frente a los tres y su yelmo empezó a moverse, chirridos entendibles salían desde la nada:

—¿Y bien?, ¿no la vas a poseer muchacho?

Akira no supo responder, su mirada estaba estática en ver los posibles movimientos del contrincante, era humano, pero sabía pelear muy bien. Lili, aunque no dejaba de temblar, su coraje estaba por todo lo alto, no retrocedería. Ver la punta de la lanza en dirección a ella fue suficiente para devolverla a la realidad y saber que estaba muerta.

El chico, al ver el movimiento de su rival sin importarle nada se arrojó a Lili para cubrirla del ataque. La mano de él tuvo un delicado toque con el brazo de ella y a este pequeño contacto físico entre los dos, liberaron un resplandor.

El brillo de tono claro desprendido por Lili se combinó con el brillo de tono oscuro del chico, como entonces, los otros dos espectadores quedaron cegados y detuvieron sus acciones para cubrir sus ojos del intenso resplandor.

Al término de la refulgencia Akira no estaba y Lili tenía la misma forma de la noche pasada, logró metamorfosearse otra vez en aquel demonio. Ella solo se miraba impactada, no sabía qué decir o qué hacer, Lili estaba anonadada por ver sus garras, por sentir el calor de las llamas de sus hombros, sin el dolor, sentía esa roja cola delgada y puntiaguda, observaba asombrada esas alas recogidas en su pequeña espalda.

—¿Esta es mi verdadera forma ahora? —susurró Lili para sí misma, movía sus ojos por todo su cuerpo, se inspeccionaba ella misma.

—Sí, es algo... sexy si me preguntas —Escuchó Lili en sus pensamientos la voz de Akira, aunque no lo veía en ningún lado—. Estoy dentro de ti, si me estás buscando.

—¿Cómo... dentro de mí? —interrogó en un susurro Lili.

—Sí, como te había dicho, tu "eso" arrastra toda mi alma a ti, incluso convierte mi cuerpo en más aura metafísica para alimentar tu verdadera forma, fu-si-ón ¿entiendes?

La explicación del muchacho fue interrumpida por un fuerte golpe, una gran embestida con todo el cuerpo metálico de su rival contra Lili. Del impacto ella cayó al piso y rodó varios metros atrás. Ika gritó, de inmediato dedujo: su presencia era un estorbo, así quisiera ayudar no podría; conocía lo suficiente a su amiga para saber que no se concentraría bien si ella corriera algún peligro, desde su cerebro reprimió el sentimentalismo bruto y acató la orden de la lógica: buscó refugio tras el árbol de la pradera. Estaba aterrada, rezaba por el bienestar de su amiga.

Lili de reojo miró en dirección a su amiga y vio cómo se ocultaba detrás, lejos de toda amenaza, su sonrisa fue automática en su rostro; su preciada mejor amiga estaba fuera del peligro. Desde el suelo se dio cuenta de un problema más grande: no podía moverse, intentaba mover sus músculos sin conseguir resultado alguno, solo veía un temblor en ellos. Su cuerpo le pesaba y sus músculos se negaban a ejercer cualquier movimiento.

—No me puedo mover, ¿qué pasa? —preguntó Lili al aire muy preocupada.



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En el texto hay: demonios, obsesion, combates

Editado: 24.07.2022

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