Tori y Juna estaban meditando en el centro del dojo mientras ella intercambiaba miradas con Thirin, habían perdido a Vatse y Chup después del almuerzo. Alara no sabía cómo empezar la conversación, pero no iba a rendirse. Mirabella estaba leyendo un hermoso papiro de antaño, estaba escrito en un viejo idioma del centro de la galaxia.
“Ahora entiendo un poco esto, Alara…” Dijo de la nada Mirabella. “¿Crees que es el Shin de antes?”
“No sé cómo decir esto, pero… Shin se está queriendo librar de mí solo para suicidarse.” Dijo apenada Alara. “Está lleno de remordimiento y dolor…”
Thirin empezó a decir algo, pero se tragó sus palabras.
“Es fácil destilar odio, jedi.” Dijo pensante Mirabella. “Entiendo, Alara… Yo también siento que podríamos haber hecho algo más por él.”
“Shin quiere explorar nuestras visiones, Thirin. Está siguiendo el camino de Revan, buscando la oscuridad que va a consumir la galaxia…”
“Solo está buscando una manera de redimirse, Alara.” Dijo con seriedad el jedi.
“Es exactamente lo que haría cualquiera en su situación…” Dijo pensante Mirabella. “¿Alguna vez les conté como entré al SIS?” Preguntó al aire. “Yo solía ser una de las asesinas del Imperio, me criaron para ello… Mi jefe me detuvo y en lugar de… matarme, me dio una oportunidad, por eso me dedico a proteger la República.”
Alara se acercó a apretar sus manos.
“Gracias por contarnos eso, Mirabella…” Dijo pensante la jedi.
“No es nada, ya fue hace años… Estaba en una institución bastante oscura dentro de una secta sith. Allí entrenaban niñas como yo para trabajar en la República…” Agregó pensante. “Por eso entiendo la situación… Yo me enamoré de los ideales de la República, por más… esquivos que sean. Luego me enamoré de él, ya que nunca dudaba en proteger a la República o a sus amigos.”
“Mató a todos nuestros…” Dijo al aire Thirin.
“¿Crees que no lo sabe? ¿No escuchaste su grito cuando estaba peleando la Emperatriz? Me confesaste que te despertó…” Dijo ofuscada Alara. “Él sabe todo eso…”
“No sé, Alara…” Dijo pensante Thirin. “Es fácil matar a todos y luego arrepentirte.”
“No es fácil, Thirin. Shin podría seguir su sendero de sith…” Dijo pensante Alara. “Me dijo que su idea era convertirse en el Emperador cuando se enteró de que todo lo que hacían era una farsa para fortalecer la imagen y la milicia del Imperio, pero en lugar de seguir con eso simplemente… volvió a mí.”
Mirabella apretó sus manos con cariño.
“Sigo sin entenderte, Alara. No deberías tener esos sentimientos, te están corriendo de tu camino.” Dijo pensante Thirin. “Pero como escuché de Vatse, eso habla más de mí que de ti.” Agregó mientras cruzaba sus brazos detrás de su cabeza.
“¿Cómo pasó, Alara?” Preguntó con curiosidad Mirabella.
“Llegué en la nave… Mi corazón era un desastre. Estaba triste, tenía miedo y quería marcharme de aquí en el momento que terminara de hablar con él. Me lo encontré sonriendo y se me acercó para decirme sin mucho reparo que me amaba con cada molécula de su cuerpo…” Dijo apenada Alara. “Yo…”
“¿Qué hiciste?” Preguntó la espía.
“Yo me sentía igual que él…” Dijo pensante Alara. “Eso cambió todo lo que pensaba, luego hablamos por días. Shin está roto, Thirin. Yo lo noto porque…”
“Porque eres su novia.” Dijo jocosa Mirabella. “Que envidia…”
“¿Por qué estás de buen humor ahora?” Preguntó divertida Alara.
“No sé, creo que ahora entiendo un poco. Tú solo quieres salvarlo… recuperar a tu viejo padawan. Creo que Shin simplemente está volviendo a… nacer por así decirlo. Yo me sentí igual cuando mi jefe me ofreció mi trabajo. Todavía siento que no me merezco esto…” Agregó mirando a Alara. “Tengo amigas, tengo un hogar para volver…”
“Yo… no sé si voy a recuperar a mi padawan, pero creo que encontré lo que me faltaba…” Dijo apenada Alara. “Lo siento, Thirin…”
“No te disculpes, Alara…” Dijo pensante el jedi. “Siempre envidié esa seguridad que tiene para hablar…”
“Shin dice que tiene la sabiduría del estúpido…” Dijo sonriente Alara. “Ya que cometió todos los errores posibles…”
“Eso suena a él…” Dijo divertida Mirabella. “Vas a tener que hablar con tus padawans…”
“Hace rato que me siento una hipócrita… He amado a Shin desde que lo conozco, Syo me dijo que no había nada de malo, pero…”
“Por algo tenemos reglas, Alara. Hay que confiar en…” Dijo al aire Thirin, pero se detuvo de pronto. “Supongo que a esto se refería Vatse…”
“Yo no puedo decir que lo que siento es malo o que me está llevando al lado oscuro.” Dijo pensante Alara. “Todo lo contrario, he aprendido mucho de él y siento que… estoy más conectada a la Fuerza que antes.”
