La armadura viviente les cedió el primer ataque. Akira y Lili cruzaron miradas en la penumbra de la noche y aunque no se distinguían muy bien, se tomaron las manos. Lili se dejó llevar por su deseo de vivir, siempre escoltado por la sincera preocupación de quién sujetaba su mano. En un destello de blanco y negro lograron dar comienzo a la fusión, tal como había dicho Akira.
El resplandor fue visible hasta para las humanas apartadas del futuro caos de la batalla.
La luz irradiada por la pareja terminó y dejó al descubierto a Lili demonio, brindaba un poco de luz a sus alrededores con las llamas de sus hombros, y sus ojos podían ver varios metros por la oscura pradera verde, veían a la negra armadura con esa lanza, dañaba el paisaje nocturno, tan imponente y amenazante como la primera vez que apareció en este mundo.
—Sí puedo ver —susurró Lili.
—Te lo dije, incluso, es tan buena la vista de los demonios que se puede adaptar al encandilamiento por el fuego de tus hombros y la oscuridad del lugar ¡Al mismo tiempo! —El curioso dato de Akira estaba impregnado de orgullo.
La armadura demoniaca rio al presenciar el ritual, quien le había dado el arma tenía razón, no era una posesión normal. Gritó y lanzó una estocada con la punta de su lanza.
—¡S1! —gritó Lili y con gran habilidad dio un salto a la derecha—. Sí funciona. —La alegría irradiada de la niña por esa simple acción era mucha.
—Por fin te puedes mover. Entonces, pongámonos serios. —La primera estocada fue lenta comparada con la ráfaga de ataques por parte de la demoniaca armadura.
Lili tenía reflejos mil veces mejores a los que acostumbraba y sus palabras salían tan rápidas de su boca como balas, la concentración de las dos consciencias era impecable y esquivaban la rápida ráfaga de ataques con una agilidad inhumana. La neblina escapaba del metal con el rápido movimiento, la armadura se detuvo unos segundos para volver a concentrar todo el gas dentro suyo. Lili aprovechó esos segundos para tomar algo de distancia y aire, unos segundos donde Akira la felicito en su cabeza, la niña sonrió, se sentía confiada.
El caballero después de su pausa acomodó su arma en una posición de lanzar una jabalina, calculó la distancia hacia la pequeña demonio y con gran violencia arrojó el arma. Esta recorrió el trayecto en un pestañeo, Lili parecía ver todo más lento, pudo reaccionar con más facilidad a los movimientos de su contrincante, gracias al rápido pronunciamiento de sus códigos se apartó del aterrizaje de la lanza, saltó a la derecha justo en el último segundo y antes de poder tocar tierra firme otra vez, la lanza tomó un viaje errático hasta su cuerpo sin protección, al cual le brindó un violento golpe. Su cuerpo se arrastró varios metros sobre la tierra, cuando la fricción la detuvo la bota metálica ya estaba sobre su cara lista para pisarla. Lili recordó ese dolor e ignoró el que sentía su cuerpo en ese momento, luego de pronunciar unos números y letras alzó sus brazos para retener el apisonamiento, ella era bastante fuerte para su pequeña contextura. Cuando la vil armadura notó la resistencia por parte de su adversaria, con su lanza, que había vuelto a su mano, apunto a su pecho indefenso.
Lili lo percibió de reojo, sacó sus palabras de la faringe con una gran voluntad, usó el impulsó de sus pies y ágil como una serpiente se deslizó por el suelo, así evitó la lanza. Se posicionó más cómoda y se levantó, quedó frente al enemigo, todavía sostenía la extremidad, en una fuerza inconsciente sus garras penetraron el metal como dagas, se incrustaron y dejaron atorada a Lili. El caballero retrajo su pierna hacia él, la chica incrédula y apresada también fue atraída, al tenerla cerca le propinó un par de forzudos derechazos, estos por poco le hacen perder el conocimiento a la niña. Por el impacto de los golpes Lili rasgó la pieza de metal y se zafó del encarcelamiento, tambaleó un par de pasos hacia atrás, el caballero no vaciló y la empujó de una patada varios metros más.
La castaña escuchó en su cabeza el eco de un chico; repetía su nombre de forma desesperada, con ayuda de unos quejidos y una sorpresiva inhalación profunda, entró en razón. Se levantó del suelo con el ritmo de sus palabras, arrodillada y arqueada vio la sangre caer al pasto. En palabras completas le ordenó a Akira limpiarse la sangre de su nariz y las lágrimas de los ojos, escupió sangre de su boca, se irguió y vio encolerizada a su rival inamovible a la distancia. Akira notó lo inamovible y se negó a los códigos de su compañera, quien antes de detenerse a escucharlo lo regañó.
—¡¡Escúchame, Lili!! —El gritó le retumbó los tímpanos y la obligó hacer silencio—. No se ha movido porque está concentrado manteniendo la niebla dentro de la armadura, la dañaste y por esos agujeros se puede escapar lo que le da vida al demonio.
—La niebla.
Ambos con esto en mente sabían qué hacer para ganar, pero primero debían desarmarla.
—¡¡C6!!
Lili corrió de frente con gran impulso. El caballero aprovechó el ataque directo de Lili y lanzó una mortal estocada, la niña había sido prevenida de esta por Akira, en un elegante giro evitó el peligro, determinada agarró la lanza entre ambas manos y empezó a jalar. La vil armadura se resistió a perder su nueva arma y también empezó a jalar para evitarlo. En un momento de la lucha de fuerza bruta el arma empezó a crear cortas púas sobre ella misma, punzantes pinchos de metal los cuales no afectaban el agarre del caballero diabólico, dolorosos pinchos de metal los cuales se adentraron en la carne de las manos de Lili. La niña gimió por la maldita sensación de dolor, pero no abandono el forcejeo, evitó pensar y aumentó el agarre del arma.
La pequeña, invadida por la adrenalina y el dolor de la palma de sus manos se dejó cegar por la rabia, sus pupilas se contrajeron hasta ser un punto negro en una tundra café repleta de ira, rechinaba sus dientes con fuerza y las llamas de sus hombros se avivaron. La brutal arma parecía derretirse al ver el estado de Lili y en un capricho se transformó en una piedra cristalina morada.