Enfoque al Corazón

Tres

Jennifer soltó una sonora carcajada cuando su novio le susurró algo al oído en un gesto íntimo de pareja. Olivia los estaba observando desde la cocina mientras picaba la cebolla para preparar la ensalada que se iban a comer. Se había ofrecido a hacer la cena, ya que no soportaría estar cerca de Alex sabiendo quién era en realidad para ella.

—Si te duele tanto no deberías hacer esto. —La voz profunda y masculina de Caleb la obligó a mirar hacia su costado, el hombre estaba apoyado contra el mueble de la cocina, de brazos cruzados y con las mangas de la camisa arremangadas hasta los codos, dejando ver el color tostado de su piel y las venas que se le marcaban debajo.

—¿Disculpa?

Caleb tenía una sonrisa en el rostro que se ensanchó más cuando se ganó la atención de Olivia.

—Me refiero a la cebolla —explicó, apuntando hacia la joven, ella ni siquiera había notado las gruesas lágrimas que brotaban de sus ojos rojos e hinchados—. Déjame a mí, soy bueno en esto.

Con un empujón suave y con poca fuerza, Caleb apartó a Olivia de la zona y agarró el cuchillo para empezar a picar la cebolla. Ella a duras penas había conseguido picar la mitad de una antes de que se le irritaran los ojos, pero él manejaba el filo como un experto, haciendo cortes rápidos y precisos.

—¿Quién eres? ¿Acaso estuviste en Máster Chef y ganaste? —cuestionó con los ojos bien abiertos, genuinamente sorprendida.

Caleb se encontraba concentrado en su labor, sus ojos no se movieron de su objetivo, sin embargo, había escuchado la pregunta.

—No fui a la televisión, pero sí soy chef, a esto me dedico —respondió, echándose un trapo sobre el hombro para sacarlo de su camino y al mismo tiempo tenerlo cerca en caso de necesitarlo.

En un par de minutos ya había picado toda la cebolla y sus cortes no podían ser más que perfectos.

—Increíble, realmente sabes cómo hacer esto —comentó bastante maravillada Olivia, habría esperado cualquier cosa de un hombre como ese, que fuera modelo, actor o incluso hasta un streaper (ella no juzgaba), pero que fuera un cocinero profesional, eso ni en sus más locos sueños, es decir, no tenía la apariencia de un hombre que cocina, sino más bien la de un casanova.

—¿Te sorprende que un hombre cocine? —bromeó Caleb, cada vez que hablaba y sus labios se movían, era como una fantasía para los ojos de una chica como Olivia.

Ella, sabiendo de sobra que se estaba dejando encandilar demasiado fácil por los encantos de ese sujeto, desvió la mirada e hizo una mueca.

—No, hoy en día no es raro —respondió—. Lo que me sorprende es que no llores con la cebolla, yo no la soporto. —Su ceño se frunció ligeramente y el puente de la nariz se le arrugó en un gesto de fastidio—. Y bueno, el que seas chef explica esos cortes en pluma tan bonitos.

Caleb se limpió las manos con el trapo que se había puesto sobre los hombros y luego lo dejó en la encimera.

—Dicen que la gente que no llora al cortar cebolla nunca sufrirá por amor.

—Esos dichos siempre terminan siendo tonterías —dijo Olivia—. La gente tarde o temprano siempre sufre por amor. Claro, a menos que no te enamores.

—Exacto. —Caleb se encogió de hombros y sonrió de forma enigmática, algo que Olivia no alcanzó a comprender del todo.

Después de terminar de preparar la cena, que resultó ser pasta a la crema y ensalada de cebolla con tomate (todo cortesía de la mano experta de Caleb), los cuatro estaban comiendo tranquilamente, sentados a la mesa.

—¿No creen que ya es algo tarde? Tal vez deberían irse apenas acabe la cena —dijo Olivia, mirando a Alex, el cual estaba sentado justo frente a ella, al lado de Jennifer.

Alex iba a responder, pero Jennifer se adelantó.

—¿Qué te pasa, Oli? Los invité para que se conozcan y tú quieres que se vayan, además, mi novio no es un extraño en mi departamento.

Como respuesta, Olivia simplemente frunció los labios y luego siguió comiendo, mientras que Alex reía nerviosamente.

—Y dime, Olivia… ¿a qué te dedicas? —preguntó.

«Como si no lo supieras», pensó Olivia, estaba realmente enojada, era cierto que fue ella quien fingió primero que no se conocían, pero parecía que a Alex le resultaba muy fácil el trabajo.

¿Realmente iba a permitir que engañara a su hermana de ese modo?

—Soy fotógrafa —dijo, atiborrándose la boca de pasta un segundo después, pensó que si se atragantaba y moría tal vez no tendría que dar ninguna explicación sobre esta embarazosa situación.

—Es fotógrafa de bodas, ¿no es genial? Incluso nos hará el favor en nuestra boda —comentó Jennifer, por supuesto, ella siempre había sido tan dispersa (tonta) que no era capaz de notar la tensión en el ambiente.

Alex carraspeó la garganta.

—Ah, eso es increíble.

—Ya lo creo. —Olivia tragó otro poco de pasta y luego rio de forma sarcástica.

Sentado a su lado, Caleb simplemente parecía divertido con la situación, aunque no estaba seguro de lo que estaba ocurriendo, sí sabía una cosa: esos dos actuaban horriblemente mal el no conocerse.



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En el texto hay: comedia, romance, chick lit

Editado: 21.06.2025

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