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Me giro para encararlo, provocando que suelte mí brazo, mucho mejor.
Y es ahí cuando lo veo. Matthew Hall está frente a mí, mirándome con una pequeña sonrisa, sin pensarlo demasiado, le sonrio de igual manera. Evitando mostrarme afectada por él. No quiero que me vea débil.
¿Por qué sonrió así? Apenas lo conozco y me encuentro sonriéndole como si nos conociéramos desde que llegue aquí, de lo que van casi cinco años.
—Gran baile armaste en la mañana, por cierto, bailas muy bien. Parece que eres una chica mala por naturaleza.
La vergüenza mi recorre el cuerpo al escuchar la primera oración. Aunque no se lo demuestro, lo siento. Nunca me sonrojo. Me estremezco al escuchar lo último que salió de su boca. Soy mala por naturaleza.
— No soy una chica mala, solo soy impulsiva y quiero aprovechar cada segundo con mi mejor amiga. — Mi voz suena tan baja y débil, tanto así que me estoy avergonzando de mí misma, ¡genial! ahora soy una completa vergüenza.
— Me preguntaba ¿Qué vas a hacer hoy? — dice directamente, siento mis rodillas fallar, pero me mantengo en pie, esa pregunta para mí solo puede significar una cosa, una cita, ¿Qué más? ¿Acaso quiere que lo acompañe a comprar pomadas para las verrugas?
Mi loba no lo reconoce como algo, así que dudo que sea mi mate, pero algo, una pequeña parte de mí, no le puede ser indiferente.
Alguien dígame de una vez que deje de ser ridícula de quinta y cursi de primera.
Analizando los hechos, me está pidiendo muy claramente una cita. Y así es como la mayoría de relaciones comienza y... ¡No seas ridícula! Estar así, frente a él, precisamente él, no me deja pensar con claridad.
— Suerte para la próxima, ya tengo planes para hoy. — respondo, ríe en un tono ronco, no sé cómo tomar ese gesto. Me es imposible no intentar alejar los pensamientos que se arremolinan en mi cabeza, quiero golpearme con fuerza en la cara hasta obligarme a pensar bien.
— La suerte ira para ti, bonita, tenía planes de invitarte a salir hoy, pero viendo que tú ya tienes planes, ¿Qué te parece mañana? — propone, asiento con la cabeza, divisando a mi amiga caminando hacía la cafetería.
—Claro que sí. — acepto después de unos segundos, no voy a negar que tengo curiosidad hacía su persona, tiene algo distinto y extraño que me llama a gritos, algo que nunca había sentido a pesar de ya saber de su existencia.
— ¿Paso por ti a las ocho? — su cuestionamiento parece más una afirmación que pregunta, sin embargo, asiento.
— A las ocho. No demores. — le digo, asiente con la cabeza, doy por terminada la conversación.
— Te veo mañana. —dice con una sonrisa, a ser sincera, tiene una sonrisa bonita. ¿Este chico nunca deja de sonreír?
— Hasta mañana. —respondo y le sonrió de vuelta sin poder evitarlo, me doy un golpe mental.
Se da la vuelta para irse y lo miro marcharse hasta que desaparece de mi campo de visión. Hago lo mismo que él y me marcho de ese lugar, dirigiéndose hacia el jardín.
¿Qué demonios? Me tambaleo durante unos segundos mientras el dolor desaparece. Mi cabeza palpita durante largos segundos, dejándome aturdida cuando este desaparece. Nunca me duele la cabeza. Nunca.
Esto extraño.
Me duele cuando me golpeó o golpean, pero desaparece en pocos segundos, y no me dolía superficialmente, era más bien un dolor interno, era desde dentro, como si...
Creo que lo mejor es dejarlo pasar, al menos por esta vez. Tal vez no signifique nada y solo lo estoy exagerando.
Al llegar me dejo caer al suelo, acomodando mi espalda junto al frondoso árbol, conectándose con la tierra sin querer. Miles de emociones me recorren por completo, abrumándome. Corto la conexión rápidamente. El árbol deja de bailar al son del viento. Me pongo mis audífonos, distrayéndome de lo que ocurre a mi exterior.
La tierra es un elemento complejo y es bastante entretenido pasar horas sintiendo lo que la gente siente. Porque todo está conectado a la tierra e indirectamente tengo el poder de controlar y leer sentimientos.
Pero eso no es tan sencillo de lograr, necesite años de practica para lograrlo medianamente bien, aun se me dificulta centrarme en una persona y por ello siento y escucho todo al momento de intentarlo.
Sin esperarlo mi mente comienza a jugar en mi contra, yo me sentía feliz o tranquila al saber que solo tendría un compañero de vida y así no tendría que matar una parte de otra persona y una parte de mi en él proceso. Porque eso pasa cuando rechazas a tu compañero. Matas una parte importante de él y una parte importante de ti.
Soy una adulta en ambos mundos. Con más de cien años aún sigo viviendo con mis padres. En el mundo humano podría tener unos treinta años, seguiría en la universidad, no trabajaría y seguiría siendo mantenida. Pero en mi mundo es visto constantemente que los hijos continúen con sus padres más o menos hasta los doscientos años. Hay algunas personas que se van siendo aún muy jóvenes.
Cambiando el tema de mis penosos pensamientos, continúo divagando en el mundo de compañeros. Siendo sincera, siempre imagine y espere un alma poderosa y fuerte. Tal vez un guerrero o un simple vampiro. Al menos un lobo. Pero no. Es un humano. Mi alma es un humano que no deja de sonreír. La diosa Luna no te da lo que quiere, ella te da lo que necesitas.
Me gusta vivir mi vida al máximo, aun cuando la mía es increíblemente larga, me gusta disfrutar cada segundo al lado de las personas a las que quiero, porque, cuando la vida se lleva a alguien que quieres, te lamentas y tormentas por no haber disfrutado cada momento y haber vivido más cosas con esa persona.
Y eso es lo más triste que he podido experimentar, como ser inmortal he perdido a tantas personas que ame.
Mi mejor amiga aparece en mi campo de visión a unos cuantos metros de mí, camina hacia donde estoy para después sentarse a mi lado, siendo una buena amiga me quita los audífonos de las orejas, más bien me los arranca, pero que puedo decir.
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Editado: 21.05.2023