—¡¡Ya basta!! —gritó Lili al ver la intención de su amiga, sabía que no dudaría en golpearlo—Misy no lo lastimes, tal vez no nos quiera decir nada, pero es el único capaz de ensañarme cómo puedo usar esta… ¡mierda de maldición! Para al menos evitar... la muerte. Además —El muchacho la confundía con sus acciones y esa personalidad detestable—, creo que... de verdad me quiere ayudar. Después de todo —habló un poco más duro— ¡tanto Ika como yo estaríamos muertas de no ser porque él intervino!
—Buen punto —susurró Akira con una voz victoriosa—. Pero vuelvo y repito, no les digo más, porque no sé más. Mejor enfocarse en algo más importante y útil: ¿Cómo podremos mejorar nuestra forma de luchar?
—¿Algo más importante que la razón para ¡MATAR A MI LILI!? Bastardo hijo de puta. —Misy rechinaba los dientes, destellaba rabia de todo su rostro, apretaba tan fuerte su puño al punto de lastimarse la palma.
—¡¡Sí!! ¡Proteger su vida! —La desafiaba con el tono de cada palabra, el apoyo de Lili le había subido de más el ego. La enfurecida señorita no pudo evitar darle la razón en sus adentros.
—¿No sabes nada y la vigilabas porque sí? —Había bajado el puño, pero su nariz todavía resoplaba como un jabalí furioso.
—Adivinaste, solo seguía ordenes —alegó Akira alzando su tono de voz, la actitud de Misy le estaba empezando a molestar mucho y si hubiera tenido la fuerza, ya se habría librado de su agarre, como a veces lo hacía con sus antiguos profesores—. Con mi ayuda al menos ella se podrá defender, solo necesito mejorar nuestra conexión —Solo él entendía la situación, necesitaba estar a solas con Lili, todos los otros humanos eran un estorbo—. ¡¡Conmigo ella puede convertirse en un monstruo para poder pelear con monstruos!! Podrá luchar y seguir viva —Quería que Lili les dijera a esos otros que se fueran—. Al no ser —Volteó a ver a su amor platónico, creía tener el control de la situación—, que estés aburrida de vivir, Lili.
—¡¡NOOO!! —gritó Lili con un movimiento brusco de su cuerpo, la niña fue reprendida por el dolor y por su paramédico—. ¡Yo estaba muy feliz con mi vida normal!, con mis amigos, y mi hermana; jamás imaginé esto —Sus ojos se achinaron, el flujo nasal volvió, su voz se perdía entre sollozos—. Pelear... por mi vida... ¡¡De verdad no quiero morir!! —La niña muy asustada bajó su cabeza, lágrimas descendieron a cantaros por su apaleado rostro, no podía aguantarlo más, Lili jamás en su vida había tenido tanto miedo, jamás había llorado tanto.
Sus amigos estaban muy sorprendidos por verla en ese estado; siempre la habían conocido como una niña alegre, amable y muy valiente. Lili nunca le permitía al miedo manifestarse en ella para reaccionar así, su valentía era inigualable y un ejemplo entre todos sus conocidos. Para todos los ahí presentes al verla quebrarse de esa forma les era algo inaceptable.
El llanto de la castaña era fuerte e incontrolable, su garganta se lastimaba con sus gritos desesperados, sus lágrimas se rebosaban por su nariz, sentía una opresión en el pecho que no la dejaba respirar, sus manos frías limpiaban con desesperación las cascadas interminables que caían por sus rudas mejillas. Calmó todas las malas intenciones en el grupo, las había calmado de la peor manera.
Sus amigos no sabían qué hacer, qué decir, estaban impactados. Trataban de calmarla con pequeñas palmaditas, con frases de todo estará bien, mancillando más el estado de Lili; ella sabía muy bien que no era así y al decirle esas mentiras solo la hacían sentir sin salida, decepcionada, mataban toda esperanza. Se los hacía saber liberando más tristeza de su cuerpo y pataleando, aún a regaños de su paramédico.
Akira en gran arrepentimiento, se terminó de enderezar con mucho esfuerzo por parte de sus piernas y un notable dolor, su interrogadora ya lo había liberado, su rostro mostraba la peor decepción sentida en su vida y en una marcha coja huyó de la sombra del árbol para acercase al arroyo; no quería aceptar que estaba pasando eso, era obvio que la había lastimado, y solo con palabras para mayor sorpresa. Se sentó a la orilla y empezó a jugar con sus manos dentro del agua.
Tenía la mirada perdida, era la primera vez que hacía daño con simples palabras y fue a ella, bueno, porque era ella es que se daba cuenta de ese hecho por primera vez.
Incluso lejos de la escena él todavía podía oír el llanto de Lili. Su frustración e impotencia ante la situación se liberaron en un chasquido de lengua y un gran golpe al agua, del cual se arrepintió luego por el dolor, no sabía qué hacer o cómo reaccionar ante una situación así, nunca le había tocado reaccionar, y lo peor de todo, todavía no sabía cómo mejorar las habilidades de batalla de Lili, y todavía peor, había hecho llorar a Lili.
En su mente no dejaban de surcar problemas y malas ideas, culpas y peores ideas. Se sumergió tanto en sus propios pensamientos al punto de no escuchar los pasos de alguien acercándose por atrás.
—¿Por qué quieres salvar a Lili? —Misy apareció de la nada, sentada a su lado. Seria e inamovible.
Las húmedas lágrimas de la hermanita de su mejor amiga habían bajado la temperatura de sus emociones y enfriado su cólera, tenía la mente fría y analítica. Amaba a Lili tanto como Vinna, pero a diferencia, Misy lograba combinar los sentimientos con el análisis y la lógica para hacer lo mejor para la niña, lograba usar las emociones como motivadoras y decidir con el raciocinio. En ocasiones contadas la superaba su ira, pero con unos segundos de calma retomaba el control.
—No es algo de tu incumbencia. —Akira intentó sonar altanero, pero solo logró un tono bajo y apenado. La mujer se sentó al lado de él.
—Sí lo es, ella es una amiga muy querida. No quiero que le pase algo malo —Su mirada estaba perdida en el infinito cielo, con una sonrisa desapercibida, pensaba en la confianza que Lili le daba a ella y no a su hermana para mantener la serenidad de la situación—, y creo, que tú quieres lo mismo. Desobedeciste ordenes por ella, por eso me pregunto ¿Por qué? —Volteó para ver a la cara al chico.