Engaños y Mentiras

|C a p i t u l o 8|

|Capitulo 8|

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ADALIA

Abro los ojos por la luz del sol, es molesta, me incorporo en la cama y comienzo a desvestirme para poder tomar una ducha. Después de haberme bañado, me envuelvo en una toalla, por culpa de mis pies están descalzos, al intentar caminar hasta el lavamanos termino tirada en el suelo.

— Mierda y más mierda. — maldigo levantándome y tomando mi cepillo dental, pongo pasta en este y me empiezo a lavar los dientes, ignorando el pequeño dolor en mi costado derecho.

Voy a mi armario a buscar algo ropa que sea de mi agrado, al final me decido por una blusa negra de tirantes, una chaqueta de cuero negro, un pantalón de mezclilla y unos botines de tacón.

Me empiezo a vestir y una vez que termino, voy a desayunar, bajando los escalones con toda la pereza del mundo, como si cada paso fuera más pesado que el anterior.

Al llegar a la cocina, lo primero que veo es un plato de crepas con mermelada y un vaso lleno del líquido carmesí que tanto me gusta con una nota pegada a él.

Hubo una emergencia en el hospital y tuve que ir, no estaré en casa durante todo el día, dejé comida y sangre en la nevera.
No se te valla a olvidar tomar sangre no quiero que vuelva a pasar lo mismo de ayer, intenta patearle el trasero a la bruja.

Te quiero hija.

Dejo la nota en la mesa y comienzo a comer. Mi madre muchas veces tiene compromisos al igual que mi padre. Suelen tener bastante trabajo y no solo trabajo humano, a veces una que otra misión en algún reino sobrenatural.

Una vez que termino, subo a mi habitación por mi mochila y las llaves de mi auto, la encuentro en el piso y las llaves en la mesa de noche.

Bajo las escaleras cuando empiezan a tocar la puerta, camino hasta ella, la abro y me encuentro con Karen.

— Hola chica ¿Estas mejor? — le pregunto cerrando la puerta tras de mí.

— ¿No es obvio? Me siento mucho mejor y gracias a dios puedo volver a respirar con normalidad, extrañaba tanto respirar bien.

Abro el auto y me meto en la parte del piloto y Karen en la del copiloto, me empezó a contar que se encontró con el chico de la playa y tendrán una cita, lo cual me toma por sorpresa, pensaba que habían dejado de hablar.

— ¿Y cómo se llama el chico? — Le pregunto, la curiosidad siempre me gana con respecto a sus citas, al menos después de Carlos, su exnovio, odio que le rompan el corazón y el no solo lo rompió, la dejo destrozada.

—Se llama Kendal Black, es un galán, tiene esa mirada que pareciera ver dentro de ti, es inexplicable. —comenta, soltando un suspiro.

— El chico lobo... — susurro. Me mira extrañada y enseguida logro procesar lo que ocurre, poniéndome inquieta.

En resumen, los Black pertenecen a una manada de lobos que odian a mis abuelos, o al menos las generaciones anteriores. Porqué hubo una guerra entre el clan de mi familia y otro clan que por tener un nombre demasiado extraño lo olvido.

Mi abuela y mi abuelo tenía amigos lobos que los ayudaron, muchos lobos perdieron la vida ese día, entre ellos el hijo menor de las alfas.

Para crear un "tratado" de paz los lobos querían que cuando mis abuelos tuvieran una hija se casaría con el hijo del Alpha de la manada, quien era un cachorro en ese tiempo.

Cuando paso el tiempo vinieron los lobos para llevársela, pero mi familia no los dejo y mi mamá se dio cuenta de que su alma era un lobo desterrado de la manada Black el cual es mi padre, pero ahora quieren que yo me case con el hijo del Alfa, pero eso no pasará estoy segura.

Además de que he estado entrando a su territorio sin permiso, estoy rompiendo el tratado de paz, además de que olvide por completo la historia de los Black y los Baxtter, comportándome como una extraña en ese tema.

— ¡Adalia! ¡No me jodas y reacciona! — Parpadeo un par de veces antes de recomponerme y mirar a mi alrededor, desconcertada.

Ese grito me hace salir de mis pensamientos y girarme a ver parla después mirar al frente, estoy atravesada en el camino de otro conductor, muevo el volante bruscamente, volviendo a mi carril.

— ¿Qué pasa?

— ¿Que qué pasa? ¡Pasa que pasamos el estacionamiento desde hace buen rato y casi chocas! — me empieza a gritar, para después reír de forma histérica. — ¿Sabes que morir no sale gratis?

— Tranquila ya voy de regreso no te preocupes, pero mira estamos bien no chocamos. — intento tranquilizarla.

— ¡Ten más cuidado! — me exige cuando logra calmarse un poco.

— Siégueme contando de tu cita. — le pido, intentando distraerme de mi repentina incomodidad.

—Pues estoy súper híper mega nerviosa, ¿Por qué no vas conmigo? Temo arruinar todo, él es el chico de la playa, ¿No te lo había dicho?

— Estarás bien, no me vas a necesitar Karen, eres increíble y te irá genial, no me necesitas ahí. — Estoy sorprendida ante su propuesta, ella no es de ponerse nerviosa ante algo, ella es más segura que nada.

— Por favor, ¿Sí? — No diablos no hagas esos ojos, lo hizo, sabe que los odio y hago hasta lo imposible para que quite esa cara de indigestión.

Me quedo pensando la propuesta de Karen no me párese buena idea considerando que es un Black, pero apenas le tomo importancia a su maldito apellido, es familiar del alfa y de eso estoy segura.

Pero Karen no sabe lo que soy, por lo que tendría que inventar una excusa y no quiero mentirle, solo espero que Matthew este ocupado.

— Solo falta preguntarle a Matthew. — cedo mirando el camino, sintiéndome la peor persona del mundo.

— Gracias Lía, eres la mejor amiga del mundo.

— Solo lo soy cuando te conviene.

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Estacionó mi auto cuando llegamos al estacionamiento de la Universidad. Karen y yo nos despedimos para tomar cada una nuestro camino, yo tengo que decirle a Matthew de la cita doble y creo que también Karen le va a decir sobre sus planea al chico lobo.




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