Enemies

Sinopsis

Entre Dios y el Diablo siempre el malo tiene que perder ante Dios. Entre la vida y la muerte, siempre serás olvidado. Lo mismo que está sucediendo en este repugnante mundo. Entre seres nos despreciamos ya que eres diferente. 

Desearía tener una vida normal como cualquier persona lo tiene. Con todo lo que me sucedió en mi pasado, la verdad no tiene sentido en seguir con mi vida. He perdido todo, no tengo a nadie.

Nazaria fue una mujer diferente, ella luchó hasta el final de su vida y miré cómo le costó. El mismo Dios nos trajo a este mundo, pero para que nos trajo aquí? ¿Por qué merezco seguir con vida? ¿Por qué Dios y Nazaria me eligieron para algo que no quería serlo?

Como sea, da igual todo. Acabo mi vida ya es un desastre, es hora de dar un giro a la historia. Ahora volví al pasado, creí que sería fácil de olvidarlo pero tuve que hacerlo solo por ella. No me queda de otra que pelear contra ella y contra la agencia.

Me siento mareada, mi cabeza me duele demasiado, mi nuca, al abrir mis ojos noté que no me encontraba en aquel lugar dónde me enviaron. Estoy en una oficina abandonada, la oficina está llena de cajas, hojas en el suelo, muchas botellas de vino quebradas en el suelo, observé mi uniforme y de inmediato noté que tenía mi camisa desabrochada, mis manos estaban amarradas con una cuerda roja hacia mi cuello. Intenté gritar, sin embargo tenía puesto una cinta negra en mis labios. Noté algo extraño en el escritorio, había una sombra negra sentada encima del escritorio, solamente podía ver sus ojos rojizos brillantes. Intenté liberarme, pero cada vez que lo intentaba la soga me quemaba mi cuello.

-Ya despertaste… - Su voz sonó fría. - Te quedaste dormida por unas horas, sí que fue fuerte el golpe. - Dijo sarcásticamente.

-Mmm? - Intenté hablar.

-Si te preguntas por los pequeños, ellos ya están en muy buenas manos. Descuida, ellos ya están en casa… - Miré una katana manchada de un líquido rojo. Mi sangre se enfrió de inmediato. Ella miró mi reacción al ver su katana.

-Mmmm! -  Intenté quitarme la soga pero me era imposible quitarla. Esta chica me quita la cinta de mi boca sin piedad que me haya dolido. - ¡Eres un monstruo! ¡Cómo pudiste matarlos! ¡Solo eran unos niños! - Entre lágrimas le reclamaba. La joven empezó a reírse, miró su katana y luego a mí.

-Crees que hice esto? Pfft… Eso no te incumbe lo que les hice a esos niños. - Su tono de voz cambió al instante. - Sé que me buscabas… dime me buscabas o buscabas esto? - Mostró su joya, su piedra era color rojo y la otra mitad verde. Es como si la oscuridad la está consumiendo, necesito salir de aquí para poder informarle a Nadia, - Déjame hacer un trato contigo… Será un trato limpio.

-Cuál sería? - Preguntó irritada.

-Quiero deshacerme de las mafias que están a posición del Ojo… - Respondió, me sorprendió al escuchar lo que dijo. - Esas mafias están buscando algo que no sería bueno para que el ojo lo tenga. El trato sería así… serás secuestrada, pero si cooperas con lo que yo pida te liberaré junto con los niños. Pero, si no cumples con lo que te pide… entonces acabaré con ellos. - Sonrío levemente. - ¿Trato? - Preguntó.

-Eres una maldita… - Se acercó repentinamente y me sujetó de mi mandíbula. 

 - No seré esclava de nadie… - Susurré.

-Eres perfecta para ser mi esclava… Quieres volver a ver a… Esa mujer? - Evitó mencionar el nombre de su hermana. - Será mejor que no intentes retarme, no sabes que soy capaz de hacerte… - Miré a esta chica en silencio. - Entonces es un trato? - Preguntó de nuevo.

-Mientras no les hagas nada a los niños… haré el trato. - Respondí, ella sonrió, de inmediato dejó un bisturí en su escritorio.

-Trata de liberarte pitufina. - Se retiró de la oficina. De inmediato me acerqué hacia el escritorio, tomé el bisturí para liberarme. Corté el soga que estaba en mis manos y cuello. Corrí hacia la puerta, pero estaba cerrada con llave.

-Mierda! Le puso seguro a la puerta… - Murmuré. - ¿Ahora que hago? - Miré la oficina, había demasiadas cajas y papeles. Quizás encuentre una pista sobre el ojo. - En una carpeta había información sobre mafias. De inmediato abrí la carpeta y miré un dibujo. Eran dos ojos con X y una sonrisa en todas las hojas. - ¡Maldita!

 

 




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