Endemoniadas mariposas

Imaginaciones espectrales (10-II)

El chirrido de la reja cerrándose le indicó a Lili que ya podía bajar; tener a ese extraño en su casa le incomodaba, le daba miedo, la llenaba de pensamiento horribles sobre la seguridad de su hermana.

Abrió la nevera y se entregó al placer de beber agua fría, paró luego de tres grandes sorbos para disfrutar de las cosquillas en su garganta reseca, bebía lento para sentir como el frío subía por su cuerpo y curaba el dolor de cabeza. Tenía los ojos hinchados y rojos.

—Prepárate para morir, maldita mocosa. —Una explosión destrozó la tranquilidad; Lili dejó caer el vaso metálico y el tarro de agua por el susto, giró la cabeza a su zurda.

No había nada, ella estaba sola en la cocina, con un nuevo charco de agua. Se agachó a recoger el vaso y tarro para ponerlos en la encimera. El chirrido del metal oxidado siendo forzado la hizo voltearse rápido y alzó los puños en una pésima guardia alta, seguía sin haber nada.

La niña exhaló aterrada, se llevó las manos a la cara y las deslizó hacía atrás sobre su ondulado cabello, para entrelazarlas sobre su hueso occipital. Se acuclilló y dejó salir un pequeño llanto que logró controlar.

—Voy a aplastar ese pequeño cuerpo de tu amiga, patética niña.

Estaba segura de haber escuchado eso, se paró de inmediato y giró en su propio eje varias veces buscando la procedencia del sonido en la cocina, pero solo logró marearse e hiperventilarse. Se calmó y tomó otro vaso de agua al clima sin pausas.

—Prepárate para morir, maldita mocosa. —Lili se tapó los oídos con tanta fuerza que se estaba lastimando.

—Voy a aplastar ese pequeño cuerpo de tu hermana, patética niña. —No sabía que voz era peor, si la seseante o la que chirriaba.

—Prepárate para que todos mueran, maldita mocosa.

—Voy a aplastar el cuerpo de todos, la rubia que te curó, el muchacho que te dio de comer, la morena que te ayudó con Vinna. Incluso los que no estaban ahí, la señora Isabel, la profesora Yuli ya que la odias.

—¡¡¡NOOOO!!! —Lili abrió los ojos y su mirada café se llenó de pavor al presenciar un esquelético hombre con cara de araña y el brazo de la tenaza, al lado de una armadura maltrecha negra que botaba humo espeso sin descanso.

Arrastró los pies a temblores para alejarse de los espectros y tomar uno de los cuchillos, apuntaba con el filo de este a sus enemigos, su respiración era incontrolable, sonora e incompetente, pues no estaba llenando de oxígeno su cuerpo; —¿Deberían ellos de morir?— su cara estaba distorsionada, la boca abierta y botando baba, los ojos exprimiendo la última gota de llanto, sus mejillas rudas estaban rígidas por la mueca y húmedas por las lágrimas; —¿Por qué tienen que arriesgar sus vidas?—  La niña creía que iba a morir en ese momento y solo podía pensar en la inutilidad de vivir con el chico demonio si él no iba a estar en casa para fusionarse. —Maldita mocosaPatética niña— Apenas lograba sujetar la herramienta culinaria por el temblor exagerado de sus pequeñas manos, sus delgados brazos le pesaban.

—Muere tú —La voz seseante se combinó con el chirrido en un coro.

—No… qui…ero. —Le sorprendió escuchar sus propias palabras, los recuerdos herían su organismo: Ika ayudándola a tirar pan en un hormiguero la miraba con las cuencas de los ojos vacías. Solo queremos que tú mueras; Misy abría la puerta de su casa luego de sacarla a escondidas una tarde, pero no podía porque sus brazos se habían caído. Tú lo dices, mocosa, no quieres involucrarlos; Alis le compartía de los nuevos pasteles, para luego vomitar un pulmón entero. Solo debes morir…; Leo solicitándola en su equipo de futbol de la escuela, solo que no podía hablar porque su boca estaba llena de sangre y moscas. Y ellos estarán a salvo; Vinna le sonreía como cada mañana, incluso cuando la cabeza estaba clavada a una lanza purpura.

—¡¡¡NOOO!!!—Muere.—No.—Muere.—No.—¡¡MUEREEE!!—Por favor, no.—QUE MUERAS, TE DECIMOS—¡Por qué?—Muere.—…—Muere, muere, muere, muere, muere, muere, muere,muere,MUERE ¡¡MUEREMUEREMUEREMUEREMUEREMUEREMUEREMUEREMUEREMUEREEEEEEEEEEEEEEEE!!!—Ayu…den…me…porfavor.

La niña vio el cuchillo cuya afilada punta ahora estaba sobre su garganta, no sabía cómo, luego lo entendió: los monstruos la sujetaban de los brazos y lo acercaban a su yugular. Ella estaba aterrada, la impotencia de ser más débil arrastraba más llanto, ya los ojos le dolían y el dolor de cabeza volvió; el miedo de morir estaba palpable en su corazón latiendo tan fuerte que lo sentía en sus odios, junto a las palabras de muerte que le susurraban; la niña se había orinado encima y confundía el líquido caliente con sangre espesa que bajaba por sus piernas; la hiperventilación inflaba su pecho tanto que lastimaba sus costillas, pero ahorcando su tráquea para que no entrará aire.

Y en unos segundos de lucidez antes de desmayarse por falta de oxígeno, deliró con una Vinna mayor que la ayudaba a arrojar el cuchillo lejos con un grito. Su fuerza interna tensó todos sus músculos y salió corriendo de la cocina hacia la sala, ahí se recostó sobre la pared y trataba de normalizar su respiración: con sus manos cerró el acceso de aire por la boca y obligó al aire a entrar por donde debía, con cada inhalación se empinaba y con cada exhalación volvía apoyar toda la planta, el ejercicio la ayudó a estar consciente de sus movimientos respiratorios y del tiempo adecuado para el intercambio de gases.

La niña había ganado.

Solo para estar segura repitió el ejercicio hasta que sus pantorrillas ardieran, una hora entera.

—Mamá. —susurró, se dejó caer y lloró lo que todavía le faltaba, escondida entre sus piernas.

(…)

Lili escuchaba una voz a la distancia que la llamaba, Lili no había caído en cuenta, pero su nombre sonaba bonito: Lili. Fue la madre de Lili quien lo eligió, Lili estaba segura de reconocer la voz que la llamaba, era muy agradable…



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En el texto hay: demonios, obsesion, combates

Editado: 24.07.2022

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