Engaños y Mentiras

|C a p í t u l o 10|

|Capitulo 10|

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Adalia.

Pase toda la mañana recogiendo, tengo demasiado desorden en mi cuarto y eso desespera a mi madre, me gusta recoger, pero solo en mis condiciones: Que no me apresuren, con música, a la hora que yo quiera, ¿A caso es mucho pedir?

Es más, o menos mediodía, estoy acostada en la sala con una revista en mis manos, mi cabeza cuelga hacía el piso y mis pies tocan la pared fría, definitivamente no es una postura cómoda para leer, pero si entretenida.

Comienzo a percibir un aroma a lobo desconocido, nunca antes sentí ese aroma, no que yo recuerde. Todas las manadas y lobos tienen un aroma distinto y así es más fácil reconocer aún a distancia.

Mis padres llegan corriendo aquí, se les nota preocupados, mi madre me jala de la mano con mucha fuerza, tanta que escucho mis huesos crujir y comienza a llevarme escaleras arriba a pesar de mis vanos intentos por librarme de su agarre, es más antigua y fuerte que yo.

¡Más respeto mujer! ¡Merezco respeto, al menos una pizca!

— Adalia, escúchame, el Alfa de los Black está afuera y creo que también está su hijo, ve a tu habitación y no salgas por nada del mundo, ¿Entendido?

Me limito a asentir antes de salir corriendo a mi habitación escuchando cómo abren la puerta, hago lo único que se me ocurre hacer en este momento tomo mi teléfono y le escribo a Matthew, siendo algo idiota de mi parte por preocuparle, pero es lo único cuerdo que pude pensar.

"Matthew, el Alfa de la manada Black está aquí con su hijo"

Marca como leído al minuto de enviarlo, mi teléfono vibra y leo su mensaje impaciente.

"Voy para allá"

No puedo dejar que venga, si viene los Black lo pueden usar en nuestra contra y eso no lo voy a permitir, en primer lugar, ¿Para qué le dije si sabía que se iba a preocupar? No lo sé, idiotez, tal vez.

"No Matt, te podrían usar en nuestra contra."

Otro mensaje me llega a los pocos segundos.

"Está bien, cual quien cosa me avisas ¿Bien?"

"Bien"

Agudizó mi oído para escuchar la conversación, ¿Qué? siempre es ideal mantenerse informada de la situación y no, no soy chismosa, solo soy informativa y comunicativa.

— Ella tiene que casarse con el si es que quieren paz. — demanda una voz desconocida que supongo y es del Alfa.

—Ella no se va a casar con él, ¿No lo entienden? Yo no me case contigo, Kenneth y mi hija no se casará con Kendall, tienen parejas destinadas, ¿Enserio piensas arruinar sus vidas así? ¿Tan poco quieres a tu hijo como para condenarlo a una eterna tortura? — repone mi madre, por eso quiero mucho a mi madre siempre me defiende de todo sin importar que.

Esperen un momento el chico lobo, Kendall. Dios, la vida me odia demasiado, el chico me caí demasiado bien siendo sincera.

— Mira Laura, mi padre fue fácil de vencer, pero yo no, mi hijo se va a casar con tu hija quieras o no, adoro a mi hijo y esto es lo mejor para él y para mi manada. — dice el Alpha el cual parece llamarse Kenneth.

«No idiota, ¿cómo crees? Se llama Pablito» dice mi subconsciente, burlándose de mí.

— No nos rendiremos tan fácil Kenneth, mi hija no se va a casar con Kendall, si tendremos que luchar lucharemos, pero ella no se casará. — escucho a mi padre. — Es demasiado joven como para estar preparada y tu demasiado viejo como para entenderlo. Ella no pasará por lo mismo otra vez.

— Tú no te metas Sebastián. — espeta Kenneth con un tono molesto, casi gruñéndole a mi padre,

— Vete de mi casa Kenneth y llévate a tu hijo de aquí. — ordena mi madre con tono cansado.

— Solo nos iremos cuando conozcamos a tu hija. — objeta Kenneth.

— Si no se van los sacaremos a patadas. — advierte mi madre y yo sé que no juega, con mi ex novio, lo saco de la oreja porque él no quería irse. En ese momento me moleste y ahora solo me rio.

Dejo de escuchar la conversación ya que me aburrí, él no dice más de lo que quiero saber, ¿Por qué no desiste? Prendo mi laptop, coloco mis audífonos y comienzo a tararear la suave melodía de mi canción favorita.

Escucho como alguien abre la ventana y me giro rápidamente, preparándome para defenderme y atacar en caso que sea necesario. Veo a un muchacho alto, tiene el cabello castaño oscuro y sus ojos son del mismo color, son demasiado profundos e hipnotizantes. Casi llegando al negro.

Kendall.

El chico lobo.

Una parte de mí se remueve en mi interior, no, por favor no. No podría. Sería demasiado para mí.

Es entonces, que siento una parte de mí despertar, me siento embriagada por su olor, y me siento tan alterada.

Dejo a un lado mi postura amenazante, desenredando los cables de mi cuerpo, planeaba derretirlos si algo ocurría. Antes de que ocurra algo más, me preparo para correrlo de manera civilizada.

— ¡Sal de mi cuarto, maldito extraño! — le gritó, entrando en pánico, el solo me da una sonrisa de lado y se dispone a acercarse a pasos lentos. Pareciendo divertido con toda la situación, cuando yo solo soy un manojo de nervios.

—Si tú ya me conoces, chica lobo. No puedes negarlo, vi como desaparecías dentro de la tierra y hasta te di consejos. — murmura, avanzando hacia mí, sus ojos se van poniendo dorados con cada paso. Permitiéndole ver su naturaleza animal. — No sé por qué no pude reconocerte en el bosque. Él aprestaba a ti, tenía tu olor impregnado en él.

Mi cuerpo responde ante su cercanía, mis ojos brillan en un intenso dorado, siento la necesidad de acercarme a él, de abrazarlo y no soltarlo, pero no puedo, no...

— ¡Te dije que salieras de mi maldito cuarto! — espetó con fuerza, al borde del colapso, siento que mis ojos cambian de color de nuevo, siendo uno rojo y otro dorado, mientras busco estabilizar mis sentimientos, pero el dorado gana.

Mi instinto animal me controla.




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