“No puedo seguirte ahí, Alara…” Dijo pensante Thirin. “Pero siempre has seguido el camino, correcto…”
“No entiendo mucho sobre ustedes, pero parece que su problema con el amor es cuando interfiere con el trabajo. Las parejas en el SIS suelen separarse para no comprometerse…” Dijo pensante Mirabella. “A veces no funciona, pero…”
Alara estaba extrañando a su novio.
“Yo no puedo separarme de él…” Dijo apenada Alara. “Me gusta tenerlo cerca y siempre hace mis días divertidos. Además, no sé… siento que hace todo con amor.”
“Shin siempre ha sido intenso, Alara.” Dijo pensante Mirabella.
Tori y Juna se acercaron a mirar de cerca el mismo papiro que había estado mirando Mirabella.
“Es mi turno de meditar, no te vayas a ningún lado, Alara.” Dijo pensante Thirin.
“Maestra, es fácil meditar aquí…” Dijo pensante Tori. “Ese papiro es bonito.”
“Shin me dijo que es de nuestros ancestros… Es el código de los Je'daii. Me lo tradujo con una extraña sensación, a ellos les gustaba más el balance que a nosotros. Creo que los Grises se inspiraron en ellos.”
“¿Sabes algo sobre ellos?” Preguntó al aire Juna.
“No mucho, Shin me va explicando de a poco, dice que no quiere convertirme…” Dijo sonriente Alara.
“¿Estás enamorada de Shin?” Preguntó de la nada Juna.
“Sí…” Dijo sonriente Alara. “Desde hace mucho tiempo…”
“Tu… novio te está haciendo feliz, maestra.” Dijo pensante Tori. “No creo que haya nada de malo en eso.”
“Siempre me ha faltado, Tori. Desde el día que lo perdimos me ha faltado un pedazo de mí…” Dijo pensante Alara.
“Ten cuidado con la tentación del lado oscuro, maestra.” Dijo ofuscada Juna. “Yo creo que entiendo un poco sobre el código, sobre la supuesta paz que debemos encontrar. Este amor que sientes puede llevarte a la ruina.”
Mirabella la miraba con curiosidad.
“Es parte de la vida, Juna.” Dijo sin cuidado. “Supongo que tienen muchos ejemplos de jedis que han caído en desgracia por amar a alguien… Hasta yo he escuchado las historias.”
“Hay varias…” Dijo pensante Alara. “Lo siento, Juna, no puedo cambiar lo que siento.”
“Yo estoy celosa más que nada… ¿Por qué siento que todas esas mujeres quieren un pedazo de él?” Preguntó al aire la espía.
“Por lo que me Shin me ha dicho… eran sus amantes.” Dijo avergonzada Alara. “Los siths usan su lujuria para pelear también…”
“¿De verdad?” Preguntó sorprendida Mirabella. “¿Estás bien con ello?”
“Sí, creo que solo ha sido eso, lujuria…” Dijo pensante Alara. “Siempre siento su amor cuando me toca…” Agregó mirando a Juna.
“Supongo que su fama de casanova era cierta…” Dijo divertida Mirabella.
“No lo sé, no me he atrevido a preguntarle. Nunca se guarda nada…” Dijo apenada Alara. “¿Estás bien?” Preguntó mirando a su padawan.
“Estoy intentando no juzgarte, maestra. Todos estos años escuchando sobre esto y aquí está mi maestra, enamorada de un sith…” Dijo al aire Juna. “Supongo que ahí está la hipocresía que tu… novio estaba nombrando.”
“Eso que escuché de mis maestros me parece extraño…” Dijo pensante Alara. “No veo a Kysho en pareja o…”
“Alara, no todo es tan formal como crees…” Dijo pensante Mirabella. “Tal vez haya sido una sola vez…”
“Todo esto es nuevo para mí… Todavía me cuesta esto de tener… intimidad.” Dijo apenada Alara. “Él tiene mucha más experiencia que yo y está intentando de que yo disfrute de todo a mi velocidad.”
“Ya te había dicho que te amaba, Alara. No significa que Kysho amara al padre de sus hijas… O tal vez sintió la necesidad de tener descendencia. Todo esto es mucho más biológico de lo que usualmente te hacen creer. Tus hijos van a ser hermosos.” Dijo con malicia Mirabella.
Alara se sonrojó al instante.
“Todavía no…” Dijo avergonzada para que Mirabella se ría en su cara.
“Nada, nada…” Dijo divertida la espía. “Solo me estoy divirtiendo, usualmente no tengo la oportunidad de hablar así contigo.”
“Esto es extraño…” Dijo confundida Juna.
“Es la vida de tu maestra, Juna. No tienes que hacer nada, es tu decisión si quieres ser parte de ella.” Dijo pensante la espía.
“Maestra… ¿Qué haremos nosotras?” Preguntó con curiosidad Tori.
“Lo que tú quieras, Tori… Este es mi camino. Si me aceptas me encantaría seguir siendo tu maestra.” Respondió sonriente Alara. “Lo mismo va para ti, Juna.”
“Siempre serás mi maestra…” Dijo sonriente Tori.
“Yo me siento igual, pero no me pidas que quiera a ese sith.” Dijo al aire Juna.
“No tienes que quererlo, Juna.” Dijo pensante Alara. “Solo tienes que aceptar que es parte de mi vida.”
“La maestra jedi con su novio…” Dijo al aire Mirabella. “Esa historia no me la va a creer nadie, Alara…”
“¿Quieren entrenar un rato? Estuve aprendiendo Soresu con Shin, es todo un experto…” Dijo sonriente Alara.
La maestra quería la aprobación de sus amigos, pero ya estaba extrañando a su novio.