Enfoque al Corazón

Cuatro

Ver practicar a los novios era, sin duda, mucho mejor que tener que practicar ella misma, aunque Olivia no podía evitar preguntarse si acaso esa sería ella de no haber rechazado la propuesta de matrimonio de Alex anteriormente.

Y había que ver que la vida era cabrona: de todas las mujeres que pudo conocer después de ella, tenía que ser precisamente su hermana.

—Caleb, ¿cómo has estado? —Escuchó la voz melosa de Darcy, que normalmente era más aguda que dulce.

Caleb estaba apoyado contra la pared, de brazos cruzados, mientras observaba a su mejor amigo y a su novia tratando de seguir las indicaciones del corógrafo, aunque había que admitir que Alex parecía tener dos pies izquierdos.

—Bien, aunque bastante ocupado, ¿y tú? —respondió Caleb, aunque ni siquiera miró a Darcy cuando le contestó.

Olivia estaba sosteniendo su cámara de vídeo, grabando el ensayo de su hermana, pues Jennifer le había dicho que ver sus grabaciones le ayudaría a practicar mejor. Se suponía que debía concentrarse en eso, pero sus oídos estaban muy atentos a la conversación del padrino y la otra dama de honor.

—Excelente, como puedes ver —dijo Darcy, serpenteando las manos encima de su cuerpo como si delineara su figura.

Darcy no era nada fea, era la típica rubia sexy, alta y con los ojos tan afilados como los de un gato, además de tener una delantera demasiado prominente y llamativa, aunque Olivia pensaba que se había hecho cirugía: esas montañas no podían ser naturales.

—Me alegra. —Caleb finalmente volteó a ver a Darcy y sonrió amablemente—. Imagino que tienes mucho que hacer como dama de honor, ¿no?

—Oh, no tanto, no soy la única.

Las otras dos damas de honor, cuyos nombres Olivia había olvidado, estaban en otro rincón de la sala de prácticas, charlando entre ellas. Parecía que cada que abrían la boca estaban mirando a Caleb y Darcy, tal vez preguntándose si acaso su amiga conseguiría su objetivo de seducir al apuesto padrino.

—Por cierto, Caleb, ¿qué harás el fin de semana? —Darcy se pegó un poco al brazo derecho de Caleb, no estaba disimulando ni un poco su intento de coqueteo.

Olivia los miró de reojo, a decir verdad, ella jamás se atrevería a hacer algo así, le daba vergüenza de sólo imaginarse actuando de ese modo.

—Nada realmente, no tengo trabajo que hacer.

—¡Entonces deberías venir a mi fiesta de piscina!

Caleb la miró nuevamente, dibujando una encantadora sonrisa en sus labios, antes de responder:

—Claro, ¿por qué no?

«Increíble, así de fácil lo logró —pensó Olivia—. No cabe duda de que las chicas como ella son irresistibles para los hombres, todos iguales»

—¿Tú qué dices, señorita Olivia? —La voz de Caleb la sacó de sus pensamientos, haciendo que ella lo mirara mientras parpadeaba confundida—. Imagino que tendrás el fin de semana libre también, ¿te nos unes? Por supuesto, tu hermana y mi amigo también deben ir, sería bueno que se desestresen un momento.

La cara de Darcy era todo un poema, tenía la boca tan abierta que era probable que se tragara el puño completo.

—Ah, yo…

—¡Por supuesto que vamos! —exclamó Jennifer, acercándose a ellos. Olivia no se había dado cuenta cuándo terminaron de practicar.

—¿A dónde dices que vamos? —Alex venía agotado, tenía el flequillo rubio pegado a la frente y la respiración agitada, era obvio que no se le daban mucho los deportes y Olivia lo sabía, desde que estaban en la universidad él era malo en eso.

Darcy hizo una mueca de disgusto.

—A mi casa, daré una fiesta el sábado —dijo, se suponía que quería invitar sólo a Caleb, no que todos estuvieran ahí, pero eso no importaba, lo tendría en su casa, a fin de cuentas.

—No me habías dicho nada, ¿no querías que fuera? —bromeó Jennifer, pero Darcy sólo se rio y rápidamente explicó que pensaba hacerlo después.

Pero para Olivia era bastante evidente que eso no estaba en sus planes.

«Algo no me daba buena espina de ella», pensó, entrecerrando os ojos.

De repente sintió escalofríos y rápidamente volteó hacia un costado: la mirada intensa de Caleb estaba sobre su persona, él no decía nada, ni siquiera se inmutó cuando ella lo descubrió, lo cual terminó por hacer que Olivia se sonrojara.

¿Pero qué le pasaba a ese sujeto? Tal vez realmente se acordaba de ella y lo de la fiesta de su hermana y planeaba una venganza trascendental.

Entre preparativos de adornos, comida y más ensayos que sólo reforzaban la idea de Olivia de que había nacido con dos pies izquierdos, el sábado había llegado más rápido de lo que pensó. La casa de Darcy era enorme, si antes se notaba que ella era la típica niña rica cuyos padres le han dado todo en la vida, ahora no cabía ninguna duda.

Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando llegaron, pero parecía que los invitados estaban ahí desde el día anterior, porque muchos estaban completamente ebrios y se movían por el lugar como si lo conocieran de toda la vida.

—¡Amiga! —Darcy corrió a abrazar a Jenny, saludándola del modo más efusivo que se le pudo ocurrir. Al separarse, miró a Olivia—. Ah, hola, tú.



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En el texto hay: comedia, romance, chick lit

Editado: 21.06.2025

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