Actualmente, las redes sociales son una excelente herramienta para conocer a nuestra cultura. Como es natural, son un reflejo de la vida, las experiencias, las opiniones, los valores, los intereses; aunque, muchas veces, no se pueden apreciar directamente. Siempre hemos utilizado distintos medios para expresar nuestro pensamiento de forma velada, uno de ellos es el humor. En Facebook, especialmente, se hace uso de los llamados “memes”: imágenes con frases regularmente cortas que hacen mofa de algo.
Es ahí, en Facebook, por medio de los memes, donde se usa el concepto de “madres luchonas”. Suele llamársele madre luchona a la madre soltera que se muestra orgullosa de su situación en su perfil. Son varias las justificaciones para burlarse de estas mujeres, todas, supuestamente, tienen como fondo la preocupación por los niños que las “sufren”; sin embargo, si analizamos un poco lo que se dice, es fácil darse cuenta de que se trata de un término machista e, incluso, clasista.
De acuerdo a lo que se dice en internet, podríamos definir a la mamá luchona como aquella que tuvo un embarazo no deseado, es promiscua (por usar una palabra “políticamente correcta”), tonta, irresponsable porque se va de fiesta, cree que sus hijos son “bendiciones” y presume de todo esto abiertamente. Así descrita, parece que sí hay motivos para que reciba cierto “escarnio” social, pero falta ver qué se oculta detrás de todo esto.
Lo primero que tenemos que pensar es que un embarazo no es solamente cosa de la madre, para hacer un bebé hace falta que intervengan una mujer y un hombre, ¿por qué, entonces, se responsabiliza únicamente a la mamá? Hasta ahora no conozco ni una forma despectiva para nombrar a aquellos hombres que no están cumpliendo con su rol de padre, ¿por qué si estas mujeres sí están cumpliendo con su rol de madre reciben burlas?
Ahora, eso de que sea promiscua (en realidad dicen puta) habla tanto de que la sexualidad les está negada a las mujeres, como de que se tienen muchos prejuicios sin sentido. Es decir, una vez más se le reclama a la mujer por ejercer su libertad sexual, mientras a los hombres no se les recrimina el ejercer la suya; por otro lado, no hay manera de asegurar que la ocasión en la que se dio el embarazo haya sido una de tantas y no la primera, quizá de hecho la única.
También el hecho de llamarle tonta resulta machista, pues lo usan para responsabilizar a la mujer por cosas que, en gran medida, están fuera de su control. Dicen que es tonta por haber quedado embarazada, pero en nuestro país la educación sexual no es para nada buena: se limita a fomentar la abstinencia (de las mujeres, claro) y a reafirmar el tabú sobre el tema. Podríamos pensar que una opción es abortar, sin embargo, esto es legal hace muy poco tiempo y es muy difícil acceder a dicho procedimiento médico, a esto hay que agregarle que si tomara dicho camino de todos modos la juzgarían por “no respetar una vida” o por “no hacerse responsable”, etc. El chiste, pues, es que sea la mujer quien tenga la culpa.
Esto se ve, igualmente, cuando la tildan de tonta por seguir buscando al mismo tipo de hombre, ya que el ideal romántico y los roles de género son creaciones patriarcales inculcadas desde que somos pequeños; además, no se habla del mal comportamiento de los hombres, sino de que las mujeres los eligen así.
La idea de que sea irresponsable por salir y dejar a sus hijos encargados con otra persona hace alusión a que la mujer debe ser una madre y nada más. ¿Le echan en cara al hombre el que se haya ido y que esté de fiesta?, la respuesta es no. En nuestra sociedad, que es machista, el rol de madre se le impone a la mujer y, no solamente debe ser madre, ha de ser una madre abnegada; en cambio, el hombre puede no ser padre sin consecuencias, aunque haya engendrado a otro ser humano, y, definitivamente, no se le exige que sea un padre abnegado.
Habría que preguntarse qué hay de malo en sentir a sus hijos como bendiciones, como yo lo veo, en realidad demuestra el amor que les tienen, lo cual, hasta donde sé, no es algo negativo. Es aquí, en parte, donde se puede decir que el clasismo comienza a notarse. De un tiempo para acá, en el imaginario colectivo, se hace una asociación entre las personas “incultas” o de clase baja y las que son religiosas.
El clasismo se nota también cuando nos detenemos a ver quiénes son calificadas como mamás luchonas: suelen ser mujeres de clase baja, que dejan los estudios, son creyentes, escuchan banda y/o reguetón, etc. (todos estos son grupos segregados por prejuicios clasistas).
Por último, al menos en este ensayo pues las implicaciones son muchas, el que se les recrimine por estar orgullosas de su situación solo refuerza la connotación machista que tiene el “mamá luchona”. Les están diciendo que deben sentirse avergonzadas por su sexualidad, por no tener a un hombre, por ser algo más que madres y por ser de cierta clase; cuando, en realidad, tienen toda la razón al sentirse orgullosas: sí, cometieron errores, como todos nosotros, pero se están haciendo cargo de las consecuencias de sus actos y han seguido su vida con las herramientas que tienen; mientras el hombre, que debería estar siendo padre, sigue, probablemente, de fiesta y embarazando a otras mujeres.